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Análisis

La soledad de Ignacio González

Ignacio González en las cocheras del Metro de Madrid, este lunes 27 de octubre.

28 de octubre de 2013. Hotel Villamagna de Madrid, un conocido cinco estrellas del Paseo de la Castellana. Un año y un mes después de acceder a la presidencia de la Comunidad de Madrid, Ignacio González brinda una rueda de prensa atestada de periodistas, empresarios y dirigentes políticos, entre los que sobresalen Esperanza Aguirre y Ana Botella.

González se da un baño de masas poco antes de la presentación de los inminentes Presupuestos Generales de la región, y anticipa que todos los madrileños gozarán de una bajada de impuestos: IRPF, transmisiones patrimoniales y actos jurídicos, y devolución del céntimo sanitario a los profesionales del transporte. Aplausos y más aplausos en el Villamagna. Diputados del PP autonómico repartiendo abrazos y besos.

27 de enero de 2014. Tres meses después del acto en la Castellana, el mandatario madrileño pierde sus dos grandes apuestas electorales, la privatización de la sanidad, adelantada en exclusiva por Vozpópuli, y la llegada del macrocomplejo de ocio y juego llamado Eurovegas. Y tiene a la mujer imputada por un presunto y feo asunto de blanqueo de capitales relacionado con la compra de un ático en Estepona. En la última EPA, Madrid es la comunidad donde más sube el paro. Y la que más turismo pierde, mientras el resto gana. La quimera de los Juegos Olímpicos se esfumó en septiembre para no volver.

Se acabó el baño de masas. ¡Pobre González! No se entiende con Mariano Rajoy, no tiene apoyo del aparato: el pontevedrés no le traga, después de las duras críticas que vertió contra él como vice de Esperanza. Sin amigos en Génova, a González le solo le queda insistir en las reducciones tributarias, redundar en el ahorro que éstas supondrán para los madrileños, confiar en que saldrá indemne de la Justicia por el caso ático y aguantar el chaparrón.

Es la soledad del presidente, que sí cuenta, al menos, con el respaldo de las bases del PP de Madrid, que siempre le defendieron en su afán privatizador. No así las miles de personas que han salido a la calle en los últimos años ataviadas de batas blancas. Emerge la figura de Tomás Gómez, con quien se lleva a tortas: el líder del PSM acertó con que Eurovegas no vendría y con que la privatización sanitaria no se llevaría a cabo. Cifu, Espe, Botella, González, la batalla amenaza con ser demasiado larga.            

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