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La TDT se corroe y el sector reclama soluciones "de altura" que José Manuel Soria no ofrece

Un mes en mínimos históricos hace presagiar un 2023 cuesta arriba para las televisiones
Televisor sin señal

La Televisión Digital Terrestre (TDT) se desangra por varias heridas. Como aquellos cachivaches que comerciaba el gitano Melquiades en Cien años de soledad, deslumbró en un primer momento, pero decepcionó con el uso, pues ni ha estado bien gestionada, ni ha contribuido a generar una mayor pluralidad en el panorama audiovisual, ni mucho menos ha sido la televisión inteligente, interactiva y “a la carta” que prometieron quienes justificaron su implantación. Su tecnología es más que válida y está presente en todo el mundo, pero en España se introdujo de una forma inadecuada y se ha administrado de un modo más que cuestionable. Eso ha generado varios problemas que hoy confluyen y explican su raquitismo.

El más visible de todos ellos es el relativo al retraso en la adaptación al dividendo digital. Su origen hay que buscarlo en la principal limitación de esta tecnología, como es que su señal está ubicada en el espectro radioeléctrico, un patrimonio finito que comparten las televisiones con las empresas de telecomunicaciones, entre otras. La Unión Europea obligó hace unos años a liberar una de sus franjas, la de 800 MHz, de modo que los operadores de telefonía dispusieran de un mayor espacio para ofrecer sus servicios de internet de banda ancha. Eso ha obligado a cambiar de sitio varios canales y a adaptar las antenas de una buena parte de los edificios de España para que pudieran recibirlos de forma correcta desde su nueva ubicación. El proceso ha sido un absoluto caos, reconocen varias fuentes del sector.

El 35 % de los edificios aún no ha modificado su instalación para adaptarse al dividendo digital

El Ministerio de Industria disponía de plazo hasta el 31 de diciembre para completar el dividendo digital, pero lo tuvo que ampliar tres meses porque millones de personas no habían modificado sus sistemas de recepción de televisión. ¿Por qué? En muchos casos, porque ni tan siquiera sabían que tenían que hacerlo. En otros, porque esperaron a la convocatoria de unas millonarias ayudas públicas que llegaron casi sobre la bocina, entre otras cosas, por el injustificable retraso del plan rector de la nueva TDT en España, que se aprobó a finales de septiembre. “El Ministerio de Industria se pasó un año y medio con los brazos cruzados y no actuó sobre este asunto. Cuando lo hizo, faltaban unos 100 días para el final del plazo. La mayoría de los propietarios de edificios se enteraron en ese momento de que tenían que adaptar su antena y se formó un cuello de botella que aún sufrimos”, explican desde la patronal de instaladores FECOTEL.

Según datos del lobby de las televisiones privadas UTECA, el 35 % de los edificios aún no ha modificado su instalación. Es decir, que el 1 de abril, cuando el Gobierno entregue a las 'telecos' la banda de 800 MHz, se espera que varios millones de personas dejen de ver la televisión de forma adecuada. Desde algunos frentes del sector de las telecomunicaciones, incluso se ha alertado de que las interferencias que surgirán a partir de esa fecha, por la interacción entre internet y la señal de televisión, causarán “serios problemas” en todo el país. Ahora bien, en otros casos minimizan este hecho y aseguran que el volumen de incidencias será residual y fácilmente subsanable. Eso esperan las operadoras, que están obligadas a costear la solución de estas anomalías.

Ocho canales que podrían desaparecer en 2015

Otro de los graves problemas a los que se enfrentará la TDT en los próximos meses es al posible cierre de ocho canales de televisión, cuya legalidad está a debate en el Tribunal Supremo. Hace casi una década, el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero realizó una concesión a Mediaset, Atresmedia, Net TV y Veo TV para utilizar una parte del espacio radioeléctrico. Al otorgarse sin concurso, algunas compañías recurrieron la decisión. En 2014, el Supremo ordenó la clausura de nueve cadenas; y en los próximos meses se pronunciará sobre otras ocho, con un precedente que hace pensar que su destino será el mismo.

Si esto se confirma, la TDT española se quedará en 7 canales, frente a los 24 que tenía a principios del año pasado. Ahora bien, a estos habrá que añadir los 5 que saldrán a concurso en las próximas semanas, dentro de un proceso al que se prevé que concurran diversas empresas radicadas tanto dentro y como fuera de España. Las dos grandes empresas mediáticas que encabezan el sector televisivo español han pedido al Ejecutivo una seguridad jurídica de la que -consideran- adolece el mercado. En resumidas cuentas, que les asegure que no van a perder más canales.

En las próximas semanas, saldrán a concurso cinco nuevas licencias para la TDT

Desde otros frentes, solicitan que la competencia por los nuevos permisos de emisión sea “abierta y transparente” para conseguir una pluralidad para la TDT que, a su juicio, no existe, al estar "casi monopolizada" por Telecinco y Mediaset.

Más de 250 millones en ayudas que hay que devolver

Dentro de los frentes abiertos que tiene José Manuel Soria en el ámbito de la Televisión Digital Terrestre, se encuentra el de la devolución de los 260 millones de euros en ayudas que el Gobierno otorgó a las comunidades autónomas para que llevaran esta tecnología a las zonas más remotas de España. Por ley, los operadores privados están obligados a extender su cobertura al 96 % de la población, por el 98 % de las televisiones públicas.

Para atender al porcentaje sobrante, el Ejecutivo diseñó en 2005 un plan de subvenciones que la empresa SES Astra impugnó ante la Comisión Europea, al considerar que beneficiaba a la tecnología TDT frente a otras opciones de televisión como, por ejemplo, la suya: el satélite. Esta instancia de la UE le dio la razón y le obligó a recuperar esta partida presupuestaria. Después de un año de retraso en el reintegro, el pasado septiembre la CE marcó una cuenta atrás de cuatro meses para lograrlo, que se ha cumplido hace unas horas sin que se haya resuelto este asunto, pendiente del dictamen de otras instituciones europeas.

¿No hay otras alternativas a la TDT?

Desde SES Astra, hablan de un “claro trato de favor” hacia la TDT por parte de las administraciones españolas. Explican que para garantizar la señal al 82 % de la población española sólo son necesarios 152 centros emisores, lo que justifica esta opción tecnológica. El problema es que ese porcentaje se dispara hasta 1.050 centros para llevar la televisión hasta el 96 % y hasta más de 5.000 para alcanzar al 4 % restante. “Teniendo en cuenta que el satélite tiene la capacidad de iluminar todo el territorio y su infraestructura es mucho más barata de mantener, no entendemos por qué se otorga un protagonismo tan absoluto a la TDT”, exponen desde esta empresa, a la vez que avisan de que esta tecnología mayoritaria condicionará el desarrollo de los formatos de alta definición.

En 2020, habrá que afrontar un segundo dividendo digital para liberar la banda de los 700 MHz

En Abertis, justifican la implantación de la TDT, en cuanto a que permite un mayor control sobre los contenidos que se emiten en el territorio nacional y va aparejada de un desarrollo de infraestructuras de emisión que tienen un valor estratégico para el país. También señalan un factor que consideran clave, como es el que la tecnología digital terrestre posibilita la realización de “desconexiones territoriales”, algo que en España es toda una tradición.

Un nuevo dividendo digital en 2020

La resolución de todos los problemas que adolece esta forma de recibir la televisión podrá llegar más tarde o más temprano. Pero cabe recordar que no serán los últimos que tendrán que gestionar las autoridades españolas, puesto que entre 2020 y 2022 se liberará la parte del espectro radioeléctrico correspondiente a los 700 MHz, también para otorgárselo a las operadoras de telefonía e internet.

Desde el sector inciden en que el movimiento de canales de televisión será mucho menor que en la actualidad, pero avisan de que, si el proceso se realiza de la misma forma, podría volver a haber problemas para adaptar las antenas en tiempo y forma. Todo ello, dependerá de la actitud y la voluntad del futuro Gobierno de España y de la gestión de un responsable del Ministerio de Industria que deberá demostrar unas mucho mejores capacidades que José Manuel Soria.

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