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España, la pasional mala influencia de Grecia en un video sobre la ruptura del euro

Un personaje femenino con trazas de Penélope Cruz en 'Vicky, Cristina, Barcelona' representa a España en el video humorístico "Una ruptura muy europea", en el que se satiriza sobre la situación de crisis del euro contando la historia de una pareja a punto de romper y de abandonar la casa en la que viven juntos. Él (Yiannis Alexiou) es un griego vividor y malgastoso que se pasa el día viendo la tele en casa mientras que ella (Fleur Poad) es una laboriosa y rubia alemana cansada de tener que pagar todas las facturas. La alemana abre el correo del griego y ve facturas con las que no contaba y que acaban con su paciencia: "me has estado engañando", le espeta al heleno. Presa de la rabia, Alemania decide cortar con todos los lujos de Grecia (la televisión, la conexión a internet e incluso su guitarra) y pide al griego que se vaya de la casa, a lo que el mediterráneo le responde: "¿y por qué no te vas tú?".

En ese momento llega a la vivienda el personaje español, llamado Esmeralda y protagonizado por la actriz Dolores Reynals. Con sonido de guitarra en cada movimiento que lo identifica claramente como España, Esmeralda recuerda a Alemania que Grecia le ha ayudado a crecer, y que "no serías nada sin ella, además el dinero no lo es todo en la vida". Le asegura a la rubia que "nos necesitas, porque somos como el ying y el yang".

Sin embargo, la muy enojada germana acusa a España de ser "una mala influencia" para el griego.

Para completar la escena (el video se ha grabado en Londres), aparece el "vecino" británico, quien se encarga de asistir a la tudesca mientras la española charla con el griego. A la pregunta de Esmeralda al heleno: "¿la amas?" su respuesta es: "nuestro futuro está unido". "Nos casamos muy pronto, ella es muy hiperactiva". Por su parte, el vecino británico mantiene su tradición de pescar en río revuelto y le dice a Alemania que "ya le has dado demasiadas oportunidades", ante lo que el griego acaba echándolo de casa.

Al final, tras una rabieta muy alemana y tras consultarlo con la almohada, parece que las cosas entre Grecia y Alemania empiezan a deshelarse. El moreno griego prepara el desayuno a la norteña con unas letras escritas: "lo siento". Finalmente ella le devuelve las pilas del mando de la TV que le había arrebatado. La situación parece mejorar pero, ¿será el último desencuentro entre esta familia con tan pocas cosas en común?

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