Quantcast

Opinión

Colau es una Pasionaria ligth

La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau

Ada Colau tiene menos problemas en cambiar de orientación que una veleta. Al romper el pacto de gobierno con el PSC se ha quedado aún más en una escandalosa minoría minoritaria, pero a la nueva Pasionaria ligth le da completamente igual. Todo sea por mantener el cargo.

Vale más vivir en la poltrona que morir por las ideas

Ya me perdonarán que parafrasee a Dolores Ibárruri, la Pasionaria. Nunca me han gustado los comunistas ni su pensamiento totalitario, es más, abomino de sus métodos crueles y homicidas – está más que documentado históricamente y no vale la pena insistir en ello -, pero debo reconocer que los herederos del partido comunista de José Díaz, la Pasionaria o Líster no les llegan a la altura de la suela del zapato. Ahí tienen a la actual alcaldesa de Barcelona o al ínclito Dante-Fachín por vía de ejemplo. Son el nuevo comunismo que existe ahora en estos predios, amamantado en las ubres de la subvención, la vida muelle, la poca responsabilidad y el pacto con la derecha más recalcitrante y casposa, la nacionalista catalana.

Ada Colau, que tanto recrimina al PSC que pacte con PP y Ciudadanos o que incluya en sus listas a Espadaler, ex Conseller de Interior con Artur Mas y miembro de la extinta Unió, no siente el menor sonrojo en dar por finiquitado el pacto de gobierno que mantenía hasta ahora en el ayuntamiento de Barcelona con los socialistas catalanes para entregarse con los brazos y las ideas abiertas en manos de Esquerra y el PDeCAT. ¿Motivo? Que vienen unas elecciones y la señora desea ser la más moderna del pueblo. Aunque esa actitud sea de un hipócrita que tumbe de espaldas y más falsa que un euro con la cara de Popeye.

Sabe la alcaldesa que su gestión es nula, nefasta, errática, carente de apoyos sólidos porque los del PSC no le dan mayoría siquiera para poder aprobar sus presupuestos. Jaume Collboni y sus mariachis sociatas están ahí para garantizarle que, al menos el día a día municipal, la cosa vaya tirando, dado que entre los suyos no tiene ni a una sola persona que tenga la menor idea acerca de cómo gestionar un ente como es el complejo ayuntamiento barcelonés. También sabe que el electorado catalán está en estos momentos más pendiente de sentimientos que de hechos. En ese sentido ha orientado sus gestos ambivalentes en los últimos tiempos, dando una de cal y otra de arena al proceso independentista. Hoy dice que el ex Govern debería hacer autocrítica, mañana dice que es el único gobierno catalán legítimo, en el 9-N voto Sí-Sí, el pasado octubre votó – no sabemos qué -, facilitó locales para la celebración de la farsa del referéndum, es partidaria de una consulta, pero para que se quede Cataluña en España, en fin, da todos los virajes que considera oportuno para intentar atraer a su ascua la sardina del votante.

El nuevo Frente Popular de la Visa Oro y el coche oficial está por la destrucción de todo lo existente"

En una cosa es coherente, como su amado-odiado Pablo Iglesias: en su odio hacia el PP, hacia España, hacia el sistema democrático, en fin, hacia todo aquello que nos hace ser una democracia al uso en el marco de la Unión europea a la que, por cierto, también odia. La suma de podemitas e independentistas no es en modo alguno baladí ni casual. El nuevo Frente Popular de la Visa Oro y el coche oficial está por la destrucción de todo lo existente. No por derrocar los viejos privilegios, que a eso muchos nos apuntamos sin tener por qué ser comunistas, sino para que tales prebendas las disfruten solamente ellos, sus parejas, sus amigotes, sus correligionarios.

Pero, amigo, ahora llegan elecciones y la que abjura del 155 poniendo carita de indignada no duda en soltar lastre para poder aparecer cual Venus surgida de las aguas como las CUP, otros que tal bailan. En todo este asunto, los tontos útiles han sido, para variar, los socialistas. Claro que hay que comer, debe pensar Collboni, pero chico, ¿a este precio?

A buenas horas Miquel Iceta

Iceta ha dicho que ya no puede confiar en los Comunes tras la ruptura del pacto municipal en Barcelona. Hombre, si hubiera consultado a su militancia estos le habrían dicho lo mismo, pero con años de antelación. Lo que pasa es que había que colocar a unos cuantos. Es totalmente imposible que alguien de la inteligencia del primer secretario del PSC venga ahora a decir que han traicionado su confianza. No nos venga con milongas, don Miquel, usted ya sabía que este matrimonio de conveniencia le iba a salir por la torta de un pan.

Porque si Colau, que encarna la mediocridad más grande vista jamás en el ayuntamiento de la Ciudad Condal, lo que no es poco decir tras algunos alcaldes que hemos visto y padecido, está donde está se debe, en parte, a que se ha sentido legitimada y arropada por usted y por su partido. Se debe a que Collboni ha hecho de don Tancredo mirando hacia otro lado cuando Colau prometía ceder infraestructuras municipales para el pseudo referéndum. Se debe a que se han hecho el sueco cuando en el pleno se votaban cosas que iban claramente en contra del ordenamiento constitucional vigente. No es de extrañar, habida cuenta que usted y los suyos prefieren que gobierne las CUP en Badalona en lugar de que lo haga Xavier García Albiol, el candidato que ganó de calle las elecciones municipales pasadas. Pero, claro, es del PP y usted odia l PP igualito que odia al estado de Israel. Usted comparte con Colau, los Comuns y los Podemitas, si a eso vamos, un desprecio absoluto hacia la ley, los partidos constitucionalistas y todo lo que no orbite alrededor de su ombligo.

Es una lástima. El PSC, que viene de un pasado de gobierno, está ahora sumido en la indefinición más tremenda, casi como la de Colau. Diría más, no es indefinición, es extravío, andar más perdido que un pulpo en un garaje. Les han echado de la moqueta por su mala cabeza y ahora no saben a qué santo encomendarse. A ustedes les da igual que en su lista figure el señor Jiménez Villarejo que el señor Espadaler. Todo vale si cuela. El problema es que colar, lo que se dice, colar, no va a ser.

La ambigüedad de Colau y la de ustedes son muy distintas. La socialista se debe a la ineptitud del partido para hacer una autocrítica a fondo, recapitular y hacer limpieza. Ya me perdonará, pero que en la foto de familia que se han hecho para presentar su lista aparezcan caras como Anna Balletbó o Núria Gispert – que no sé si van o no – mucha imagen de renovación y frescura no parece que dé.

A Colau le da lo mismo, siempre que sea ella y su gente la que corte el bacalao"

En cambio, que los de Colau digan “Digo donde decían Diego” obedece a un propósito político. Terrible, pero político. Quieren ser los que detenten el monopolio de la izquierda en esta Cataluña que ya no sabemos si será independiente, republicana, federalista, constitucional o medio pensionista. A Colau le da lo mismo, siempre que sea ella y su gente la que corte el bacalao. A usted, señor Iceta, también. Recuerdo a un amigo suyo que decía allá por la década de los ochenta que le importaba un higo que fueran a votar cuatro siempre que le votasen a él.

Colau no hace otra cosa que lo esperable en alguien que se ha pasado la vida mantenida por la cosa pública mientras se hacía la indignada. Es una auténtica maestra en mentir a los suyos y a los otros. Es la manera de proceder de los que se mueven en el campo comunista. Lo que no pueden controlar, lo destruyen. Algo similar ha sucedido en el PSC en estos últimos años. Lo que el aparato del partido no podía manipular era inmediatamente eliminado. La metodología estalinista de ambos es calcada, pero Colau sabe que bailando encima de un escenario no se ganan elecciones. Ella ha adoptado el papel de una madre coraje moderna y se ha puesto en plan Pasionaria, como decía al inicio de este artículo.

En materia teatral, dudo mucho que usted le gane. Aún le veo pidiendo audiencia a Xavier Doménech, candidato de los Comuns, para ver si consigue sumarse al Tripartito que, sin duda, formarán si tienen la más mínima oportunidad Esquerra, ellos y las CUP. Recuerde lo que decía Crébillon en su Atrea: “Si no de Atrea, digno es de Tiestes tan funesto designio

Miquel Giménez

Ya no se pueden votar ni publicar comentarios en este artículo.