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Política

El deshielo de la relación con el PNV permite al PP empezar a salvar la cara en el Congreso

Algo está cambiando en la relación entre el PP y el PNV. Del alejamiento total con que iniciaron la legislatura se ha pasado a un clima de entendimiento que comienza a dar frutos palpables y hace pensar que pueda estar fraguándose sotto voce una entente parlamentaria entre el partido en el gobierno y el nacionalismo vasco. Alianza que sería determinante en el actual escenario de fragmentación y que evidenciaría la proverbial capacidad de los jeltzales para colocarse en el centro del tablero y ser decisivos allí donde consiguen un espacio. No en vano, este acercamiento a Mariano Rajoy en Madrid emerge a la vez que Íñigo Urkullu se hermana con los socialistas en Vitoria y que Geroa Bai -filial navarra del PNV- gobierna la región foral junto a EH Bildu, Podemos e IU.

Los cinco escaños del nacionalismo vasco son justo el trecho que les falta al PP y sus aliados de investidura -Ciudadanos y Coalición Canaria- para alcanzar la mitad de la Cámara baja. Si el bloque se consolida, cualquier propuesta que parta de él estará a un voto de salir adelante, mientras será imposible que el resto de partidos apruebe iniciativa alguna.

La semana que concluye ha dejado hasta cuatro indicios de esa alianza y del evidente deshielo que se ha producido en las relaciones PP-PNV. El más importante tuvo lugar en el pleno del martes, donde el Congreso tumbó por estrecho margen una proposición de ley para rebajar la edad de voto a los 16 años. Los diputados jeltzales y la de CC cambiaron la postura que habían mantenido en abril ante una iniciativa idéntica, se alinearon en el 'no' con populares y C’s y liberaron a Rajoy de un quebradero de cabeza. Enfrente, la izquierda y el independentismo defendían una reforma que hubiera supuesto ampliar un 2% el censo electoral. Tal y como ha podido saber Vozpópuli de fuentes parlamentarias, el grupo que encabeza Rafael Hernando se trabajó el viraje de Aitor Esteban y Ana Oramas, articulando una mayoría contra la proposición de ley de ERC.

El PNV comienza a entenderse con Rajoy al tiempo que se hermana con el PSE en Vitoria y gobierna Navarra a través de Geroa Bai junto a Podemos, Bildu e IU

Al día siguiente, miércoles, el PNV echó otros dos cables a los de Mariano Rajoy. En la Comisión de Economía, impidió que saliera adelante un dictamen desfavorable sobre el candidato del Gobierno para presidir la CNMV, Sebastián Albella. El órgano le dio su bendición por un estrecho margen (19 votos frente a 17) gracias a que el nacionalismo vasco, que hasta última hora mantuvo el suspense, se alineó con los intereses del Ejecutivo.

La resolución no era vinculante, pero hubiera supuesto un revés para Rajoy y un mal inicio para Albella, cuya designación fue pactada entre el Ministerio de Luis de Guindos y Ciudadanos. PSOE y Unidos Podemos expresaron claramente su oposición, asegurando que el elegido no cumple con la idoneidad e independencia necesarias porque ha trabajado para empresas cotizadas a las que ahora controlará.

Vía libre a Maza

A la vez que se producía ese debate, otra designación clave del Gobierno afrontaba su propio test parlamentario. José Manuel Maza, magistrado elegido para ocupar la Fiscalía General del Estado, exponía a la Comisión de Justicia sus planes y se sometía al juicio de los grupos. Se trata de un tramite preceptivo, dado que el Congreso no tiene la capacidad de vetar este nombramiento, pero PSOE, Unidos Podemos y los independentistas catalanes aprovecharon para apretar a Maza por su actividad al margen de la judicatura y le preguntaron por sus intenciones respecto a los temas más candentes con que le tocará lidiar. 

El desafío secesionista, la ley mordaza, la Ley de Memoria Histórica y hasta su perfil “conservador” salieron a relucir por los incisivos discursos de los grupos citados, contrarios al nombramiento. Maza eludió toda polémica, se acogió a su condición de recién llegado y trató de salir del paso esbozando intenciones genéricas. De entrar en cada uno de los temas expuestos, arguyó, habría que pedir un “cátering” para cenar y continuar con la sesión. No participó de ese interrogatorio el PNV, cuyo representante, Mikel Legarda, afirmó que no era el momento: “Me gusta más esperar a los hechos”.

Los nacionalistas vascos ponderan la "evidente calificación" y "larga trayectoria" del fiscal general elegido por el PP

Legarda alabó las virtudes del candidato -“su evidente cualificación, su larga trayectoria profesional y su condición de fiscal en excedencia, así como su acreditada independencia de criterio”- y solo puso dos objeciones menores al Gobierno: no haber facilitado a la comisión el informe del CGPJ sobre el nombramiento y no haber argumentado tampoco las razones por las que elige a Maza ni los “objetivos, problemas y retos” que afrontará. 

Pese a ello, dio su aval al movimiento: “No ponemos en cuestión en este momento su idoneidad o adecuación para hacerse cargo de la Fiscalía General del Estado ni tampoco sus méritos”. La intervención del PNV fue un alivio para Maza, a quien solo el PP dio un apoyo sin ambages. Las intervenciones de ERC, PDECat -antigua Convergència-, Compromís, Unidos Podemos -grupo por el que intervinieron dos diputados- y PSOE tuvieron el objetivo opuesto: exponer las dudas sobre la pertinencia de que el candidato se coloque al frente del Ministerio Público.

Morenés se salva

Un último ejemplo de la sobrevenida sintonía entre populares y jeltzales se produjo en la mañana del jueves. La Comisión de Defensa debatió y votó una proposición no de ley (PNL) del PDECat para denunciar la “opacidad” del Ministerio de Pedro Morenés, que según ese texto abusó de los créditos extraordinarios adicionales. El Tribunal de Cuentas ya alertó de ese “mal uso” de los recursos públicos por parte del predecesor de María Dolores de Cospedal en Defensa.

El deshielo PP-PNV llega en vísperas de la negociación de los Presupuestos Generales del Estado

PSOE, Unidos Podemos y ERC se mostraron a favor de la iniciativa del PDECat, mientras PP y Ciudadanos se opusieron. El PNV, que tenía la llave, optó por la abstención y provocó un empate y la consiguiente repetición de la votación. Se dio el mismo resultado y la iniciativa quedó enterrada, evitando un sonrojo al Gobierno. Los nacionalistas vascos tomaron esa decisión sin explicarla, puesto que optaron por no intervenir en el debate.

El paso de las semanas dirá si estamos ante una sucesión de casualidades o ante una nueva era en las relaciones PP-PNV. Habrá muchas oportunidades de calibrarlo, pero pocas como la postura que tomen los nacionalistas vascos respecto a los Presupuestos de 2017 y su primer trámite -la aprobación del techo de gasto-. Rajoy solo podrá sacarlos adelante si suma su apoyo o si se entiende con un PSOE que no quiere ni oír hablar del asunto.

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