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Política

El ala radical de Podemos y los barones cavan la tumba de Errejón

El líder de Podemos, Pablo Iglesias (d), y el secretario Político, Íñigo Errejón.

El proyecto aperturista y transversal del número dos de Podemos, Íñigo Errejón, ha entrado en barrena. Aunque el líder del partido, Pablo Iglesias, ha dicho que quieren seguir contando con el secretario Político, la derrota de sus tesis asoma en el horizonte. Si bien la consulta a la militancia para fijar el diseño de Vistalegre II, decretada por Iglesias, ya supuso un varapalo a la pretensión de Errejón de votar por separado las "caras" y las "ideas", los movimientos que se han producido en las últimas horas hacen prácticamente inviable dicho objetivo del representante del sector moderado.

Los afines al secretario Político confiaban en que su propuesta recibiera el próximo sábado el visto bueno del Consejo Ciudadano estatal, máximo órgano entre Congresos y encargado de la organización técnica de la Asamblea del 10 al 12 de febrero, la segunda tras la fundacional de Vistalegre en 2014. Sin embargo, los errejonistas, pese a los acercamientos protagonizados en la última semana, no podrán sumar mayoría con los anticapitalistas en dicho Consejo Ciudadano, ya que la corriente trotskista se desmarcó este martes con un posicionamiento en la línea de lo defendido por los pablistas, sus socios en las recientes primarias de Podemos Comunidad de Madrid. En concreto, el ala radical del partido anunció en el documento Por un Podemos en movimiento que defenderá una "coherencia entre la dirección electa y la dirección política". "Planteamos un sistema donde las propuestas políticas estén asociadas a las listas que se presenten al Consejo Ciudadano estatal", reza el texto. 

Así, la alianza aquí entre los pablistas y los anticapitalistas se da por hecha en lo fundamental, en la discusión de los proyectos estratégicos de manera conjunta a los candidatos a la dirección, algo a los que oponen los leales a Errejón al entender que el futuro de Podemos no puede condicionarse a la "cultura del conmigo o contra mí". En su carta a Iglesias publicada el lunes, Errejón insistió en esta cuestión: "Necesitamos facilitar el debate y no estrecharlo. Creo que la mejor forma de construir la unidad, de seguir codo a codo, es abrir la discusión política y diferenciarla de la de los líderes: por eso defiendo que debatamos primero del rumbo".

La corriente trotskista también plantea un "sistema donde las propuestas políticas estén asociadas a las listas al Consejo Ciudadano"

Después del manifiesto Recuperar la ilusión: democracia para ganar lanzado el pasado viernes, que suma cerca de 6.500 apoyos, los errejonistas concretaron este martes en otro documento las líneas maestras de lo que debe tratarse en Vistalegre II. Así, plantean "la separación de las votaciones de documentos y órganos de dirección, para no obligar a la gente a elegir todo o nada y porque los debates fraternales nos unen y nos hacen más fuertes; un Consejo Ciudadano estatal de máximo 107 miembros (ahora son 81), respetando los criterios de paridad, descentralización y plurinacionalidad; y un sistema proporcional puro de listas abiertas, que asegure la pluralidad de los órganos respetando el principio 'una persona, un voto' y la igualdad de oportunidades de las personas que se presentan a los diferentes órganos".

Los errejonistas tienen previsto reunirse con el secretario de Organización, Pablo Echenique, a quien Iglesias encargó la consulta a las bases de los días 18, 19 y 20 diciembre, y con los representantes más destacados de Anticapitalistas, Miguel Urbán y Teresa Rodríguez, con el fin de "buscar puntos en común que pudieran ser transaccionados para la propuesta final". Una transacción que en lo referente a la votación separada de "caras" y "ideas" no prosperará, ya que el ala radical comparte en este asunto los postulados del aparato. Los trotskistas sólo se inclinan por separar las votaciones de los documentos organizativos y éticos. El político, no.

En paralelo, la mayoría de los barones autonómicos de Podemos abandonaron este martes cualquier posición de neutralidad y se retrataron apoyando el modelo de Iglesias a través de vídeos individuales en su cuenta de Twitter. Fueron nueve de los 17 secretarios regionales los que secundaron la campaña iniciada por los pablistas bajo el nombre Un Podemos para todas. Aunque muchos de ellos ya eran considerados afines al secretario general, todavía no habían aparecido de forma tan ilustrativa tomando partido. Incluso hubo alguno como el líder de Podemos en Baleares, Alberto Jarabo, que había sido encuadrado entre los cercanos a las tesis de Errejón, pero que ha terminado alineándose con Iglesias. 

Una ventaja de 21 apoyos

Los nueve barones que cerraron filas con los pablistas fueron el propio Echenique (Aragón), Álvaro Jaén (Extremadura), José García Molina (Castilla-La Mancha), Pablo Fernández (Castilla y León), Ramón Espinar (Madrid), Carmen Santos (Galicia), Julio Revuelta (Cantabria), Meri Pita (Canarias) y Alberto Jarabo (Baleares). De los ocho restantes, sólo dos firmaron el manifiesto de los errejonistas: Antonio Montiel (Comunidad Valenciana) y Óscar Urralburu (Murcia). A ellos hay que sumar a la secretaria general de Podemos Euskadi, Nagua Alba, próxima también al portavoz morado en el Congreso. Y a Daniel Ripa (Asturias), que si bien no se asocia a ninguna corriente, sería partidario de votar separadamente el documento político y las listas. Los otros cuatro barones que faltan pertenecen al ámbito anticapitalista: Albano Dante (Cataluña), Teresa Rodríguez (Andalucía), Laura Pérez (Navarra), Kiko Garrido (La Rioja).

Estos 17 secretarios regionales también ocupan asiento en el Consejo Ciudadano estatal, junto a los 62 elegidos en Vistalegre I, por lo que Iglesias ya arranca con una ventaja de 21 apoyos (una cuarta parte de los 81) para doblegar a los errejonistas en el Consejo Ciudadano estatal de este sábado, cita clave antes de la consulta a las bases sobre el diseño de Vistalegre II.

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