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Análisis

Artur Mas o la rebelión de un cínico contra el imperio de la ley

Artur Mas en un acto en Barcelona.

Cena en casa de Artur Carulla, grupo Agrolimen, la noche del martes 7 de julio. Entre los invitados, Antonio Brufau, presidente de Repsol, y Leopoldo Rodés, apenas 12 horas antes del accidente en la AP-7 que le costó la vida. En pleno lío de la lista única a unas autonómicas que el nacionalismo pretende convertir en plebiscito, el trío empresarial quiere reconducir a Arturo por la senda del sentido común, impedir el descarrilamiento, en la esperanza de que aún es posible hacerle entrar en razón. He aquí, comprimido, el estado de ánimo del molt honorable: Mas es un hombre “hundido” (sic). Literalmente aniquilado. Su parlamento es un puro llanto: “Todos me han traicionado”, desde Zapatero en no sé qué infausta fecha hasta su cuate de ERC, cara de piedra Junqueras, al que detesta sin disimulo, pasando naturalmente por Rajoy, Duran y un largo etcétera. Incluso “Colau me ha engañado” en el Ayuntamiento de Barcelona. Un tratado sobre la traición y una sarta de disculpas en el intento de apuntalar su decisión de caminar hacia el abismo como en una especie de inevitable viacrucis personal. “Esto no hay quien lo pare, y yo no puedo echarme atrás porque me matarían”. Un hombre lleno de miedos (“temo por mi vida”), aunque nunca menciona la identidad de sus potenciales asesinos. El tren está en marcha y no se puede apear, aun sabiéndose la primera víctima en caso de accidente. Y además se dice convencido de que la lista única no logrará esa amplia mayoría que franquearía el camino a Ítaca.

Un estado de ánimo que no es noticia, porque es la plática que el señorín viene repitiendo en conversaciones privadas con gente variopinta desde hace tiempo, y uno no sabe si realmente estamos ante un tipo que ha sucumbido al peso de tanta tensión, o se trata de una pose, el truco de un cínico consumado que intenta esconder su irresponsable proceder tras el capote de ese insoportable martirio. Puede que ambas cosas al mismo tiempo. El caso es que la lista única ya está aquí. La encabeza un comunista oportunista, o un oportunista comunista que cree haber encontrado acomodo definitivo en la ínsula Barataria de Mas. El noi se hace llamar Raül Romeva, con diéresis en la u para huir de la tilde castellana, y tiene un aspecto imponente. De “culto, políglota, experimentado, viajado, íntegro, atlético, guapo” ha sido definido en La Vanguardia (LV). “Y para más retintín: nacido en Madrid. El fichaje perfecto”. Ha nacido una estrella. Como la barretina no es muy intimidatoria a efectos del atrezzo que todo Aquiles en funciones de héroe mitológico reclama, al mozo solo le falta una moto de gran cilindrada y un buen casco para oficiar de Varoufakis (Varufucker le llaman algunos colegas de universidad) de Artur Mas. El bueno de Homs está en ello, dispuesto a gastarse unas pelas en una Harley. Un marxista como abrelatas de la futura República Catalana, perfecta metáfora de esa locura colectiva que ahora empieza a asustar a algunos más allá del Ebro.

La lista única la encabeza un comunista oportunista, o un oportunista comunista que cree haber encontrado acomodo definitivo en la ínsula Barataria de Mas

Osti tú, quina llista mes guapa…! Porque la número dos es una militante de ERC, Carme Forcadell, (“sus dotes mitineras la convierten en una persona ideal para arengar a la ciudadanía”, leído en LV esta semana), ex presidenta de la ANC, una de esas entidades financiadas por la Generalitat de las que el Govern se ha servido para extender el procés (léase prusés) por la Cataluña profunda. Vale la pena reproducir un párrafo debido al periodista Josep Maria Cortés: “Forcadell vive de la democracia directa, no de la separación de poderes. Toma el camino de los que la mueven. Es corporativista. No se explica a través del sufragio, sino del grupo de presión que la comanda. Es, si me apuran, apasionada, pero no es legítima. Lo peor es que condiciona la agenda política del país. Y por mucho descrédito que tenga, la política la hacen los partidos. Forcadell es el sujeto de una gran obliteración: ella llena el vacío de poder compartido entre Mas y Junqueras. La ANC ofrece mucha emoción, poca información y apenas nada en términos de reflexión”.

Y la número tres es Muriel Casals, ex militante del PSUC y presidenta de Òmnium Cultural. En marzo de 2010, en una entrevista con Ramon Miravitllas de COM Ràdio, la tieta atribuía la circunstancia de que solo 630 de los 21.000 socios la hubieran votado en las elecciones para renovar la junta directiva de OC al hecho de que “los leninistas se han apoderado de esta sociedad independiente catalana” (sic). De donde se infiere que del derrumbe de partidos como el PSUC surgió una legión de oportunistas sin convicciones dispuestos a hacer el trabajo sucio de la burguesía. Òmnium nació en los sesenta de la mano de Luis Carulla, dueño de Gallina Blanca y representante en Cataluña de David Rockefeller, y Félix Millet, padre del actual Félix Millet, imputado por corrupción hasta las trancas en el “caso Palau”. Dos miembros de esas 200 familias de la oligarquía catalana que lo controlan todo. Y, ¿no es maravilloso asistir ahora al espectáculo de esa izquierda comunista actuando de peones de la oligarquía, haciendo almoneda del internacionalismo proletario que siempre fue norte marxista y liquidando a perra gorda el patrimonio moral y político de la izquierda y del movimiento obrero catalán? Pues ahí están ellos, tan contentos de haberse conocido, actuando de mamporreros del nacionalismo identitario, cambiando la bandera roja de la solidaridad por la barretina de la burguesía. Al grupo se acaba de incorporar Pablemos, que reconoce a Cataluña como “sujeto político soberano” con “derecho a decidir”. Otro amigo de España. Todos dispuestos a lavar los trapos sucios de esa derecha extractiva del 3%, de obligada cuenta en Suiza y Andorra, esa derecha nacionalista que se lo viene llevando crudo desde que Pujol y sus Alavedras se dedicaban a asaltar a todo bicho viviente en los albores de la Transición.

Unos “independientes” muy dependientes

Esta es la lista de “independientes” miembros de la “sociedad civil”, todos comiendo de la mano de la Generalitat, que va a encabezar la gran manifa secesionista del 27-S. Porque de número 4 va emboscado el propio Mas y de número 5, cómo no, el Junqueras. Falta la monja Forcades, olvido imperdonable a tenor de lo mucho que ha laburado la sor, también de la izquierda marxista, por la cosa identitaria, error que Oriol sabrá corregir con prontitud, y otro sí cabe decir de la monja dominica Caram, la enamorada argentina de Mas. Se echa también en falta a Guardiola o, en su defecto, al gran Llach, incluso al Laporta escanciando champán por la pechera. Y, en fin, al abad de Monserrat, lo que a la épica implícita en sublevación tan ardorosa contra la pérfida España añadiría la estética de la cruz, siempre dispuesta a acompañar a la espada en toda aventura redentora que se precie. Se me olvidaba: naturalmente la Rahola, hay que hacer un hueco a Pilar, no fotem, que lleva tiempo trabajando mucho y bien por la causa. La Cataluña cañí, que ya dijo Pla que los catalanes eran los más españoles de entre los españoles, para lo bueno y lo peor.  

Sostiene Juliana en LV refiriéndose al Varoufakis de Mas que “una cosa es enfrentarse a los alemanes por las condiciones de pago de una deuda colosal, y otra, encabezar una lista de carácter independentista (…) para poder iniciar una negociación con el Estado español dentro de unos meses”, que eso está chupao, viene a decir Juliana, y más si después de Noviembre en Madrid se instala un Gobierno de Pedrito y Pablito en amigable compaña, como tiene toda la pinta de ocurrir, porque el Gobierno del PP no ha querido nunca jugar este partido, no ha querido entrar en ese “lío” (palabra favorita de Mariano), de modo que Rajoy, tras consultar con Brey, porque este es asunto con sustancia, comparece y dice que “no va a haber independencia en Cataluña” y después de tamaño esfuerzo se retira a sus aposentos dispuesto a echar una cabezadita tendido en la cheslong, mientras en la tele dan el final de etapa del Tour.

En la masa no hay miedo que valga, y qué hermoso sumergirse en ella y abdicar de la individualidad, renunciar al yo por el nosotros, fundirse en el abrazo colectivo del eslogan

Dice también Juliana que Romeva “ha preferido la senda Ferran Mascarell”, el dirigente socialista que en 2010 dejó el desierto del PSC para ponerse al servicio de Mas. Un valiente. “En la política catalana se están abriendo nuevos espacios y habrá demanda de caras nuevas. Romeva ha sabido captarlo a tiempo”, claro que sí, que fuera del prusés hace mucho frío, fuera de la ola independentista todo es silencio y desolación. En Madrid no han entendido la verdadera naturaleza del independentismo catalán, el sustrato leninista –franquista, si se quiere- de un fenómeno que hay que entender como un Movimiento superador de partidos e ideologías, un Moviment de masas que no se puede parar y necesita ir incorporando progresivamente gente al pelotón de vanguardia. “Un ejercicio de ingeniería social deliberada” (Hobsbawm). En la masa no hay miedo, ni preocupación que valga, y qué hermoso sumergirse en ella y abdicar de la individualidad, perder la identidad, renunciar al yo por el nosotros, fundirse en el abrazo colectivo del eslogan. Es el “contra Franco vivíamos mejor” que decían los viejos camaradas del PCE cuando, tras las primeras elecciones democráticas, el PSOE que nunca existió le arrebató la merienda a Carrillo. Es la “masa de acoso” sobre la que teoriza Elias Canetti, de modo que al Moviment te subes en marcha o estás muerto, te incorporas o no eres nadie. “Una razón importante del rápido crecimiento de la masa de acoso es la ausencia de peligro. No hay peligro porque la superioridad de la masa es enorme. La víctima nada puede contra ella. O huye o queda atrapada”. Peor aún, porque es posible que el comisario del pueblo te apunte en su lista y, llegado el caso, aporree la puerta de tu casa de madrugada y no precisamente para invitarte a café con cruasán. ¿El miedo de Mas? Por eso Romeva, que hace cuatro días decía pestes de Arturo y su CDC, se ha subido al tren en marcha. Este chico tiene futuro.

El conde de Godó al servicio del 'prusés'

El caso es que la farsa secesionista prosigue sin pausa, tras haber salvado el escollo de esa lista única que parecía insuperable. Como ayer escribía Josep M Colomer en El País, el nacionalismo ha promovido la independencia mediante la estrategia de convertir cada desacuerdo con el Gobierno central en un conflicto institucional sin otra salida que la secesión. Lo hace con el apoyo dinerario de Madrid y el mediático de la prensa catalana. En este punto, la labor de La Vanguardia de Màrius Carol está siendo impagable (Has hecho un pan como unas tortas, querido Jorge). LV es ahora el Arriba del prusés. ¿Que para desatascar la cañería hace falta una encuesta que diga que la lista única arrollaría en las urnas? Pues se encarga una de urgencia a la demoscópica de guardia, se envían los resultados bien empaquetados al conde de Godó para que se publiquen el domingo, y mano de santo: a primera hora de la noche del lunes, fumata blanca, acuerdo al canto. Y el dinero, ya digo, que lo siga poniendo Madrid, que en eso no hay indignidad ninguna. El dinero de Madrit no mancha. En los prolegómenos de la negociación de los PGE para 2016, Pere Macias, el nuevo portavoz de CDC en el Congreso, ha exigido al Gobierno mayores recursos para “poder gestionar con una mínima dignidad nuestras competencias”. Pero, ¿de qué gestión habla este buen hombre, si en Cataluña no hay gestión que valga, que todo es prusés a palo seco? Dinero, sí, para mantener la estructura clientelar de un Moviment del que comen muchas bocas, para seguir abriendo embajadas en el exterior y tantas otras iniquidades.

Insensible a cualquier razonamiento en contra, el prusés avanza impulsado por el viento de unas promesas de imposible acomodo en mente regularmente aseada: “Cuando Cataluña sea independiente tendrá las tasas de paro de Dinamarca o Austria, las infraestructuras de Holanda y el modelo educativo de Finlandia”. Palabra de Mas, te adoramos Señor. Lo más probable en tal caso es que Cataluña se pareciera como dos gotas de agua a la Grecia de Varufakis. El paralelismo entre el referéndum de Tsipras y el plebiscito Mas es evidente. Ejemplos esclarecidos ambos del populismo más rancio (“exaltación de lo propio, manipulación del lenguaje, movilización permanente, identificación del enemigo, rechazo de la legalidad democrática”, Miquel Porta). El mismo engaño, idéntico tocomocho. Someto a los ciudadanos de Cataluña a un gran estrés emocional, y lo hago emboscado en una lista para poder así escapar a toda acción fiscalizadora sobre mi Gobierno, mi no-Gobierno, la corrupción galopante del desgobierno de CiU, la pésima calidad democrática que sufren los catalanes, el aplastamiento de la Cataluña plural -la Cataluña de los ciudadanos- bajo el peso del dictak identitario (“He conocido una época en que la identidad nacional era el único principio de relación entre los Estados. Sabemos sus resultados desastrosos”, Lévi-Strauss), y lo hago pensando en volver a gobernar de nuevo, y como siempre hay un roto para un descosido encuentro al Varufakis de turno dispuesto a dar la cara por mí y cederme después galantemente el sillón presidencial, todo un espejismo, un engaño mayúsculo, una pura ficción. “Jamás se había alcanzado tamaña golfería desde que tengo noticia”, escribía ayer el gran Gregorio Morán. Cataluña no podrá ser independiente por mucho que lo pretenda una parte de su población porque España no podrá permitirlo y Europa no podrá consentirlo, como ha quedado claro con lo ocurrido en Grecia. A menos, claro está, que España haya perdido definitivamente el pulso y esté muerta, una posibilidad que, dada la fibra moral de su clase dirigente, no hay que descartar.

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