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Mémesis

Deportar a un inmigrante de un CIE sale más caro que un año de salario mínimo

Inmigrantes en la azotea del CIE de Aluche

El nicaragüense Pedro llevaba una temporada trabajando en España. Primero en unas caballerizas y luego de peón de obra. No tienen ningún antecedente y nunca delinquió. La crisis que nos afectó a todos le pilló primero a él. Se quedó sin trabajo y a pesar de tener pareja con papeles fue directo al Centro de Internamiento para Extranjeros. Tras 11 días fue deportado a su país. Coste mínimo de estancia en CIE y deportación: 2500€.

La nigeriana Mercy —nombre ficticio— fue detenida por no tener papeles en 2014 pero el juzgado no decretó su internamiento y la dejó en libertad... ya con expediente. Este es un dato importante. 48 horas antes de un vuelo de deportación organizado por Frontex en Agosto de ese año la volvieron a detener (podían hacerlo en cualquier momento con la misma excusa). Ese era un buen momento, había que llenar un avión. Mercy huyó de la explotación sexual en su país un par de años antes. Ahora volvía al infierno. Coste mínimo de deportación y de destrucción completa de un proyecto de vida: 3500€.

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La mitad de los internados en CIEs, como los que van a ser deportados por su 'motín' en Aluche, no tienen antecedentes penales. Están encerrados sólo por ser extranjeros con falta administrativa. De los 7.340 internados en 2014 menos de la mitad fueron deportados. Expulsiones arbitrarias que dependen, por ejemplo, de los convenios de extradición con los países de origen. “Tú si eres de Gambia no te preocupes, de aquí a la calle”; le dicen a un Africano recién llegado al CIE. 60 días encarcelado. Absurdo.

Imaginen por un momento que el dinero invertido en el confinamiento y deportación de Pedro o Mercy se dedicara a su inserción. Una oportunidad en vez de una condena. Imaginen invertir la deportación en planes de integración laboral o renta básica. ¿Cuántos de ellos darían su vida por esa oportunidad? El gasto a corto plazo es el mismo para el Estado, a largo es seguro una inversión.

El presupuesto anual del Estado para los Centros de Internamiento de Extranjeros es de 8.300.000€. Cada día de un inmigrante confinado en estas pseudocárceles supone un gasto mínimo de 17€, contando solo alimentación, luz, agua, limpieza y atención médica. No se incluyen sueldos de funcionarios, policía ni costes de construcción y adecuación de centros. Con menos de ese dinero sobrevive mucha gente fuera.

En 2014 casi 6 millones de españoles cobraban menos de 600€, muy cerca de esos 527 mensuales que cuesta la manutención de extranjeros privados de libertad—solo por serlo— en centros con condiciones lamentables donde se vulneran derechos fundamentales, como denuncia SOS racismo. El Estado, al final, invierte casi más en mantener sin libertad a inmigrantes que lo que le costaría su manutención mientras buscan trabajo. 

Porque a los gastos del CIE hay que añadir los gastos poco transparentes de las deportaciones. Son considerados operaciones policiales y como tales, tienen carácter reservado. Aquí las cifras bailan según quien te las cuenten. No se trata solo de un pasaje comercial de vuelta a su país. El protocolo exige escolta (muchas veces esposados y amordazados o incluso sedados por médicos de la policía) hasta su destino, incrementando sobremanera los costes con operaciones y redadas para llenar los cupos de estos mismos vuelos.

En 2013 y 2014, por ejemplo, el BOE publicó una licitación de más de 24 millones de euros en vuelos y seguridad de deportaciones. Si en 2013 hubo 3.100 deportaciones aéreas —según el Defensor del Pueblo— salen a casi 4000€ por inmigrante. Medio año de salario mínimo interprofesional. Sin contar los gasto anteriores de algunos de ellos en el CIE. En el ejercicio siguiente el presupuesto bajó a la mitad.

Se ha llegado a pagar más de 50.000 euros por una sola deportación. Suficiente para alimentar a 8 familias de cuatro personas durante un año.

Pero según una consulta de El Confidencial al Ministerio del Interior, entre 2011 y 2015 se gastaron 26,13 millones en deportar a 4.674 inmigrantes, a una media de 7.942€ por cada uno. Justo un año de SMI con 12 pagas.

Cuando el dinero de la Agencia Europea FRONTEX ayuda a subvencionar estos vuelos (conjuntos con otros Estados) el precio se dispara. Por ejemplo, el año pasado se voló a Pakistán desde Madrid para deportar a 27 inmigrantes por 425.000€, casi 16.000€ de coste por persona. 

El 21 marzo de 2014 un vuelo de Air Europa-Swift-Air se convertía en el más caro de la historia de nuestras deportaciones. 156.803€ por la expulsión de solo tres inmigrantes. He visto negocios ahora millonarios montados con menos capital. ¿Tiene algún sentido?

Al final la inversión para quitarse un problema de encima es muchas veces mayor que la de pensar en generar crecimiento o, al menos, condiciones más dignas para las personas que vienen a intentar ganarse la vida aquí.

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