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Los periodistas de 'El País' exigen a Cebrián que les facilite el email de la discordia

Cebrián debe estar preocupado con el terremoto que vive el periódico que dirigió.

Los manejos entre Juan Luis Cebrián y Antonio Caño para moverle la silla a Javier Moreno, por ahora director de El País, han provocado una crisis sin precedentes y de consecuencias demoledoras en el diario generalista más leído de España. En la madrileña calle de Miguel Yuste, donde tiene su sede el rotativo, no se habla de otra cosa. Fuentes del periódico aseguran que ahora mismo el director ha quedado totalmente desautorizado, ninguneado, descolocado. Y ante semejante humillación profesional tiene dos opciones: dimitir o pedir la cabeza de Caño. Además, el Consejo de Redacción con toda seguridad pedirá traslado del contenido del ya famoso correo electrónico que ha provocado este terremoto interno. 

El email de la dirscordia, ese que Caño envió por error a un grupo de corresponsales cuando en realidad estaba destinado solo a Cebrián, contenía críticas a los mandamases del periódico, como desveló Vozpópuli el pasado domingo. Pero, según fuentes de Prisa, también incluía la propuesta de renovar la redacción, apostando por periodistas más jóvenes y mejor formados en las nuevas tecnologías. Extremo que ha enfurecido a los más veteranos de la casa. Todo un incendio en la redacción, ahora convertida en un hervidero de rumores y corrillos. Así las cosas, entre la plantilla de El País se imponen las sensaciones de estupefacción por lo sucedido, incertidumbre para el futuro y, por encima de todo, expectación por ver qué hará ahora Javier Moreno. 

Sus peores horas

Siempre según las fuentes consultadas por este diario, el actuadl director del rotativo de Prisa ha quedado ninguneado y fuera de sitio. Que su presidente, Cebrián, y un subordinado, Caño, que es corresponsal en Estados Unidos y responsable de la edición en América Latina, se envíen correos electrónicos en los que planean el futuro del periódico sin su conocimiento no es un plato de buen gusto. Por ello, Moreno pasa en estos momentos por sus peores horas desde que en 2006 llegase a la dirección como sustituto de Jesús Ceberio. Ni siquiera el monumental escándalo que supuso publicar en portada una foto falsa de Hugo Chávez en el quirófano se puede comparar a lo sucedido estos días. 

Cuentan que el teléfono de Javier Moreno echaba humo este domingo y que es enorme la expectación por conocer su reacción

Este fin de semana el teléfono de Moreno echaba humo, sobre todo después de que Vozpópuli, primero, y otros medios, después, informasen sobre esta la surrealista historia del email enviado por error. Todas las miradas están fijas en su despacho. Algún movimiento tiene que hacer el director ante semejante situación. Por todo ello, señalan estas fuentes, al actual director solo le quedan dos opciones: marcharse como protesta por el desprecio padecido o dar un golpe de autoridad que necesariamente consistiría en pedir la cabeza de Caño, el hombre mejor situado para sustituirle. Claro que, como remarcan una y otra vez las fuentes de Prisa, la operación podría quedar en agua de borrajas ante la filtración del ya célebre email

Cinco periodistas, solicitud formal

Ante este tremendo revuelo, el Consejo de Redacción de El País quiere conocer, como ya se ha dicho, los pormenores del correo electrónico. El Estatuto de la Redacción, que funciona desde la fundación del diario, incluye que los redactores tienen, amén del Comité de Empresa, un órgano de representación profesional. Se trata del Comité de Redacción, formado por cinco periodistas que se votan cada dos años. Las reuniones entre este órgano y la dirección se celebran cada dos meses aproximadamente o cuando hay algún asunto grave, según fuentes del rotativo. Dada la gravedad de los hechos narrados aquí, es seguro que el Comité pedirá un encuentro con el propio Moreno. Y, como muchos en la plantilla están solicitando esa información sobre el email, todo hace indicar, según los propios empleados, que el citado órgano va a exigir en breve las explicaciones formalmente. Lo habitual es que esos cinco miembros se reúnan con Moreno y con su adjunto, Vicente Jiménez, y, en casos de máxima importancia, con Cebrián.

¿Quién es un corresponsal, por muy veterano que sea, para elaborar una suerte de informe sobre todos sus superiores, subordinados y compañeros? ¿Qué dice exactamente Caño sobre todos ellos? ¿Harán caso a sus recomendaciones o todo se quedará en una anécdota? ¿Cómo es posible que Cebrián haya hecho este movimiento a espaldas del director? ¿Quién o quiénes han filtrado su contenido? Son preguntas que se repiten unos y otros y que seguramente no tienen respuesta posible. Pero, en todo caso, lo sucedido ha cambiado el devenir del rotativo de Prisa. Ahora, Cebrián, primer director de El País y presidente de Prisa, debe dar explicaciones.  

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