Quantcast

Análisis

“¿Está la ETA? Que se ponga”

El ministro de Interior, Jorge Fernández Díaz

Sé que el tema es muy grave, tanto como para que se abra una investigación, rueden cabezas en el Ministerio del Interior y dimita algún miembro del Ejecutivo, que a estas horas debe haber puesto más velas a la Virgen del Rocío para mantener la poltrona que su colega Fátima Báñez para acabar con el paro, pero permítanme el chiste fácil: propongo que al máximo responsable (aunque sería mejor decir irresponsable) del departamento que en teoría se encarga de eso tan ‘insignificante’ como es la lucha contra el terrorismo y la delincuencia se le rebautice como Jorge Fernández ‘Gila’. Aunque, tal vez, no estemos siendo del todo justos… con el gran humorista, me refiero.

Porque el esperpento que se vivió este miércoles en el Ministerio del Interior con una nota anunciando detenciones de supuestos miembros de ETA una hora antes de que se produjeran debería haber supuesto el cese inmediato (que consulte Rajoy que significa este adjetivo por si en su Galicia natal no se utiliza) de este político catalán que desde que vio la luz en Las Vegas (él mismo lo cuenta), se ha preocupado más de salvar nuestras almas que de mantener a buen recaudo nuestras haciendas y vidas, que es por lo que le pagamos los ciudadanos. Y lo cierto es que lo de 'avisar' de unos arrestos con antelación vía e-mail y Twitter se veía venir, porque, no lo olvidemos, fue también Fernández ‘Gila’ quien, en una entrevista radiofónica, anunció en junio de 2012 la inminente detención de un etarra. Es decir, en poco más de año y medio hemos pasado del "alguien va a detener a alguien" al "¿está la ETA? Que se ponga?". Ya sólo falta que la próxima rueda de prensa la dé con un viejo teléfono negro sobre el atril.

Pero no nos engañemos. Detrás de esta gigantesca metedura de pata está la obsesión del ministro del Interior por congraciarse con las víctimas de la violencia etarra, que desde que asumió el cargo le han amargado lo que esperaba fuera una legislatura plácida ya que la banda armada está en retirada y sin intención de cometer atentados. Por quedar bien, Jorge Fernández ‘Gila’ filtra, hace el pino y, si se tercia (y no es broma), compara la desarticulación de un comando con el aborto. Eso sí, en presencia de las cámaras de televisión y los flashes de los fotógrafos, porque a este dirigente del PP le gusta más un telediario que ir a misa. Ahora sólo nos queda esperar a ver qué ocurre tras este gravísimo error que, insisto, no es el primero ‘de chiste’ de este ministro. Mucho me temo que se dejará pasar el tiempo, se culpará a algún currito de su equipo y a los duendes de la informática, y, si alguien le vuelve a preguntar por ello, ni se acuerda ni es responsable. Mi única esperanza es que la próxima vez que Fernández Díaz quiera hacer de ‘Gila’ se encuentre al ‘enemigo’ comunicando al otro lado de la línea telefónica…

Ya no se pueden votar ni publicar comentarios en este artículo.