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Opinión

Roger Torrent y el perro de Henry Molise

Roger Torrent, presidente del parlamento catalán.

A Oriol Junqueras, como a Henry Molise, la vida no le sonríe. Uno está en la cárcel de Estremera, a más de 640 kilómetros de Barcelona. El otro, el guionista, se ve incapaz de volver a escribir un libro bueno. Hundido en el sofá de su casa en la costa californiana, Molise se siente muy al oeste de Roma, el lugar que evoca para sobrellevar sus peores momentos. Y lo son. Tanto para el líder de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) como para el personaje creado por John Fante en el bestiario de su obra. A ambos los une esa extraña bruma de los perdedores y a los dos los rescatará de su miseria una criatura inesperada. Roger Torrent, el nuevo presidente del Parlamento Catalán, será para Oriol Junqueras lo que para Henry Molise fue Idiota, aquel perro de carácter imprevisible e inadaptado que llegó a su jardín como una señal de supervivencia.

El nuevo presidente del Parlamento Catalán será para Oriol Junqueras lo que para Henry Molise fue Idiota, aquel perro de carácter imprevisible e inadaptado

A sus 38 años, Roger Torrent se convirtió esta semana en el presidente más joven que ha tenido el parlamento catalán. Una muestra del “relevo natural y necesario”, apostilló Torrent en su discurso ante la cámara. Lo dijo con la buena planta de quien estrena traje y se presenta ante la opinión pública con la cuenta de Twitter aseada de proclamas republicanas. La lozanía no tiene pasado, al menos no del tipo del que le crearía más problemas al independentismo de los que ya tiene. Natural de Sarrià de Ter, un pueblo del cinturón industrial cercano a Gerona, Roger Torrent estudió Ciencias Políticas en la Universidad Autónoma de Barcelona y también un máster de estudios territoriales y autonómicos en la Universidad Politécnica de Cataluña y la Pompeu Fabra. Desde muy pronto militó en las Juventudes de ERC, partido desde el que ha impulsado una carrera que ya suma 20 años, más de la mitad de su vida. En 1999, Torrent entró en el Ayuntamiento de Sarrià del Ter como concejal y ocho años después fue elegido alcalde.

Torrent es un personaje cercano al entorno de Oriol Junqueras. Ha ocupado puestos de responsabilidad, primero como diputado portavoz de ERC y luego como portavoz adjunto en el grupo parlamentario de Junts pel Sí, una posición en la que dependía de forma directa de Marta Rovira, la plañidera número dos de Esquerra, a quien sustituyó en el primer debate electoral luego de que ésta pinchara con Inés Arrimadas en el cara a cara conducido por Jordi Évole. Torrent es el alfil, una pieza dispuesta a cerrar el paso y asegurar el feudo de ERC de cara al intento de investidura telemática de Carles Puigdemont. Algo así como un pastor alemán a las puertas del descalabro. Alguien que amarra el gesto mientras Junqueras se come la escasa ración electoral de su martirio en la cárcel. Desde la aplicación del 155, el ex vicepresidente de la Generalitat permanece en prisión a pesar de la salida de los otros 'exconsellers' acusados de sedición por promover el proceso que llevó a la Declaración Unilateral de Independencia.

Es el alfil, una pieza dispuesta a cerrar el paso y asegurar el feudo de ERC de cara al intento de investidura telemática de Puigdemont. Algo así como un pastor alemán a las puertas del descalabro...

Como parte de la fauna que John Fante retrató en su tetralogía dedicada a Arturo Bandini, Henry Molise es un personaje de la porca miseria, un descendiente de los inmigrantes italianos que poblaron los suburbios de Los Ángeles de los años 50. Alguien que creció comiendo macarrones con tomate mientras añoraba una Italia que jamás conocería y a la que en realidad nunca llegó a pertenecer del todo. Las patrias, como las ciudades de las que habló Italo Calvino, están llenas de deseos y miedos. Ese binomio que convierte la ensoñación en pinchazos de la voluntad o lo que es peor: en los reveses de la fortuna, que acaricia a algunos y aporrea a otros. Una ecuación de la tragicomedia que Fante entendió como nadie y que cobra en el ‘procés’ sus evocaciones más sangrantes.

Torrent habló con la buena planta de quien estrena traje y se presenta ante la opinión pública con la cuenta de Twitter aseada de proclamas republicanas

De joven, Henry Molise escribió novelas prometedoras. Entró incluso con buen pie en Hollywood como guionista. Pero el tiempo transcurrió en su contra. A sus cincuenta y cinco años, Molise está en el foso. El negocio del cine anda mal y sus reservas anímicas flaquean. Quiere escribir algo decente y no puede, y para colmo de males debe mantener y alimentar a una familia que sólo le da disgustos. Todo parece venirse abajo en su vida hasta la aparición de un caniche fiel y empecinado, un animal que de la misma manera se comporta cual entrañable escudero como sodomiza al resto de las mascotas del barrio, porque en efecto, ocurre. Idiota, que es como decide Molise bautizarlo, intenta violar a un gran danés ante la mirada atónita del vecindario. Por muy pocos atributos que tenga, este perro le da a Molise una extraña seguridad. Así es la historia que Fante relata en Mi perro Idiota.

A Molise le pueden los fantasmas: el ocaso, el silencio, el aislamiento, el ridículo. Aguijonazos del espíritu que también escarmientan a Oriol Junqueras, recluido desde hace ya casi tres meses en su celda de Estremera. Cuatro paredes,  lo único que le ha quedado a Junqueras mientras Carles Puigdemont, su antiguo socio en la gesta independentista, permanece huido en los bosques belgas y recompensado electoralmente por la hipérbole de su puesta en escena. Mientras uno elabora una metafísica del presidio, el otro avanza con el plan –no del todo claro- de hacerse investir como presidente de la Generalitat catalana por obra y gracia de la fibra óptica. Su regreso, claro, equivaldría entrar en la cárcel por los delitos de rebelión, prevaricación, desobediencia y malversación. Y la valentía, pues, no da para tanto.

"Era un inadaptado y yo era un inadaptado. Yo luchaba y perdía, él luchaba y vencía. Pondría firmes a todos, al altanero gran danés, a los ensoberbecidos pastores alemanes, y encima les daría por culo y yo me lo pasaría en grande”

Henry Molise e Idiota, como Oriol Junqueras y Roger Torrent, concentran buena parte de la gama de efectos tragicómicos que caracteriza la obra de John Fante, esa forma de hundimiento que arrastra consigo a quien lee y en la que el nuevo presidente del Parlament aparece -quién sabe- si como salvavidas o estropicio. En esa vida en la que nadie lo obedece, enclaustrado en la frustración y el hundimiento, el personaje de John Fante encuentra en ese perro una iluminación repentina.  Por una sencilla razón. Mientras a Molise la vida le da por saco, su perro incordia al resto del vecindario. Molise, como Junqueras, está harto de derrotas. A sus 55 años, Molise no ha cosechado victoria alguna en su vida: se apilan a su alrededor los libros que no ha escrito, los lugares que no ha visto, las mujeres a las que no ha amado. Pero Idiota, aquel perro, hará por él lo que Molise no ha sido capaz.  "Era un inadaptado y yo era un inadaptado. Yo luchaba y perdía, él luchaba y vencía. Pondría firmes a todos, al altanero gran danés, a los ensoberbecidos pastores alemanes, y encima les daría por culo y yo me lo pasaría en grande”, escribe Fante en aquellas páginas soberbias. ¿Hará lo mismo Roger Torrent por Junqueras? ¿O le sacará los ojos, él también…? La vida, como las novelas, replica sus estampas desesperadas. Y ésta parece una de ellas.

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