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Política

El PSOE se lía: apoya la continuidad de Rajoy pero amenaza con tumbar sus políticas

El portavoz del PSOE en el Congreso, Antonio Hernando, en los pasillos del Congreso.

El PSOE tiene bajo mínimos la credibilidad, y la de su portavoz parlamentario, Antonio Hernando, es literalmente nula. Pese a ello, el entusiasta del ‘no es no’ a Rajoy, considerado por Pedro Sánchez como un traidor, ha sido esta mañana quien ha alzado la voz para cargar contra Mariano Rajoy jugando un papelón que pocos en su partido estarían dispuestos a desempeñar: esta tarde los socialistas continuarán instalados en el ‘no’, pero el sábado facilitarán la investidura del candidato del PP. Con estos mimbres tan singulares, Hernando ha clamado esta mañana desde la tribuna del Congreso contra las políticas de Rajoy, amenazando con tumbarlas, pero al mismo tiempo ha defendido la abstención para facilitar su continuidad en la Moncloa. “Las terceras elecciones serían un desastre”, ha sentenciado.

Los socialistas han acusado a Podemos de impedir la formación de un Gobierno de izquierdas

La línea argumental del PSOE para justificar el paso del ‘no es no’ a Rajoy a la abstención, ha partido de su origen histórico: 137 años de antigüedad como partido, responsabilidades de Gobierno durante más de dos décadas y, sobre todo, sentido de Estado. Su exposición, pues, ha dejado en mal lugar a Pedro Sánchez, sentado con cara larga en su escaño, pues ha entrado en contradicción con el discurso que el Partido Socialista mantuvo hasta hace menos de un mes.

Hernando ha acusado al PP de esquilmar el fondo de reserva de la Seguridad Social, de financiarse ilegalmente, de ser tolerante con la corrupción y de castigar a los españoles con recortes injustos. “El PSOE quiere dar la vuelta a sus políticas”, ha llegado a decir. En esta cascada de críticas, lo más normal es que Rajoy hubiera subido a la tribuna para decir que en estas condiciones y con solo 170 votos (PP, Ciudadanos y Coalición Canaria)  no puede gobernar y, por lo tanto, España debe afrontar nuevas elecciones. No lo ha hecho, porque el presidente es consciente de que el PSOE necesita esta puesta en escena. A pocos metros, en la tribuna de invitados del hemiciclo, ha estado observando el debate el presidente de la gestora, Javier Fernández, que es quien tiene en su cabeza las reglas de juego pactadas con Rajoy.

El portavoz socialista ha utilizado a Podemos como venda para tapar la enorme herida abierta en el PSOE por la abstención en la investidura. Ha acusado a Pablo Iglesias de ser el culpable de que en España no haya ya un “Gobierno progresista”. “Va de héroe de la izquierda, pero impide que haya un Gobierno de izquierdas”, ha acusado a la formación morada, culpable de haber “beneficiado al PP” en dos elecciones generales consecutivas.

La mitad de los diputados socialistas parecen convencidos de que a partir del lunes se gobernará desde el Parlamento, no desde La Moncloa y al PSOE le tocará articular una mayoría dentro de la oposición. La otra mitad opina que el cóctel que esta mañana ha servido Antonio Hernando desde la tribuna del Congreso va a resultar indigesto, por incomprensible, para la mayoría de los 5,4 millones de ciudadanos que votaron al Partido Socialista en las últimas elecciones.

Consciente de las dificultades que encuentra el PSOE para mantener en estos momentos una mínima coherencia, Mariano Rajoy no ha entrado al trapo de la mayoría de las críticas vertidas por su portavoz, pero ha advertido que tan malo es “no tener Gobierno como no dejarle gobernar”. Sin mencionar la crisis que atraviesa el Partido Socialista, le ha mandado el mensaje de que si le pone las cosas muy crudas, no dudará en convocar nuevas elecciones, pillándole sin candidato y sin proyecto.

Rajoy ha insinuado que si no le dejan gobernar no tendrá más remedio que convocar elecciones

La réplica del candidato del PP ha incorporado otras claves interesantes: apoyo firme a su actual equipo económico y una línea roja que no dejará sobrepasar, la de la estabilidad presupuestaria. El ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, ha acompañado al presidente con su gesto cuando ha hecho una enérgica defensa de la necesidad de mantener el déficit público a raya. Luis de Guindos no estaba en el banco azul.

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