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Opinión

Con quien y de qué está hablando Puigdemont

Con quien y de qué está hablando Puigdemont

El pasado jueves se reunían en Bruselas el cesado President de la Generalitat con dos cupaires. El motivo oficial era tratar de conseguir una plataforma independentista única para el 21-D. Hablaron de más cosas que nadie dice.

Bajo la lupa de tres servicios de inteligencia

Es verdad que el cesado Carles Puigdemont no para de trabajar en Bruselas. Su agenda está repleta de entrevistas, encuentros, citas y reuniones. Quizá sea la única verdad que nos cuentan acerca del final de un proceso condenado al fracaso por la locura de sus dirigentes. Que se ve con muchas personas lo sabemos, que sean compañías recomendables no lo saben tantos. Desde contactos con diversos partidos de extrema derecha filo-nazi flamencos a representantes venecianos de la misma ideología, pasando por radicales presuntamente de izquierdas. Un auténtico magma explosivo.

En el marco de estos contactos se halla la reunión que mantuvo el cesado con Anna Gabriel y Bernat Salellas, ambos de las CUP, pertenecientes al sector más duro de la misma, que ya es decir. La explicación oficial es que fueron a explorar la posibilidad de constituir una agrupación de electores -se presentó este viernes en el Ateneo Barcelonés – en la que diferentes organizaciones pudiesen confluir de cara a la malograda lista única con el cesado President como cabeza visible. Al no conseguir una coalición de partidos, Puigdemont sigue obsesionado con esa unidad fantasma que se vertebraría bajo los ejes de la libertad para los “presos políticos”, el reconocimiento por parte de España de él como President legal, así como de su Govern cesado, el requerimiento a la Unión Europea para que tomase cartas en el asunto y la instauración definitiva de una república independiente en Cataluña.

Puigdemont estaría aceptando aliarse con elementos peligrosos más allá de la radicalidad en la que ha estado instalado hasta ahora

La DCRG (Direction Centrale des Renseignements Genéraux), el servicio de información francés, hace días que sigue con preocupación tales entrevistas. Recordemos que su misión es, básicamente, informar al gobierno galo acerca de cualquier organización que pueda atentar contra el estado. La inquietud de los servicios del país vecino por el riesgo de “contagio” que pudiese tener el proceso en su territorio es, evidentemente, lógica. No olvidemos que Francia padece varios tipos de independentismo: el corso, el bretón y, en menor medida, el de Occitania. Aunque lo que les preocupa en realidad, igual que al CNI español, el BND alemán o la DIA americana – la DIA, inteligencia militar – es la consolidación en Cataluña de una organización extremista bien implantada en el territorio. Con financiación de potencias extranjeras como Rusia, Venezuela e Irán, el movimiento independentista “negro”, como se lo califica e algunos documentos de dichos servicios a los que hemos tenido acceso, Puigdemont estaría aceptando aliarse con elementos peligrosos más allá de la radicalidad en la que ha estado instalado hasta ahora. Sería, caso de confirmarse, un paso al frente muy peligroso. Para él, sin duda, pero, especialmente, para una sociedad que parece querer pasar página. La actitud de Carme Forcadell y el resto de miembros de la Mesa del Parlament llamados a declarar ante el juez del Supremo Pablo Llarena, aceptando el 155 y sus consecuencias, dispararía la mecha que pondría en marcha toda una serie de acciones. La pseudo huelga del martes pasado y los incidentes con los trenes podrían ser un avance de lo que nos espera.

Crear pánico entre la población

Lo explicó muy bien Curzio Malaparte en su “Técnica del golpe de estado”: previamente al golpe se debe crear una situación de miedo entre la población mediante actos terroristas, de forma que estén dispuestos a aceptar un líder y un estado autoritario con tal de volver a una pseudo normalidad. El que se haya comprobado que el Comité de Defensa de la República de Sants – comités organizados y avalados por las CUP – fuese el responsable de la ocupación de las vías del AVE en la estación de dicho nombre es de por sí bastante revelador. Que TV3 les dedicase en un informativo más de tres minutos glosando la “hazaña”, también.

Con más de 280 Comités a lo largo y ancho de Cataluña nos encontramos ante el embrión, dicen los servicios franceses, de un hipotético ejército de liberación catalán. Cuidado con eso. De ahí el inmenso error de aplicar un 155 blando, como le exigió el PSOE al gobierno de Mariano Rajoy. Que el asesino de los señores Viola y Bultó sea quien organice la huelga de país ya debería ser lo suficientemente grave como para considerar si merece la pena seguir siendo tibio en la aplicación de medidas más severas para el mantenimiento de la paz y el orden público. En las agencias de inteligencia extranjeras no entienden porqué se está consintiendo esto, así como tampoco comprenden que nadie prevea el futuro aciago que esta debilidad plantea.

Tampoco se comprende que, una vez aceptada por el portavoz del gobierno señor Méndez Vigo la injerencia de países extranjeros en el proceso, no se pidan explicaciones a dichos países

Tampoco se comprende que, una vez aceptada por el portavoz del Gobierno, el señor Méndez Vigo, la injerencia de países extranjeros en el proceso, no se pidan explicaciones a dichos países y se proceda a la ilegalización de todos los partidos y organizaciones implicadas. En honor a la verdad, en la carretera de La Coruña, sede del CNI, tampoco lo acaban de entender. El papel de algún empresario de la comunicación, de ciertos sectores vinculados con empresas poco claras, la vinculación al alimón con movimientos xenófobos, por un lado, populistas de izquierda bolivariana por otro, y países integristas islámicos todavía es mucho más difícil de encajar. Nos consta que existe un dossier en el que se detalla esta, en apariencia, inextricable maraña en el que se relata la acción de gobierno de la Generalitat en los últimos años y que permite casarlo todo. La permisividad con el salafismo y la defensa a ultranza que hicieron desde el Govern de mezquitas e imanes claramente radicales, las simpatías hacia las CUP por parte de los burgueses nacionalistas, la benevolencia con la que se ha tratado la implantación de organizaciones mafiosas provenientes de los países del este – la comarca del Maresme es una auténtica Odessa de traficantes y mafias rusas, siendo esto un secreto a voces entre los habitantes – serían los elementos clave.

Lo separatistas sabían que su proceso era una colosal mentira. Servidor lo definió como la operación de propaganda más intoxicadora y colosal vista en Europa después del final de la segunda guerra mundial También sabían que, por mucho que se empeñase el cesado y ahora preso consejero de exteriores Raül Romeva, en la UE no iban a conseguir el menor apoyo. ¿Dónde encontrar a alguien que les respaldase, quien pondría el dinero, a quien deberían dirigirse esos chicos de casa bien para que les hicieran el trabajo sucio, ellos, tan de sonrisas y camisetitas de colores?

Si la inacción de los Mossos el día de la huelga es ya preocupante, mucho más grave es conocer el veneno que se está cocinando e Bruselas

Es evidente que la solución a esa ecuación tan siniestra salta a la vista. Cuando en un medio público como TV3 se ensalza a grupos que violentan el derecho al trabajo cortándolas vías e comunicación, siendo felicitados por su “actitud valiente” por los mismos grupos, es que algo muy grave está pasando. Si la inacción de los Mossos el día de la huelga es ya preocupante, diga lo que diga el ministro Zoido, mucho más grave es conocer el veneno que se está cocinando e Bruselas mientras las autoridades permanecen sentadas aduciendo que el 21-D lo solucionará todo y permitirá a los catalanes volver a la normalidad.

Una persona que se sienta cada viernes en el consejo de ministros, de la que no vamos a revelar su nombre por respeto a la confidencia y por amistad con la misma, nos confesaba que planteó qué pasaría si en las próximas elecciones volvían a ganar los partidarios de la secesión a la brava. No halló como respuesta más que vaguedades. Ese es el problema. Pero improvisar en materia de orden público comporta gravísimos riesgos para quien gobierna y para quien es gobernado. No me cansaré de repetirlo, cuando oigo al presidente del gobierno decir que los catalanes debemos estar tranquilos porque no estamos solos, me pasa lo que al del chiste de Eugenio, entrándome unas ganas terribles de gritar “Ya, vale, pero ¿hay alguien más?”

 

Miquel Giménez

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