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Vargas y Pizarro, los hombres de Soraya y Alierta para sustituir a Cebrián en Prisa

Manuel Pizarro.

Prisa es un enorme acorazado que amenaza con naufragar, pero que posee cañones de largo alcance con una importante capacidad para amedrentar a sus enemigos. Por eso, la marcha de Juan Luis Cebrián ha desatado una guerra de guerrillas entre los diferentes núcleos del poder político y empresarial que aspiran a controlar la artillería del grupo. La presidenta de Banco Santander, Ana Patricia Botín, ha intentado situar sin éxito a Javier Monzón como presidente. En paralelo, César Alierta ha realizado diferentes movimientos para que Manuel Pizarro herede el trono de la editora de El País y la Cadena SER. Y Moncloa, por su parte, expresó hace unos días su deseo de que fuera José Manuel Vargas quien ostentara ese puesto. Las espadas están en todo lo alto y el conflicto, todavía lejos de resolverse.

Durante las últimas semanas, han sido varios los movimientos, las reuniones y las llamadas que se han producido entre las partes implicadas en este juego de tronos para intentar impulsar candidaturas o cortar las aspiraciones de quienes habían dado un paso al frente para suceder a Cebrián.

Uno de los empresarios más activos en este sentido ha sido César Alierta, quien ha tratado de agrupar a una serie de inversores para adquirir la participación de Telefónica en la compañía (13%) y situar a la cabeza a Manuel Pizarro. De momento, sin éxito, debido a la negativa de José María Álvarez-Pallete de deshacerse de este paquete accionarial, según han explicado a Vozpópuli fuentes conocedoras de las negociaciones.

El nombre de Pizarro contaría con el visto bueno de Moncloa, donde, evidentemente, son conscientes de la importancia que reviste situar al frente del Grupo Prisa a un hombre de confianza. No obstante, el expresidente de Endesa no es el favorito, puesto que gusta más el perfil de José Manuel Vargas, al que se considera un gestor eficiente y con una acreditada experiencia en los medios de comunicación, pues fue consejero delegado de Vocento entre 2008 y 2011. En cualquier caso, las esperanzas de que acepte el cargo no son muy altas, han detallado los mismos informantes.

En Moncloa gusta Manuel Pizarro para presidir Prisa, aunque el favorito es José Manuel Vargas, exprediente de AENA y consejero delegado de Vocento entre 2008 y 2011.

Quien no convencía en el palacio presidencial era Javier Monzón, expresidente de Indra y el aspirante elegido por los accionistas institucionales de Prisa (Santander, Telefónica, HSBC y Caixabank) para suceder a Cebrián. Estos cuatro socios optaron por un perfil bajo cuando Amber Capital emprendió una dura campaña para provocar un cambio en la cúspide de Prisa. Lo hicieron, entre otras cosas, por su temor a sufrir las represalias de los medios de comunicación del grupo.

Sin embargo, Banco Santander abandonó su letargo hace unas semanas y realizó dos importantes movimientos: por un lado, comenzó a diseñar las ampliaciones de capital que ha planteado el grupo a sus accionistas. Por otro, propuso a Monzón –expresidente de Indra y hombre de la máxima confianza de Ana Patricia Botín- tomar las riendas de la compañía.

La operación fracasó después de que Monzón retirara su candidatura el pasado viernes, poco antes de la reunión del Consejo de Administración del grupo. Lo hizo por estar en desacuerdo con el plan de sucesión que puso sobre la mesa Cebrián esa mañana y por la división que provocó su candidatura en el Comité de Nombramientos y Retribuciones, donde Josep Oughourlian (Amber Capital) y Alain Minc (consejero independiente) se posicionaron en contra.

Persona non grata

Según ha podido saber este periódico, representantes del Ejecutivo contactaron la semana pasada con algunos de los accionistas institucionales para transmitirles su sorpresa y, a la vez, su malestar por haber ofrecido a Monzón la presidencia de Prisa. Principalmente, porque su nombre genera recelos en el Gobierno como consecuencia de la gestión que realizó durante sus últimos años en Indra. Este factor también jugó en contra de sus aspiraciones a presidir Prisa, según señalan las fuentes consultadas por este periódico.

Sea como fuere, el próximo 15 de noviembre los accionistas de la compañía deberán votar el proyecto que ha elaborado su Consejo de Administración para afrontar el próximo vencimiento de deuda, de 956,5 millones de euros. Para ello, tendrán que dar su visto bueno a la venta de Media Capital a Altice por 440 millones de euros –pendiente de un veredicto del regulador portugués- y aprobar las dos ampliaciones de capital por valor de 550 millones de euros que ha planteado el grupo a sus socios y a los inversores.

Cebrián tiene previsto activar su plan de sucesión sólo en el caso de que estas dos operaciones lleguen a buen puerto, según ha trasladado la compañía a la Comisión Nacional de los Mercados de Valores (CNMV). Consultados hace unas horas, los ‘accionistas rebeldes’ han expresado su voluntad de entregar en cuanto sea posible plenos poderes al actual consejero delegado, Manuel Mirat, y situar a Manuel Polanco como presidente sin funciones ejecutivas.

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