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RTVE tras el 20D: la izquierda gana posiciones y forzará la salida de Sánchez

El presidente de RTVE, José Antonio Sánchez

Los resultados de las elecciones generales del 20-D provocarán el mayor cambio de los últimos tiempos en las estructuras de gobierno de Radiotelevisión Española. La pérdida de peso del PP en el Parlamento y la irrupción de Podemos y Ciudadanos conllevarán la pérdida del control de la televisión pública por parte de los populares, que deberán alcanzar un consenso con el resto de las formaciones políticas para tomar casi cualquier decisión sobre su presente y su futuro. Desde para elegir a su presidente hasta para configurar su parrilla de programación. Eso dificultará la utilización partidista de RTVE, pero también incrementará el riesgo de bloqueo de sus órganos de decisión.

Lo que se da por supuesto en la corporación es que su presidente, José Antonio Sánchez, tiene las horas contadas. De hecho, en su última comparecencia parlamentaria, el pasado 30 de septiembre, pronunció un discurso que sonó a despedida, a sabiendas de que la entrada de los nuevos partidos en el Congreso de los Diputados y el desinfle del PP ponía fecha de caducidad a su mandato.

Sánchez es un viejo conocido en los pasillos de la calle Génova que fue elegido para desempeñar su cargo por su afinidad con el partido, puesta de manifiesto en sus etapas de periodista en ABC o de director general de Telemadrid durante la 'Era Aguirre'. No la oculta, puesto que reconoció ser votante del PP hace unos meses, cuando ya era presidente de la pública. Durante su mandato, RTVE ha recibido múltiples acusaciones de manipulación informativa y de trato de favor hacia el Gobierno, lo que ha provocado que los partidos de la oposición cuestionen su independencia.

El presidente de RTVE reconoció en el Parlamento ser votante del PP

Un delfín del PP al mando de RTVE

Su elección tuvo lugar con la mayoría absoluta del PP en el Congreso. Hasta abril de 2012, era necesario que las dos terceras partes de la Cámara Baja votaran a favor del candidato a presidente de RTVE, pero los populares modificaron la ley para poder hacerlo con 176 apoyos. Es decir, sin consenso. Eso les permitió situar a dos delfines al frente de la corporación (Leopoldo González-Echenique y José Antonio Sánchez) y controlarla por completo.

El PSOE, Podemos, Ciudadanos y los partidos minoritarios en el Congreso han expresado su intención de cambiar el método de elección del presidente de la televisión pública. Los socialistas apuestan porque los candidatos a este puesto sean respaldados por 2/3 del Parlamento, mientras que las formaciones lideradas por Pablo Iglesias y Albert Rivera son partidarias de que se convoque un concurso público para designar al máximo responsable de la gestión de RTVE, de una forma similar a como se ha hecho en la televisión pública extremeña.

Al contrario de lo que sucedió en la Comunidad de Madrid, el PP y Ciudadanos no podrán hacer valer su fuerza para imponer su proyecto para la televisión pública, puesto que no contarán con la mayoría absoluta en el hemiciclo. De ahí que cualquier cambio de las leyes que rigen la corporación (entre ellas, la de financiación) requiera de un consenso. Ahora bien, fuentes del Consejo de Administración de RTVE inciden en que la izquierda tendrá la potestad de anular el decreto aprobado en 2012 por el que se modificaba la elección del presidente si se granjea el apoyo de los nacionalistas. "Y alguno de ellos ya ha comunicado que apoyará esta medida", precisan.

Podemos y Ciudadanos defienden que el presidente de RTVE se elija mediante un concurso público

El PP, sin mayoría absoluta en el Consejo

Los resultados de los comicios del pasado 20 de diciembre también provocarán un cambio en profundidad en la dinámica del Consejo de RTVE, donde el Partido Popular ha realizado una política de rodillo durante toda la legislatura. En el nuevo órgano, no tendrá mayoría absoluta y tendrá en frente a unos partidos que han criticado múltiples aspectos de la gestión de la televisión pública. Desde lo que respecta a su financiación como en lo relativo a sus informativos o a la contratación de personal externo.

"En la aprobación de programas o series no ha habido muchos conflictos, salvo en formatos como el debate de (Ernesto Sáenz de) Buruaga, pero en el tema presupuestario existen visiones muy diferentes entre el Gobierno y el resto de los partidos. Por eso, es bastante previsible que surjan roces en este punto. Y, desde luego, el PP ya no podrá imponer sus presupuestos sin diálogo, como hasta ahora", detallan informantes de este órgano.

En los próximos meses, las fuerzas políticas españolas también debatirán sobre otros aspectos relativos al funcionamiento de RTVE que incluían en su programa, como el de reducir su número de directivos que defendía Ciudadanos; o el de crear un Consejo Audiovisual que vele por la independencia de sus contenidos, a imitación del que existe en Andalucía o en Cataluña, propuesto por Podemos y PSOE.

Lo que parece claro es que a partir de ahora será más difícil que nunca el que un partido político se apropie de la televisión pública para proteger sus intereses y perjudicar los de sus rivales. Algo que ha tenido lugar en todas las etapas desde la llegada de la democracia, de una forma más o menos disimulada.

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