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Opinión

El momento del diálogo

Carles Puigdemont, en el acto de clausura de campaña del 1-O

Algo hemos hecho todos mal cuando nos encontramos en Cataluña con la actual situación. Pero, en lugar de lamentarse o repartir culpas, lo que procede en estos momentos es que todos, sin fisuras, defendamos el Estado de Derecho y la legalidad frente a los intentos desestabilizadores de los radicales que, utilizando medios públicos que son de todos, se han puesto al servicio de un auténtico disparate como es el ilegal referéndum para la independencia.

Uno de los principales pilares de una democracia es precisamente el respeto a la legalidad y, por lo tanto, no respetarla es un acto profundamente antidemocrático. En democracia la ley se puede cambiar, pero siempre mediante el diálogo y dentro del marco que establece la propia ley. Esta es la garantía de que nadie pueda, poniéndose por encima de la ley, imponernos dictaduras de ningún tipo.

En el mundo de la empresa estamos sencillamente horrorizados por todo lo que está pasando. La incertidumbre que genera esta situación está paralizando inversiones que no van a ser fáciles de reconducir. Esta situación está perjudicando claramente a toda España y, muy especialmente, a Cataluña. Algo que, por lo que se ve, encaja muy bien con esa siniestra estrategia del caos de los heraldos del “cuanto peor, mejor”.

Está claro que quienes se han puesto al frente de este proceso sin sentido no se encuentran muy preocupados por la situación de los cientos de miles de parados que aún están a la espera de encontrar una solución a su futuro, ni por los muchos problemas que afectan a la sociedad en su conjunto. Las energías que deberían ponerse al servicio de la resolución de esos problemas se están malgastando en un proyecto absurdo que ahora se enfrenta al principio de su fin.

Los problemas se solucionan mediante el diálogo y todo el mundo puede proponer lo que considere oportuno, pero respetando la ley"

Los problemas, en sociedad, se solucionan mediante el diálogo y en ese diálogo todo el mundo puede proponer lo que considere oportuno, pero respetando la ley y acatando los acuerdos de las mayorías, y nunca violentando las situaciones.

En estos momentos es importante que los millones de catalanes que no apoyan esta absurda deriva y que están sufriendo la presión ambiental generada por los radicales, sientan el cariño y la solidaridad de todos los españoles y tengan claro que estas provocaciones no pueden ni deben quedar impunes y que quien incumpla la ley tendrá que responder ante la Justicia.

En nuestra reciente Declaración “Construyamos juntos nuestro futuro” sugeríamos que una vez que se supere el clima de tensión e incumplimiento de la ley será el momento de revisar, con el sosiego y el consenso correspondientes, cuestiones de profundo calado que afectan no sólo a Cataluña sino también al resto de las Comunidades Autónomas de España. Y entre las grandes reformas necesarias se encuentran la financiación de las Comunidades Autónomas y su mejor encaje constitucional. A partir de ahora habrá que empezar a hablar seriamente de ello.

Por Javier Vega de Seoane, presidente del Círculo de Empresarios.

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