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Opinión

Agradecimiento por los servicios prestados o cómo ir en una lista

Repasar los nombres que figuran en las listas a las elecciones del 21-D es un ejercicio de melancolía no apto para corazones sensibles. La mediocridad, unida a la adulación al líder, son el denominador común. Se agradecen los servicios prestados. En unas más que en otras, claro.

¿Listas abiertas? ¿Para qué?

El cesado Carles Puigdemont, también conocido como Carlos I El Escaqueado, se ha encontrado con que su propio partido, el PDeCAT, le ha dejado con las manitas libres para confeccionar lo que denominan pomposamente “la lista del President”. Concurrirá a los comicios bajo las siglas “Junts per Catalunya”, cosa que ya empieza a ser habitual en el campo convergente, que va a tener que contratar a un guionista para que siga inventándose nombres bajo los que camuflar a los herederos políticos de Jordi Pujol. Como la antigua CDC no vende un colín, el cesado President cambia las siglas, aparta a la mayoría de políticos de su partido e inventa una gala de fin de año con invitados.

Repasando los nombres, es evidente que el que no quiere ser político en esta Cataluña surrealista será porque no quiere. La concatenación de ocurrencias peregrinas es tal que, en caso de no obtener un éxito – todo indica que el batacazo va a ser de los que hacen época – podría montar un circo en donde se ofreciera lo mejor en actuaciones: la mujer barbuda, el bombero torero, la banda del empastre, el hombre de goma o los enanitos saltarines. Ya me dirán qué pintan juntos la entrenadora de natación sincronizada Anna Tarrés y el periodista Martí Anglada. ¿La primera estará por si le llega el agua al cuello? ¿El segundo para redactar la necrológica del proceso? Misterios por resolver, que diría el profesor Miravitlles.

Están también, no se lo pierdan, el director teatral Joan Lluís Bozzo – del grupo Dagoll-Dagom – y el padre Manel, un sacerdote que se ha dedicado a las obras sociales en el barrio del Raval. Que el primero figure en la lista, aunque sea para no salir, se comprende porque la cosa independentista tiene un extraordinario predicamento en el mundo del artisteo. Ya saben, la subvención manda. Más difícil se nos antoja lo del padre Manel, como no sea que Puigdemont quiera asegurarse la indulgencia por todas las barbaridades que ha dicho y hecho.

Por si hay que hacer una emisión tipo BBC desde Bruselas tienen al ex director de RAC1 Eduard Pujol. Lo dicho, un circo

¿El resto? Sin novedad en el frente, que diría Erich von Remarque. Junto a nombres de siempre y Consellers en la cárcel, además de Jordi Sánchez, los clásicos convergentes, aunque muchos menos de los esperables. Ferran Mascarell, el ex delegado de la Generalitat en Madrid, va el número veintiséis, vaya por Dios. Le veo regresando al mundo de la edición. Hablando de literatura, Quim Torra y Laura Borrás van de los primeritos. El primero es editor y la segunda la directora de la Institució de les Lletres Catalanes. La sopa de letras en la que ha devenido la lista de los ex convergentes bien requiere gente que conozca el asunto, como el también escritor Jaume Cabré. Por si las epidemias, figura también el epidemiólogo Antoni Trilla, así como por si las criaturadas va la ilustradora Pilarín Bayés. Finalmente, por si hay que hacer una emisión tipo BBC desde Bruselas tienen al ex director de RAC1 Eduard Pujol. Lo dicho, un circo.

Y hasta ahí las novedades más destacadas. Uno se pregunta si esta pléyade de estrellas puede despertar la pasión en el electorado independentista, tan ahíto de glorias, promesas, jornadas históricas y proclamaciones solemnes. Que una entrenadora de nadadoras, un director de teatro y un puñado de lletraferits se unan al ínclito Puigdemont puede muy bien dar de sí lo suficiente como para rodar un remake de “Escuela de sirenas”, pero poco más. Lo que intenta ocultar esta lista, por más que la rellenen con personajes procedentes de Reagrupament o Solidaritat, como el economista Emili Valdero, es la soledad más absoluta en la que se ha instalado el cesado President. Ningún fichaje de peso, ninguna aportación novedosa, nada más que lo de siempre con los de siempre, pero en esta ocasión con gente de segunda, tercera y cuarta fila. Es lo que tienen las listas cerradas y organizadas por la omnímoda voluntad del líder. Son reflejo de su personalidad y, si a ello nos atenemos, la de Puigdemont es mucho más gris de lo que ya sabíamos.

A Puigdemont lo han dejado solo, como a los de Tudela. Los que viven de esto saben que es caballo perdedor y a nadie le apetece acompañar a un cadáver político en su entierro

A Puigdemont lo han dejado solo, como a los de Tudela. Los que viven de esto saben que es caballo perdedor y a nadie le apetece acompañar a un cadáver político en su entierro. Porque los funerales suelen ser contagiosos.

El resto de listas tampoco son para volverse locos

Hay que decirlo, a fuer de sinceridad: el resto de partidos no le pisan el poncho al PDeCAT, perdón, a Junts per Catalunya, en materia de genialidades a la hora de elaborar sus listas. Mientras Oriol Junqueras dice que se pasa las horas de cárcel rezando, él, tan católico y pío, la lista que integra a la Rovira, la de los muertos, ya saben, es de una vulgaridad tremenda. Ex Consellers de Esquerra “exiliados” o encarcelados, Carme Forcadell, de la que ignoramos si hará o no apología del 155, y, parafraseando a Almodóvar, otras gentes del montón. Creen que serán los ganadores y no juzgan oportuno inventar nada. Que inventen ellos, decía el clásico.

Los de las CUP están a lo suyo. Renuevan, porque así lo marcan sus normas, pero da igual porque los nombres serán muy conocidos en sus casas a la hora de comer, pero no aportan nada más que lo ya conocido por los anticapitalistas, independentistas y todo lo que ustedes quieran. Pura comparsa.

Los de Ada Colau, léase Catalunya en Comú, viene a ser una versión en moderno y con pendiente en la oreja del soviet supremo. Gente de confianza, del aparato, intelectuales orgánicos, ex secretarios de CCOO en Cataluña, vamos, que ni sacado de uno de aquellos carteles del PCUS en los que se veía al obrero, al campesino, al soldado, al estudiante y a la madre dando el pecho a un retoño hermoso y lozano. La nota pintoresca la da el periodista de TV3 Jaume Barberá, curioso autoestopista que fue de convergencia al PP para volver de nuevo al independentismo recalando, finalmente, en el seno del comunismo. Se ha jubilado hace poco y se comprende la necesidad de encontrar algo de sosiego tras una vida tan azarosa. Al inefable Dante-Fachín ni lo esperaban ni estaba, o sea que se quedó fuera.

Iceta dice que pretende crear un amplio espectro de izquierdas y catalanista. Yo de él empezaría a estudiar la oferta formativa de los diferentes centros cívicos

No me gustaría hacer leña del árbol caído, y como sea que en otro artículo ya hablé de la lista del PSC, me abstendré de abundar en mayores comentarios salvo para añadir que si con estos nombres Miquel Iceta espera conseguir ni que sea la pedrea en el sorteo del 21-D, va fino. Dice que pretende crear un amplio espectro de izquierdas y catalanista. Yo de él empezaría a estudiar la oferta formativa de los diferentes centros cívicos. Cursos, no sé, de macramé, origami, ganchillo o similares. Tendrá tiempo de sobras.

Y no, no me olvido de PP y Ciudadanos. Los primeros andan siempre tan preocupados porque nadie se les mosquee dentro del partido que apenas osan cambiar ni una coma. Tampoco está claro que, caso de poderlo hacer, encontraran a quien quisiera figurar en sus listas. El PP está estigmatizado en Cataluña y mucho nos tememos que en ese estado va a seguir, porque ni Iceta ni los Comuns – ya no digamos lo separatistas – lo pueden ver ni en pintura. Es una lástima, porque Albiol podría decir muchas cosas y tener un rol importante en la política catalana si la gente dejase de lado los clichés y las intoxicaciones.

En lo que respecta al partido naranja, la vida sigue igual: se incorpora Nacho Martín Blanco, brillante periodista y tertuliano, y poco más. Para ser el primer partido de la oposición han arriesgado poco o nada. Es curioso. Los que tienen más que perder, los del proceso, los de Puigdemont, han hecho un doble mortal sin red. Los otros, los que lo tienen todo por ganar, apenas se han movido.

Me temo lo peor.

Miquel Giménez

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