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Política

Adiós al sueño de Iceta: el PSC no cumple y todo el PSOE tiene un problema

El primer secretario del PSC, Miquel Iceta, valora el resultado del 21D

El mínimo crecimiento en dos años no logra aliviar el amargor del decepcionante resultado obtenido por el PSC en estas elecciones. Después de 18 años de caídas consecutivas, los socialistas catalanes han subido un escaño, una mejora que no sabe a triunfo cuando aspiraban a pasar con soltura la frontera de los 20 diputados y convertirse en una opción real de Gobierno. Con una mayoría absoluta de fuerzas independentistas, el sueño del primer secretario del PSC, Miquel Iceta, de llegar a la Generalitat se disipa y los resultados se convierten en una pesadilla para su partido, pero también para el PSOE: primer fracaso de la nueva etapa de Pedro Sánchez.

Aunque algunos intenten mirar a la debacle del PP y la caída de la lista de Podemos para consolarse, la pírrica subida de los socialistas, con el fuerte crecimiento de Ciudadanos, es un golpe para Iceta y los suyos, que en la tarde del jueves todavía se mostraban confiados en estar en una horquilla por encima de los 20-22 escaños que les daban los sondeos y hablaban incluso de 24. Eran conscientes de que en los últimos días de campaña, sus expectativas se habían "estancado", pero confiaban en terminar con un apoyo por encima del 15%.

Sin embargo, el resultado final ha demostrado que incluso esas previsiones eran optimistas: nadie se situaba en los 17 escaños, un dato que demuestra, según reconocían algunos socialistas, que no han logrado atraer a ese sector catalanista moderado al que cortejaron con su acuerdo con los ex de Unió. No han pescado en las aguas descontentas de los antiguos convergentes.

Iceta arriesgó en la campaña, con una lista transversal en la que incorporó a los democristianos y a referentes de la izquierda como el exeurodiputado de Podemos Carlos Jiménez Villarejo, y quiso mostrar un perfil presidenciable, convencido de que el PSC sería el único partido capaz de aunar apoyos para presentar una alternativa a los independentistas. Pero no ha obtenido resultados.

De hecho, ni siquiera refleja esa subida de tres o cuatro puntos que en la dirección del PSOE ven generalizada en toda España después de la victoria de Pedro Sánchez en las primarias de mayo. En Ferraz estaban convencidos de que el PSC quedaría "muy cerca" de Ciudadanos y confiaban en que Iceta sería clave si el bloque independentista no revalidaba la mayoría absoluta. 

La onda del fracaso se siente en Ferraz

Ahora, la onda del fracaso del PSC puede dejar tocado a Sánchez, que deseaba que un buen resultado el 21D fuera el disparadero electoral de su nueva etapa al frente del PSOE y marcara un inicio prometedor hacia las próximas elecciones a la Moncloa. El secretario general se ha volcado en Cataluña: aunque su presencia ha sido más limitada que hace dos años, la estrategia de ambos partidos ha estado absolutamente coordinada y ambos han caminado de la mano desde que estalló la crisis a principios de septiembre. 

Convencidos de que el análisis de esta jornada sería positivo, Ferraz anunció el miércoles que Sánchez, su vicesecretaria general, Adriana Lastra y el secretario de Organización, José Luis Ábalos, viajarían el viernes a Barcelona para evaluar con la Ejecutiva del PSC los resultados.

En sus valoraciones iniciales, en el PSC han sido escuetos. "Hemos mejorado los resultados en el Parlamento por primera vez en 18 años, pero no son los resultados que esperábamos", han sido las primeras palabras de Iceta desde la sede del partido en la calle Nicaragüa. 

Pero los resultados exigirán de una reflexión: son los segundos peores de la historia del partido desde 1980. Y más allá de que no hayan cumplido sus expectativas, el crecimiento de Ciudadanos es un serio aviso al PSC: el partido naranja ha barrido a los socialistas incluso en los municipios donde gobiernan.

Es así, por ejemplo, en Santa Coloma de Gramenet, que Nuria Parlon gobierna con mayoría absoluta y donde Ciudadanos ha superado en casi 12 puntos al PSC. O en L'Hospitalet de Llobregat, cuya alcaldesa, Nuria Marin, número dos del partido y una de sus figuras más reconocidas en estas semanas de crisis, ve cómo el partido de Inés Arrimadas se ha convertido en primera fuerza, diez puntos por delante. 

Y a la preocupación por los resultados propios, se añade la situación general que deja esta jornada electoral: un bloque independentista con mayoría absoluta y con Junts per Catalunya es el escenario más complicado que podían barajar. 

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