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Dardo de Aguilar a Cebrián “Las instituciones se hacen grandes cuando aceptan la autocrítica”

El periodista Miguel Ángel Aguilar

Las críticas de Miguel Ángel Aguilar a El País, recogidas en un reportaje de The New York Times publicado el pasado viernes, provocaron su despido fulminante del periódico en el que ha publicado alrededor de 2.000 columnas de opinión en las últimas tres décadas. Pocos días después de que recibiera la noticia de que la empresa había decidido romper el contrato que les unía, el periodista ha participado en un desayuno informativo en el que se ha negado a criticar de forma directa a Prisa, pero en el que no ha renunciado a lanzar algunos dardos envenenados a su presidente, Juan Luis Cebrián. De forma indirecta, claro. “Las instituciones se hacen grandes cuando aceptan en su seno a gente crítica”, ha asegurado.

En un acto celebrado en el Casino Gran Círculo de Madrid, Aguilar ha manifestado que “el cierre de filas es un camino a la perdición” y que, en algunos contextos conviene "desencalcar algunas arrogancias" que se han enquistado, en una clara referencia a Prisa. Eso sí, ha rechazado el recurrir a la pataleta al pronunciarse sobre su despido: “no voy a formar parte del victimismo, no me voy a apuntar a la Cofradía del Santo Reproche y no voy a definir como hostiles mis 25 años en El País”, ha precisado. “En todo este tiempo, he escrito más de 2.000 columnas (para ese periódico) y sólo he tenido problemas con dos”, ha añadido.

Aguilar ha rechazado el criticar directamente a Prisa, pero ha lanzado algún dardo a Cebrián: "el cierre de filas es un camino a la perdición"

Durante su discurso, ha reconocido que su relación con Cebrián es inexistente y que la última vez que habló con él fue en 1984, cuando le comunicó que dejaba el periódico. “Pedí 3 meses para ir a dar clases de periodismo a una universidad de Carolina del Norte. No me los dieron y subí para despedirme de él”. Eso es todo. Aunque ha añadido, irónico: "En la entrega de los Premios Ortega y Gasset me saludó (...)", pero en la presentación del libro de Mercedes Cabrera sobre Jesús de Polanco se puede decir que "yo le vi, pero él no me vio".

El pasado martes, cuando le despidieron, no fue el presidente de Prisa el que le llamó por teléfono, sino José Manuel Calvo, el jefe de Opinión de El País, quien le dijo con sarcasmo que, con su despido, Prisa pretendía liberarle de la presión que había denunciado en The New York Times, según la versión publicada por varios medios de comunicación.

El artículo de la polémica lo firmó el redactor Raphael Milder e incluía unas declaraciones de Aguilar en las que afirmaba lo siguiente: "Los periódicos están en manos de sus acreedores y también en las de un Gobierno que ha ayudado a convencer a los acreedores que la prensa debe mantenerse con vida en lugar de dejarle morir de asfixia a causa de sus deudas".

Con estas palabras, el periodista se refería al holding de medios de comunicación fundado por Jesús de Polanco, que hace dos años refinanció un gigantesco pasivo de 3.200 millones de euros y evitó la quiebra, tras una compleja negociación con sus acreedores en las que Soraya Sáenz de Santamaría jugó un papel importante para convencer a la banca de que accediera a capitalizar su deuda.

El semanario 'Ahora'

La mayor parte de la intervención que ha realizado Miguel Ángel Aguilar este viernes ha estado dedicada a Ahora, el periódico semanal que lanzó a la calle el pasado septiembre. “Como dijo Umbral, yo he venido a hablar de mi libro”, ha bromeado al iniciar su discurso, en el que ha destacado la vocación de su nuevo medio de comunicación de huir del “sectarismo” y del “autobombo”.

El semanario se encuentra en un proceso de ampliación de capital que finalizará en enero y al que, de momento, se han suscrito 202 socios. Aguilar se ha mostrado satisfecho por sus ventas, que son de 15.000 ejemplares, aunque ha reconocido que aún tiene pocos contratos publicitarios.

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