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'El País' de Cebrián: del masaje a sus socios y la censura sobre sus inversores

Juan Luis Cebrián y Felipe González

Juan Luis Cebrián acudió el pasado marzo a la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense y pronunció una de esas frases lapidarias que tan fácilmente se pueden volver en contra de cualquier editor de prensa. En su intervención, aseguró que nunca había guardado en el cajón una buena noticia por las presiones de los poderes políticos y económicos. Que nunca había censurado ese tipo de informaciones incómodas en El País. El problema es que la realidad muchas veces es tozuda y se empeña en desmentir esas afirmaciones, como se ha demostrado en las últimas semanas, cuando el rotativo generalista de Prisa ha realizado un tratamiento sospechoso, cuanto menos, de temas relacionados con la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, o con algunos de los socios de este holding de medios de comunicación.

 

El último ejemplo en este sentido se registró el pasado jueves, cuando el diario dirigido por Antonio Caño publicó una entrevista a su accionista, el multimillonario Nicolás Berggruen, que recibió diversas críticas dentro del periódico por su tono claramente complaciente. El motivo del encuentro con Berggruen era la apertura de un nuevo centro para la cultura y la filosofía en Los Ángeles (Estados Unidos), dentro de su fundación. En la conversación con el periodista, no surgió ninguno de los temas polémicos que acompañan al empresario, como su singular concepción de la democracia o su visión de la relación Oriente-Occidente.

 

La plantilla de 'El País' ha reclamado el establecimiento de una línea editorial clara y congruente en el diario

Es más, desde la primera pregunta se observó que el afán del entrevistador no era precisamente el de incomodar: ¿Cómo se atreve a crear esta iniciativa en un mundo en el que la filosofía y la cultura parecen relegadas por la economía, que es de lo que se habla?. A partir de ahí, se concedió espacio a Berggruen para que se explayara sobre geopolítica, sobre cultura y sobre religión, pero en ningún momento se le pidió pronunciarse sobre aspectos que pudieran resultar perjudiciales para sus intereses empresariales, asentados en compañías como Liberty.

 

Las mil y una noches de Cebrián

 

Una entrevista de similares características con el ministro del ramo de Catar, Salah Bin Ghanem Bin Nasser Al Ali, abrió la sección de deportes de este diario el pasado abril, pocas semanas después de que Prisa comunicara el interés del sultán de ese país Ghanim Alhodaifi Al-Kuwari por invertir 75 millones de euros en la compañía fundada por Jesús de Polanco a través de su holding International Media Group.

 

En el artículo, se dio pie al protagonista para que hablara de los puntos fuertes de la política deportiva de Catar (¿Cómo quiere que se vea a Qatar en el extranjero?" o Su equipo de balonmano fue medalla de plata en el Campeonato del Mundo, ¿en qué otros deportes esperan tener éxitos similares?), pero en ningún momento se le emplazó a pronunciarse sobre los escándalos de corrupción y tráfico de influencias que han salpicado a la adjudicación a este país de la Copa del Mundo de Fútbol de 2022 por parte de la FIFA.

 

De hecho, los periodistas de El País denunciaron a través de su Comité de Redacción que la cúpula del periódico censurara unos días antes dos informaciones que retrataban el maltrato que sufren los empleados de las obras del Mundial. La primera, relativa a la detención en este país de dos periodistas de la BBC, mientras que, la segunda, sobre una denuncia formulada por Amnistía Internacional.

 

Después de que un sultán catarí anunciara su intención de comprar acciones de Prisa, la cúpula del periódico censuró dos noticias negativas sobre este país

 

El sesgo con Sudamérica

 

También llama la atención la línea editorial complaciente que mantiene este diario con las políticas del presidente de México, Enrique Peña Nieto, sobre quien existen serias dudas en su país por la escasa efectividad de sus planes económicos y contra el crimen organizado. El País no se ha mostrado ni mucho menos crítico con los escándalos que han salpicado a su mandato. Desde luego, lo ha sido en mucha menor medida que con otros países del entorno, algo que se puede explicar en que Cebrián mantiene unas relaciones muy cordiales con la camarilla del Partido Revolucionario Institucional (PRI), inquilino del Palacio Nacional y al que pertenece Ernesto Zedillo Ponce de León, expresidente de México y miembro del Consejo de Administración de Prisa.

 

Con esta formación política progresista, vinculada a graves casos de corrupción en este país centroamericano, también se relaciona a Roberto Alcántara Rojas, presidente del Consejo de Administración de Grupo Toluca, de la aerolínea de bajo costo  "VivaAerobus" y del consorcio de transporte Iamsa que inyectó 100 millones de euros en la compañía en 2014.

 

No conviene olvidar que uno de los puntos con más interés estratégico para el Grupo Prisa es Sudamérica, donde mantiene jugosos negocios editoriales. Basta con buscar en la hemeroteca para encontrar referencias a actos institucionales -incluso organizados por Prisa- en Colombia, Chile o Brasil en los que Juan Luis Cebrián ha comparecido y que han dado lugar a informaciones con un marcado tono promocional que se han publicado en El País. Lo que la prensa regional hace con los comunicados oficiales de las Administraciones locales, provinciales y autonómicas que le mantienen con vida mediante publicidad institucional, lo hace hoy el diario más vendido de España con artículos que no son noticiosos, pero que resultan beneficiosos para los intereses de la compañía que lo edita.

 

La refinanciación de la deuda: el antídoto contra la quiebra

 

Capítulo aparte merece el giro que tuvo lugar en la línea editorial de la compañía después de que, en 2013, culminara el proceso de refinanciación de su deuda. Desde entonces, el periódico ha recibido diversas críticas por su benevolencia a la hora de tratar determinadas informaciones perjudiciales para su banca acreedora, tanto de España como de otros países. En el plan de capitalización de la deuda de Prisa por parte de estas entidades financieras se atribuye un papel fundamental a la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, a quien El País también ha dispensado un trato sospechosamente amable desde entonces.

 

Tal y como adelantó Vozpópuli, hace unas semanas fue censurada una información relativa al conflicto de intereses que suponía para la política vallisoletana el que su marido trabajara para Telefónica, lo que ha derivado en la marcha voluntaria del periódico de los dos redactores que la firmaron, Rafael Méndez y Manuel Altozano. Este episodio no ha sido excepcional, pues desde que culminara la refinanciación de Prisa la figura de la número 2 del Ejecutivo ha sido prácticamente intocable.

 

En la redacción de esta cabecera, sita en la calle madrileña de Miguel Yuste, son conscientes de que el rotativo es mucho menos incisivo con estos poderes políticos y económicos desde que hace dos años le ayudaran, de un modo u otro, a evitar la quiebra. A fin de cuentas, no es muy recomendable morder la mano que da de comer al grupo. Pero eso no ha sido óbice para que, recientemente, le hayan trasladado a Antonio Caño, una dura misiva en la que le solicitaban cambiar su forma de dirigir el diario en éste y otros aspectos. En este documento se lo advertían: de su capacidad de reacción depende el que El País mantenga su protagonismo en el sector de la prensa española o se convierta en un actor secundario.

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