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Mémesis

La increíble historia de Bronson, el perro que nació sin paladar

Bronson, el cachorro del paladar fisurado

Cuando un cachorro de una gran camada tiene un problema de salud congénito lo normal es que sus dueños decidan sacrificarlo. Si este problema es el paladar hendido el porcentaje de crías que se desechan es casi total... Bronson no ha sido una de ellas.

Los protagonistas de la historia

El paladar hendido o fisurado es es una afección que impide al cachorro salir adelante por sus propios medios. El paladar no termina de formarse en la gestación y nacen con un agujero que comunica la boca con la cavidad nasal, con lo que le es imposible hacer el gesto de succión y en 48 horas se desidratan y mueren. Solo la intervención humana puede hacer algo por ellos, pero con mucho esfuerzo y con muy mal pronóstico. Si sobrepasan el destete tienen que comer por sonda el resto de su vida con lo que supone eso para un animal. Un pequeño trozo de comida que se cuele por el paladar puede provocarle una infección o acabar con su vida por simple atragantamiento.

Lograr una calidad de vida con estos animales es muy complicado... pero no imposible. Hace unos días una usuaria de reddit contó la historia de un cachorro sin paladar y desahuciado que adoptó en la misma clínica veterinaria donde trabaja antes de que le sacrificaran.

Con unas cuantas fotografías documentó paso a paso el esfuerzo empleado en sacar adelante a Bronson durante más de un año y la forma en la que éste le cambió la vida... y mereció la pena. No solo a ella y su familia sino a la cantidad de gente que inspiró el artículo y la energía con la que Chelsea Whitney abordó el problema.

El impacto del post fue brutal, con más de medio millón de visitas y 26.000 compartidos. Una forma de contar que no existen imposibles si hay cariño y amor por los animales.

El día de su 30 cumpleaños iba a cambiar su vida para siempre. Un cachorro de 'Labrador retriever' color chocolate esperaba ser sacrificado en la clínica donde trabajaba. Decidió quedárselo y, en contra del consejo de todos sus compañeros, intentar que tuviera una vida digna.

La primera foto lo cuenta todo. Dos chocolates y una gran sonrisa que no revela el trabajo que le quedaba por delante...

 

Chelsea Whitney y Bronson y sus dos 'chocolates'

 

En estos casos solo hay dos opciones para evitar la eutanasia. O una prótesis personalizada que tape el agujero y que se vaya adaptando al crecimiento del paladar del perro (muy caro, solo un equipo en el mundo las hace) o esperar a que el cráneo termine de crecer para poder operar mientras se alimenta por sonda.

Esa fue la (dura) opción de Chelsea.

Los primeros días el cachorro los pasa chupando en vano su tetina sin saber que el aire se le escapa siempre por el paladar. 

 

Durante la primera semana Chelsea tiene que darle de comer por sonda religiosamente cada 1-2 horas con un tubo de goma de color rojo y con una jeringa. No puede separarse del cachorro ni un momento. Siempre lo lleva consigo.

"Estoy agotada, pero me doy cuenta que mi pequeño experimento científico podría llegar a sobrevivir."

"En la tercera semana me di cuenta que este cachorro es un gran luchador. Empezaba a gritar por su comida y salía disparado fuera de la jaula impulsado por sus pequeñas piernas. Le puse el nombre de uno de mis papeles preferidos del actor Tom Hardy... Bronson."

Los intensos cuidados al nuevo miembro de la familia trajeron los celos a la otra reina de la casa. La gata Quinn. Chelsea comparte una foto de ambos antes de que se volvieran enemigos irreconciliables (otro problema más).

 

Chelsea no se separa ni un momento del cachorro durante todo este tiempo. No puede morder nada y hay que darle de comer constantemente. Siempre va en brazos para evitar que una infección en las vías respiratorias le complique aún más la alimentación. El trabajo llega a ser agotador.

Pero Bronson es 'su' pequeño superhéroe.

A las cinco semanas Bronson abre los ojos completamente y abandona el chupete ergonómico. Pero la necesidad de chupar permanece y la toma con el dedo de su dueña. Eso hace que exista una unión especial entre ellos. "Mi marido ha quedado obsoleto en este punto", recuerda Chelsea.

Bronson es muy sociable. Todos los días tiene que tratar con alguno de los animales que se pasan por la clínica... incluso con los que llevan zapatos.

En una de las vacunas Bronson tiene una pequeña fiebre que le impide alimentarse correctamente por sonda durante unos días. En un momento de debilidad Chelse piensa en abandonar todo el tratamiento... pero basta una mirada a su pequeño para saber que ya no puede hacerlo.

Bronson pasa mucho tiempo atado a la mesa de la cocina mientras su dueña no puede cogerlo en brazos. Cualquier distracción, cualquier objeto en su boca podría significar el final. Solo se separa de él para ir un rato al gimnasio.

 

Con 3 meses ya ha viajado a Hot Springs, Arkansas, Denver, Colorado y Tucson. Chelsea y su marido le alimentan por sonda en la parte trasera del coche durante los viajes de 13 horas para visitar a sus padres.

 

No hay respiro. Chelsea se lleva a Bronson a la clínica todos los días. Trabaja con él en brazos, hace los informes médicos con el cachorro en su regazo...

A pesar de todos los problemas de comportamiento debido al tipo de alimentación, a la falta de golosinas, de movimiento y de juguetes... el cachorro es lo suficientemente tierno como para cambiar la vida de su dueña y de todos los que le rodean.

 

Y llegó el gran día. Tras un sufrido año de alimentación por sonda y cuidados constantes el paladar de Bronson ha dejado de crecer y se puede someter a la operación que lo convertirá en una mascota absolutamente normal.

 

La operación se llevó a cabo el 29 de abril de 2016 y todo salió según lo previsto:

"Era un manojo de nervios, pero estaba contenta de saber que este año tan duro había llegado a su fin. Mi bebé, mi mejor amigo, la pesadilla de mi existencia y el amor absoluto de mi vida, por fin iba a tener una vida normal." Chelsea.

 

"Así está Bronson hoy con Layla, su hermana de 12 años de edad, y su hermano Harley, un Border Collie de 10 años. El tejido de su paladar está casi completamente curado. Es capaz de morder sus juguetes, masticar de pieles, nadar en los lagos, ir a caminar, traerme los palos... básicamente es capaz de vivir el resto de su vida como un labrador perfectamente normal... Amo a mis perros."

 

 

Podemos juzgar el corazón de una persona por la forma en que trata a los animales". Immanuel Kant

     

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