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Moncloa conocía desde la semana pasada la salida de Pedro J. del diario 'El Mundo'

Pedro J. Ramírez, acompañado de Zapatero, Rajoy y Bono.

No quieren poner la carreta delante de los bueyes, pero hay incondicionales de Pedro J. Ramírez que ven más connotaciones políticas que números rojos detrás de su salida de la dirección del diario El Mundo. Nada más anunciarse su cese, se ha instalado en la opinión pública el debate sobre el papel jugado por el Gobierno en esta operación. Y las versiones van desde quienes culpan al Ejecutivo popular de dejarle caer, no contribuyendo a su financiación, tras un distanciamiento agravado por las publicaciones sobre los papeles de Bárcenas hasta los que se ciñen a una cuenta de resultados en caída libre. Esta última tesis es la que mantienen en Moncloa, donde, según ha podido contrastar Vozpópuli, ya sabían la pasada semana que el siguiente Consejo de Administración de Unidad Editorial prescindiría del periodista riojano.

En este sentido, las mismas fuentes consultadas revelaron a Vozpópuli que, a juicio del Ejecutivo, si Rizzoli-Corriere della Sera (RCS) Mediagroup, matriz italiana del grupo que edita El Mundo, no hubiera inyectado el pasado otoño a Unedisa alrededor de 400 millones de euros para hacer frente a su agujero, el rotativo "no habría tenido gasolina para salir más allá del próximo abril". De igual modo, en Moncloa, prosiguen las fuentes citadas, interpretaron como algo sintomático de que Pedro J. no seguiría al frente del periódico por mucho tiempo el hecho de que su propia hermana, Montserrat Ramírez, exjefa de la delegación de El Mundo en el País Vasco, se acogiera al plan de bajas incentivadas que planteó la empresa el pasado septiembre. Unos recortes impuestos por la compañía que preside Antonio Fernández Galiano.

Desde el Ejecutivo niegan estar detrás de la salida de Pedro J. y se desmarcan de cualquier "teoría de la conspiración". El propio implicado dejó caer ayer en su despedida de la redacción que con la portada de julio de 2013 que llevaba el titular "4 horas con Bárcenas, empezaron nuestros problemas. En buena hora me dio por hacer de reportero". Una información en la que el director de El Mundo relató su conversación con el extesorero del PP, quien le contó los entresijos de un supuesto sistema de financiación ilegal instalado en el Partido Popular durante los últimos 20 años.

En el Gobierno barajaron que Pedro J. no seguiría al frente del periódico por mucho tiempo cuando el pasado septiembre su propia hermana, Montserrat Ramírez, exjefa de la delegación de 'El Mundo' en el País Vasco, se acogió al plan de bajas incentivadas

Luego vendría la publicación por parte del rotativo de un documento donde aparecen presuntos sobresueldos que habrían sido entregados por el partido al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, durante su etapa como ministro de José María Aznar. Esto hizo que el juez de Audiencia Nacional Pablo Ruz interrogara en calidad de testigo a Pedro J. dentro de la pieza de los papeles de Bárcenas. La guinda o la gota que colmó el vaso llegaría poco después con la difusión de los SMS que cruzó el jefe del Ejecutivo con Luis Bárcenas 48 horas después de conocerse las cuentas suizas de este último.

Todo ello desembocó en una comparecencia extraordinaria de Rajoy en las Cortes para dar explicaciones al respecto. Pedro J. también se detuvo en ello en su adiós: "En la encrucijada (en alusión a la intervención de Rajoy en el Senado), transformó su conflicto con la opinión pública, eventualmente con la justicia, y con la oposición parlamentaria, en un conflicto con el diario El Mundo". El periodista riojano recordó que Rajoy emuló al líder de la oposición, Alfredo Pérez Rubalcaba (PSOE), a la hora de arremeter contra su diario: "El Mundo manipula y tergiversa las palabras de un delincuente hasta transformarlas en una calumnia". Según Pedro J., Rajoy estaba "colocando el foco en una dirección determinada y en una persona", en alusión a él mismo.

El exdirector de El Mundo también sugirió ayer que las presiones de Zarzuela han sido una realidad. Sus publicaciones sobre el caso Noós, la infanta Cristina o la cacería del Rey en Botsuana fueron más que incómodas. "Como si el que se hubiese casado con Urdangarin hubiera sido yo", ironizó ante la redacción.

Halagos para escurrir el bulto

De puertas para fuera, por parte del Gobierno, sólo el ministro de Economía y Competitividad, Luis de Guindos, valoró ayer la salida de Pedro J. Ramírez y negó que el Gobierno de Rajoy tenga algo que ver en su marcha. Preguntado por Vozpópuli sobre si el Ejecutivo ha forzado su relevo, De Guindos replicó que "en absoluto". "El Gobierno tiene mejores cosas que hacer que influir en el relevo de Pedro J.", continuó en los micrófonos de la cadena Cope. Acto seguido, el titular de Economía definió al fundador de El Mundo como "un gran periodista que ha marcado una época en España".

Por su parte, también desde las filas populares, la alcaldesa de Madrid, Ana Botella, manifestó que Ramírez ha sido y será "una persona fundamental en el periodismo español" y le deseó "lo mejor en el futuro". En la rueda de prensa posterior a la Junta de Gobierno, la regidora recordó la larga trayectoria de Pedro J. como director de periódico, lo que convierte, enfatizó, en "una figura muy importante en la historia de la democracia española de los últimos años".

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