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Política

Puigdemont ignora el fracaso del referéndum y lanza a Cataluña hacia la independencia

Puigdemont durante la comparecencia del 1-O

Lo ocurrido hoy en Cataluña pasará a la historia en el peor sentido de la palabra: El Gobierno de la Generalitat presidido por Carles Puigdemont ha fracasado con el referéndum ilegal porque ha sido combatido por el Gobierno con todas las armas legales y policiales a su alcance, sí, pero ha logrado transmitir internacionalmente la imagen de lucha en las calles a brazo partido contra la Policía y la Guardia Civil españolas. Y esa es una herida que pagará toda España durante años.

No hay más que hojear a esta hora la prensa internacional y las reacciones de las cancillerías, a la espera de ver si el Govern catalán usa el resultado de la consulta para hacer el miércoles la temida por el Estado Declaración Unilateral de Independencia (DUI), lo cual llevaría indefectiblemente a la detención de Puigdemont y toda la cúpula independentista y a la intervención de la autonomía a través del artículo 155 de la Constitución.

De momento, Puigdemont ha comparecido pasadas las 22.30 para anunciar que trasladará al Parlament en los próximos días el resultado del referéndum y éste proclamará la independencia del "Estado catalán" libre y "soberano". Y la huelga general en Cataluña convocada esta noche para el martes 3, con el apoyo de UGT y Comisiones Obreras, no presagia nada bueno.  

Frente a esa actitud, el presidente del Gobierno no ha querido echar más leña al fuego y, a pesar de la dureza de los enfrentamientos en las calles catalanas, ha vuelto a señalar que él está abierto al "diálogo; va a convocar a "todos los partidos", incluido el PDCat y ERC, para buscar lo que hoy por hoy se antoja una inverosímil salida política a la situación.

Mariano Rajoy ha estado todo el día en contacto con el Rey, con Pedro Sánchez y con Albert Rivera para hacer frente al desafío más grave de España en toda su historia, en tanto que, como ha reconocido el líder socialista, "su unidad está en riesgo".

El agravamiento de la situación por los más de 700 heridos ha sido el desencadenante de la ofensiva para declarar unilateralmente la independencia esta semana en el Parlamento Catalán

Más de 700 heridos en altercados por toda la geografía catalana certifican que si hay algo tocado para muchos años es la convivencia entre catalanes, primero, y entre varios millones de catalanes -los que apoyan el secesionismo-  y el resto de españoles. No digamos si la independencia se consumara a lo largo de la próxima semana. 

La clave de los sucesos de hoy ha sido el rechazo de los Mossos de Esquadra a impedir desde primera hora que los colegios electorales cerraran. A partir de ahí, Policía y Guardia Civil han asumido la tarea, y la bronca estaba asegurada. España ha sido pasto de todos los informativos mundiales con imágenes que no se veían desde hace décadas.

Y esto lo ha aprovechado Puigdemont, que ha comparecido al filo de las 22.30 para pedir a Europa que deje de mirar a otro lado porque "los catalanes nos hemos ganado" su respeto. Lo ha dicho a sabiendas de que la canciller, Angela Merkel, había hablado con Rajoy tras conocer la gran cantidad de heridos en las calles. Y  el líder laborista británico, Jeremy Corbyn, pide al ejecutivo de Theresa May que presione a Rajoy para alcanzar un pacto. 

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