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Análisis

Patxi López, el 'dantzari' que heló la sangre a las víctimas

Patxi López, junto al expresidente del PSE Jesús Eguiguren.

Francisco Javier Patxi López Álvarez (Portugalete, Vizcaya, 1959), nuevo presidente del Congreso de los Diputados, presume de haber sido el primer lehendakari socialista y el primer no nacionalista del Gobierno vasco, aunque "con permiso de Ramón Rubial", suele recordar, en alusión al que fuera presidente del PSOE y del primer Consejo General Vasco en la fase preautonómica. López llegó a la lehendakaritza gracias al apoyo del PP de Antonio Basagoiti tras las elecciones de 2009, pero los populares terminaron rompiendo el pacto de gobernabilidad en mayo de 2012 por la amenaza del Ejecutivo vasco de presentar un recurso de inconstitucionalidad contra los ajustes del Gobierno de Mariano Rajoy y por la falta de firmeza ante el entorno filoetarra. "Dirás y harás muchas más cosas que me helarán la sangre", le había advertido Pilar Ruiz Albisu, madre de Joseba Pagazaurtundua (jefe de la Policía local de Andoáin y militante del PSE asesinado en 2003 por ETA), tras sentarse con EHAK (marca vinculada a Batasuna y más tarde ilegalizada) en 2005. El tiempo daría la razón a Pilar.

Fue juzgado por un delito de desobediencia por reunirse con los líderes de la ilegalizada Batasuna Arnaldo Otegi y Rufi Etxeberria

Desde la ruptura del acuerdo, la popularidad de López fue cayendo hasta el punto de que en las últimas elecciones vascas su candidatura perdió nueve escaños y el PSE experimentó el mayor retroceso de su historia. El ex lehendakari es hijo del histórico dirigente del socialismo vasco Eduardo López Albizu Lalo, cuya casa, tras regresar del exilio en el ocaso del franquismo, se convirtió en centro de reuniones clandestinas por donde pasaron, entre otros pesos pesados del presente y futuro, el propio Rubial, Felipe González, Manuel Chaves, Joaquín Almunia, Nicolás Redondo o José María Txiki Benegas.

López se afilió con 16 años y a la mayoría de edad ya tuvo el carné del PSE. Cursó estudios de Ingeniera Industrial pero no llegó a graduarse y optó, como muchos otros retoños de cuna socialista, por hacer carrera en el partido. En 1985 fue elegido primer secretario general de las Juventudes Socialistas de Euskadi. De ahí empezó a escalar peldaños y en 1985 se convirtió en el segundo diputado más joven del Congreso, por detrás de un todavía desconocido José Luis Rodríguez Zapatero. Pero López sólo estuvo dos años en una Cámara baja y apenas presentó iniciativas. Con una mayoría absoluta de González, era tiempo de foguearse en la política del escaño y de los pasillos, a los que volverá ahora.

No llegó a graduarse en Ingeniería Industrial y optó, como muchos otros retoños de cuna socialista, por hacer carrera en el partido

De regreso al País Vasco, a finales de los ochenta, apoyó a Nicolás Redondo cuando sustituyó a Ricardo García Damborenea como secretario general de la Agrupación Socialista de Vizcaya. En 1991 se convirtió en diputado del Parlamento vasco y pasó a ser secretario de Organización del PSE, luego responsable de la secretaría Institucional y en 1997 se puso ya al frente de la federación de Vizcaya. En 2002 alcanzó la secretaría general del PSE relevando precisamente a Redondo. Forma parte desde entonces del Comité Federal del PSOE. Reelegido en 2005, fue juzgado dos años después por un delito de desobediencia al reunirse esta vez con los líderes de la ilegalizada Batasuna Arnaldo Otegi, Rufi Etxeberria y Olatz Dañobeitia. El Tribunal Supremo terminó archivando la causa en 2010, pero el daño moral a las víctimas estaba hecho, se les había "helado la sangre" con la actitud de López, como vaticinó la madre de Pagaza.

Aunque no ha sido este episodio el único desengaño con el dirigente socialista. En 2011, siendo lehendakari y durante la celebración del Debate de Política General en el Parlamento de Vitoria, presentó un "plan de paz" que incluía, entre otras cuestiones, "el acercamiento progresivo" de los presos de ETA y el "reconocimiento legal de todas las sensibilidades políticas", es decir, la legalización de las nuevas marcas batasuna. Las víctimas rechazaron esta propuesta por "favorecer las expectativas de los asesinos presos".

Las palabras de elogio que López dedicó a Jesús Eguiguren, negociador con ETA, cuando dejó la política y la presidencia del PSE, justo antes de las elecciones de 2011, provocaron igualmente la indignación del colectivo de víctimas. "Le debemos mucho más de lo que él mismo cree y sabéis de lo que hablo. Eso no lo vamos a olvidar", proclamó López, reconociendo así el oscuro papel jugado por Txusito, como le llamaban los etarras, en las negociaciones con los cabecillas de la banda. Como la que mantuvo, siendo emisario del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, con Francisco Javier López Peña Thierry, jefe del aparato militar de ETA, tras el atentado de la T-4 que costó la vida a los ecuatorianos Carlos Alonso Palate y Diego Armando Estacio y supuso el fin de la tregua.

A favor de un referéndum con el aval de Moncloa

En cuanto al modelo territorial, López se retrató en vísperas de las elecciones vascas de 2012 pidiendo avanzar hacia el federalismo, abrazando la postura sostenida entonces por los socialistas catalanes (no tan moderada como ahora), la misma que había provocado roces con Ferraz y con un destacado sector del partido. De hecho, el lehendakari llegó a apoyar la reivindicación soberanista de convocar un referéndum en el País Vasco sobre su autonomía, siempre y cuando tuviera el aval de Moncloa. López se alineó así con el modelo de Escocia, con el plan Caamaño que esgrime ahora Podemos. Por cierto, el dirigente socialista instó el pasado mayo a su partido a pactar con la formación de Pablo Iglesias para "levantar un muro contra la derecha". Pidió hacerlo con la vista puesta en las generales: "El objetivo es hacer un país entre todos", sentenció.

Tras la debacle socialista en las elecciones europeas y el anuncio de la marcha de Rubalcaba, López dijo también que no se presentaba a la reelección después de 12 años al frente del PSE y puso su foco en Madrid. En febrero de 2012 fue nombrado responsable de Relaciones Políticas de la Ejecutiva de Rubalcaba, cargo muy similar al que pasaría a ocupar en julio de 2014 dentro de la dirección de Pedro Sánchez. López ostenta el cargo de secretario de Acción Política del PSOE. Sin embargo, desde entonces, en un giro discursivo, ha marcado distancia con esos guiños al soberanismo de su etapa en el País Vasco. El pasado septiembre, manifestó, por ejemplo, que "antes de Miquel Iceta" -líder del PSC desde julio de 2014- los socialistas catalanes tuvieron un lenguaje y unos gestos que "los ciudadanos no entendieron". La perspectiva de López cambia cuando se asoma desde la calle Ferraz. La memoria en política es, a veces, muy corta.

La destreza para bailar siempre con la más guapa quizás le venga a López de su "amor por la danza y y el folklore euskaldun"

Leal a Rubalcaba, también ha cerrado filas con Sánchez para defender ante los barones críticos y el huracán Susana que el próximo Congreso federal del PSOE se retrase a primavera. La mayor rebelión interna que se le conoce tuvo lugar en la etapa final de Zapatero, cuando en mayo de 2011 pidió la celebración de un Congreso extraordinario y no un proceso de primarias para elegir al candidato a la Presidencia del Gobierno. El secretario general se inclinaba por la segunda opción, pero la apuesta de López-Rubalcaba se impuso: la aspirante Carme Chacón terminó renunciando a la disputa por ser cabeza de cartel. Al año siguiente, en febrero de 2012, la exministra sí peleó a Rubalcaba el liderazgo del PSOE, aunque sin éxito. López tendría su premio en la nueva Ejecutiva de Alfredo.

Esta destreza para bailar siempre con la más guapa quizás le venga a López de su "amor por la danza y el folklore euskaldun". Como escribe en su blog, formó parte durante 15 años del grupo de danzas vascas Berriztasuna. El traje de dantzari le trae recuerdos de su infancia y juventud. Sus gustos musicales van desde Jacques Brel a Massive Attack y es socio del Athletic Club, del Portugalete y del Bilbao Basket. Tiene dos hijos y está casado con Begoña Gil, exconcejala en el Ayuntamiento bilbaíno, actual vicepresidenta de la Juntas Generales de Vizcaya y secretaria de Política Institucional del PSE.

En su condición de ex lehendakari, López sigue llevando la escolta que corresponde a los antiguos mandatarios vascos, figura para la que él mismo aprobó, justo antes de concluir su mandato, un complemento de jubilación de casi 50.000 euros anuales. De momento, antes de su retirada y de poder percibirlo, tendrá que lidiar con el Congreso de los Diputados más atomizado de la democracia. Aunque blindajes como el de su pensión vitalicia o las clases de euskera que se pagó con dinero público no le presentan como ejemplo de honestidad y regeneración para asumir la tercera autoridad del Estado en el nuevo tiempo político.

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