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Análisis

Subvencionar el carbón para que Herrera siga ganando elecciones

La tormenta de pedrisco que el domingo 24 asoló la cosecha de votos de la derecha española en muchos puntos de la geografía española ha dejado algún que otro episodio chusco, que viene a poner en evidencia la situación de retreta desordenada en la que se baten las huestes populares, y el talante de una derecha que ha perdido el rumbo y, como dicen en mi pueblo, no sabe ya para quién vendimia, porque no se reconoce ni conservadora, ni liberal, ni estatista, ni mediopensionista: simplemente vive aferrada a la silla del desdichado entorno en el que vive apoltronada desde hace tiempo, de modo que cuando alguna circunstancia pone en peligro su cocido se revuelve faltona y agresiva reclamando su queso. ¿Quién me ha quitado mi queso?

A Juan Vicente Herrera, el presidente castellano-leonés, se lo han birlado en El Bierzo, décima provincia de la Comunidad, o eso es lo que él y su gente dicen, que en la zona minera berciana han perdido -3 procuradores (diputados)- la cómoda mayoría absoluta de la que el PP disfruta desde hace tiempo y el propio Herrera desde 2001. ¿Y quién es el responsable del desaguisado? ¿Por qué? Juan Vicente, por boca de uno de sus 'mandaos', el portavoz en funciones de la junta castellano-leonesa José Antonio de Santiago, ha dicho que el culpable de tal desgracia es el ministro de Industria, José Manuel Soria, por haber retirado las subvenciones al carbón nacional. Porque el Bierzo, además de botillo y cerezas, estupendas cerezas, produce el carbón que sale de sus entrañas. “Soria ha hecho méritos para dimitir o para ser cesado”, ha afirmado De Santiago campanudo.

El partido liberal de la derecha castellana acusa a uno de los pocos ministros que apunta a liberal en el gabinete de Mariano Rajoy

De modo que ya tenemos al culpable. El partido dizque liberal de la derecha castellana acusa a uno de los pocos ministros que apunta a liberal en el gabinete Rajoy de haber quitado las subvenciones al carbón. Resulta que desde 1998 el carbón nacional ha recibido subvenciones por importe cercano a los 3.000 millones de euros, ello para una población de unos 3.200 mineros (unos 330 de los cuales residen en El Bierzo), de modo que, la cuenta la vieja, la cosa viene a salir a un millón de euros por minero, que no está mal, ciento y pico millones de las antiguas pesetas per cápita, que el “soy minero” del gran Antonio Molina más que una copla es aquí un chollo, oiga, para una comunidad básicamente agrícola donde la tierra no da más que miserias y disgustos.

Que el entusiasmo de un ministro de Industria liberal con las subvenciones al carbón sea perfectamente descriptible se explica por el hecho de que el precio del mineral importado ha caído en los últimos tiempos por debajo de los 55 dólares tonelada (carbón colombiano, uno de los grandes exportadores), mientras el nacional se mantiene inalterable muy por encima de esa cifra. “No tiene ningún sentido seguir ahora con los subsidios a las fósiles; hay que caminar hacia una economía descarbonizada”, acaba de asegurar Christiana Figueres, Responsable de la ONU de cambio climático. El por qué hay que seguir subvencionando al carbón nacional, cuando a quien realmente se subvenciona es a Victorino Alonso, el mayor empresario minero del país, es un misterio de tan indignante como mostrenca explicación. Victorino, el gran amigo de Zapatero, es el gran patrón del Bierzo y aledaños, el mandamás, el amo del Casino donde se reparten copas en las que al parecer, solo al parecer, participa algún que otro miembro de la Junta de Castilla y León, asunto que explicaría la salida de pata de banco del ministrín de Herrera.

El espejo de Juan Vicente Herrera

Según el cual, esos 320 mineros del Bierzo son los responsables de que Juan Vicente haya perdido la mayoría que le ha permitido dormir la siesta a pierna suelta durante años, sin engorrosas molestias de la oposición. Sorprendentes los comentarios elogiosos que el pollo ha merecido estos días en la prensa madrileña, un héroe de nuestro tiempo este Juan Vicente, desde que en una radio se atreviera a recomendar a Rajoy que se mirara en el espejo, y ¿en qué espejo? ¿En el de Rajoy o en el suyo propio, en el de un político que dirige una región, la más extensa de España, la menos poblada de España, en la que nada se mueve porque de ella han huido los jóvenes por falta de perspectivas vitales? ¿En qué espejo, señor Herrera, deben mirarse los pequeños agricultores castellanos (Dos lentos bueyes aran en un alcor, / y tras la yunta marcha / un hombre que se inclina hacia la tierra, / y una mujer que en las abiertas zanjas / arroja la semilla) que viven gracias a las ayudas de la PAC? ¿De qué espejo estamos hablamos? ¿Por qué no se mira usted en su propio mísero espejo y se va a su casa, dejando paso a alguien con nuevas ideas de renovación, alguien capaz de devolver la vida a una histórica región muerta…?

Coherente con su pensamiento, el ministro Soria ha reducido las subvenciones al carbón nacional de los 300 millones de los PGE de 2011 a los 32 de este curso. Y Victorino se ha cabreado. Lógico. Y se ha quejado a Juan Vicente. Y Juan Vicente se ha enfadado con Rajoy: por culpa de Soria ha volado su divina mayoría.  Soria ha replicado afirmando algo tan sensato como que “en la provincia de Soria hemos perdido un 50% de los votos y que yo sepa en la provincia de Soria (“Muerta ciudad de señores / soldados o cazadores; / de portales con escudos / de cien linajes hidalgos, / y de famélicos galgos”) no hay carbón”. ¿Y qué diantre de derecha liberal es esta que subvenciona la compra de un carbón mucho más caro que el importado para que un cacique local pueda seguir engordando su chequera? Pues esta es la derecha que gobierna Castilla y León. Herrera tiene razón: hay que matar a Soria, porque ha puesto en peligro nuestro condumio. Así son las cosas.

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