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Análisis

Un análisis del CIS demasiado precipitado

Mariano Rajoy y Pedro Sánchez.

A pesar de que los barómetros del CIS dan información mucho más valiosa que las predicciones de voto, en período de negociaciones electorales y con la sombra de las terceras elecciones sobre la mesa, el ojo de todos los analistas ha ido irremediablemente ahí: a intentar entender qué escenario electoral dejarían unas terceras elecciones según el CIS.

Como algunos quizá habréis leído, la estimación del CIS le da un 32,5% de los votos al PP en unas elecciones celebradas ahora, medio punto por debajo de su resultado el 16J (33,03%), y un 23,1% al PSOE, lo que le situaría ligeramente por encima de su resultado en junio (22,66%). En cambio, el CIS estima caídas para Ciudadanos, que pasaría de 13,05% a un 12%, y a la coalición de Unidos Podemos, que pasaría de 13,37% de junio a un 12,6%. Las lecturas no se han hecho esperar. Parece que PSOE y PP mejorarían posiciones mientras la nueva política seguiría su caída en las encuestas.

El barómetro del CIS es muy precipitado: la recogida de datos sobre la intención de voto se hizo entre el 1 y el 11 de julio

Sin embargo, estas lecturas son muy precipitadas por dos motivos. En primer lugar, porque el trabajo de campo, es decir, la recogida de datos sobre la intención de voto, se hizo entre el 1 y el 11 de julio, es decir es anterior a la constitución del nuevo parlamento, por lo tanto, no captura cualquier cambio de preferencia que pueda haber existido en las últimas semanas debido a las estrategias de negociación de los distintos partidos. Es decir, la encuesta se hizo apenas una semana después de las anteriores elecciones, lo lógico es que no capturará ningún tipo de cambio respeto al resultado de las elecciones más allá de algún ciudadano que se arrepintiera de su voto.

En segundo lugar, y muy relacionado con esta idea, la mayoría de los cambios son muy pequeños y quedan dentro del margen de error (que es más o menos de 2 puntos arriba o abajo). Es decir, las diferencias capturadas, se deben seguramente a pequeñas variaciones en la composición de la muestra, no a cambios reales en las preferencias de los españoles. De hecho, si miramos la matriz de transferencias de datos, vemos como la fidelidad de los votantes de todos los partidos es alta, superior al 80% siempre, y muy cercana al 90% en la mayoría de los casos.

Sin embargo, es cierto que Ciudadanos (82,5), Unidos Podemos (82,8) y Compromís-Podemos (79,1) tienen una fidelidad ligeramente más baja. Además, aunque la mayoría de estos votantes que dicen no querer repetir de momento van a la abstención (Ninguno), existe una muestra significativa de votantes de Cs que dicen querer votar a PP y una proporción no despreciable de votantes de Compromís que hubiera votado PSOE a principios de julio. Es decir, a la espera de como puedan afectar las dinámicas de la negociación a todos los partidos, podría ser que hubiera cierto factor agrupamiento y voto útil entre los votantes de algunos de los nuevos partidos. Aunque es pequeño y es fácilmente reversible.

En resumen, los datos del barómetro de julio del CIS ayudan poco a entender la dinámica política generada desde las elecciones de junio, porque se dieron muy poco después de que estás pasarán. Sin embargo, hay otras preguntas que sí nos pueden ayudar a entender ciertas lógicas que podrían afectar al escenario electoral del futuro.

Un 25,4% de los españoles considera que la situación política va a empeorar durante el próximo año

Por ejemplo, una comparación entre los datos de enero y de junio, nos muestra que las dinámicas de negociación y de repetición de elecciones han generado mucho pesimismo en los españoles, con un 25,4% de los españoles considerando que la situación política va a empeorar durante el próximo año (considerablemente por encima del 17,2% que lo creía así en enero). Del mismo modo, solo un 16,7% de los españoles cree ahora que la situación política va a mejorar en comparación con el 23,1% que lo creía a principios de año.

Además, y quizá más importante, esta tendencia al pesimismo no es homogénea en el electorado. Afecta especialmente al electoral de Unidos Podemos. Entre los votantes de Podemos ha habido un cambio radical, pasando de un optimismo generalizado con un 38,4% de los votantes creyendo que la situación iba a empeorar por solo un 9% creyendo que iba a empeorar a la situación inversa. Hasta un 34% de los votantes de Unidos Podemos cree que la situación política va a empeorar, y solo un 10,9% cree que va a mejorar. Es cierto que entre los votantes de Unidos Podemos también hay ahora exvotantes de Izquierda Unida, pero incluso entre estos, el optimismo era mayor en enero que en julio.

En cambio, los votantes del PP eran más optimistas a principios de julio que a principios de enero. Con un 31,3% creyendo ahora que la situación va a ser mejor dentro de un año que ahora.

Es evidente que estos datos están muy condicionados por el impacto de los resultados del 26 de julio, pero ponen de relieve un tema muy importante de cara a futuros comicios electorales: la capacidad de ilusionar y movilizar a los votantes para que acudan a las urnas. Habrá que ver si la situación se mantiene igual después de las negociaciones para el nuevo gobierno que aún deben continuar unos meses.

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