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Gourmet

Carlos Moro: cuando el vino se vive, se bebe y se subasta

Carlos Moro en la bodega.

Por eso no es difícil ver pasear Carlos Moro por sus viñedos supervisando la evolución del viñedo. Por encima de modas y gustos, Carlos es un hombre de la tierra. Más cómodo en el viñedo que en el despacho, amigo de los viajes pero no lejos de lo suyos. Siete bodegas, tres millones de botellas al año, ventas en más de 60 países y una obsesión por el medio ambiente son los pilares de una empresa que ha hecho del río Duero su canal temático. Su obsesión por el medio ambiente, las energías alternativas y el enoturismo le han llevado a crear una filosofía educacional del mundo enológico. Una vez más, se demuestra que para que la gente disfrute del vino tiene que conocerlo.

¿Qué significa el Duero para un niño que se hace empresario?

Para mí, el Duero es algo más que un río. Yo nací y crecí en un entorno en el que la viña y la uva formaban parte del paisaje cotidiano del día a día y en esa fotografía el Duero estaba presente. Cuando eres un niño habitualmente no piensas en hacerte empresario, pero lo que sí tenía claro de alguna manera es que estas zonas de Olivares y Valbuena de Duero eran el lugar que más me gustaba. En cierto modo el Duero ha estado siempre unido a mi vida en sus distintas etapas.

¿Tiene alguna parcela favorita?

Sin duda el viñedo que se llama Matarromera y que da nombre a la bodega, al vino y al grupo. Su nombre significa la planta del romero, muy habitual en este entorno. También me encantan nuestros viñedos más emblemáticos o antiguos, como el Pago de las Solanas, el Pago de las Costanas (en la zona de Cigales, de más de 125 años), o el Pago de la Calera, en Toro, que tiene casi 100.

¿Podría ser el enoturismo un recurso prioritario en el turismo de interior?

Lo principal es que haya empresas y, sobre todo, personas que quieran apostar de verdad por el enoturismo como motor generador de actividad y empleo. En el bajo Duero somos muy pocos los que de verdad creemos en ello y es una pena. Vemos con cierta envidia cómo en lugares como Napa Valley, en California, el enoturismo es una filosofía para todas las bodegas. Aunque todas sean competencia directa, todas reman en la misma dirección y aquí en España en ocasiones no ocurre eso. En cuanto a entorno, tesoros arquitectónicos, historia, gastronomía y vino, somos absolutamente imbatibles. Pero hace falta inversión. Hace falta gente que quiera apostar por ello y una mayor coordinación público-privada.

¿Se valoran los recursos naturales del viñedo?

A nivel turístico creo que se debería valorar más. No hay que olvidar que tanto el viñedo como su entorno son el primer paso para que un vino sea de calidad. Con una buena uva puedes hacer un mal vino si no sabes cómo elaborarlo, pero con una mala uva jamás harás un buen vino aunque seas el mejor enólogo del mundo. Entender eso es básico y creo que visitar el viñedo y saber sus pequeños secretos es algo que muy poca gente conoce.

¿Se sabe vender la marca Duero?

Podría venderse mejor, sinceramente. El Duero es un río mágico que atraviesa varias denominaciones de origen hasta su desembocadura en Oporto. Creo que como marca propia todavía no ha alcanzado un sello o una identidad propia. El turista conoce términos como Ribera del Duero, Toro, Arribes del Duero, u Oporto, pero no el Duero en su conjunto. Por eso nosotros nos empeñamos en hacer rutas turísticas que combinen la visita a diferentes regiones (Rueda y Ribera del Duero, Cigales y Toro…) para que la gente vea lo diferente que es el paisaje, el entorno y el vino en apenas unos kilómetros de distancia.

¿Qué se puede hacer para "retener" a la gente durante varios días? 

Es evidente que si la gente no se queda más tiempo es porque cree que ya lo ha visto todo y particularmente pienso que en la mayoría de las veces es un error. Por poner un ejemplo, junto a nuestras bodegas tenemos auténticos tesoros absolutamente desconocidos, como el monasterio de santa maría de Valbuena, el monasterio de la Arnedilla, la iglesia de Olivares de Duero o el anillo de Valbuena. Son rincones y monumentos de una belleza enorme, que muy poca gente conoce desgraciadamente.

¿La exportación es la solución a la crisis o es una manera de hacer marca? 

La exportación es una necesidad absolutamente imperiosa para todas las bodegas de este país. No podemos engañarnos: la presencia de vino español fuera de nuestras fronteras es prácticamente nula si nos comparamos con nuestros colegas franceses o italianos, por poner un ejemplo. Debemos aprender a exportar nuestros vinos de alta gama, porque en muchos países la imagen de vino español es la de un vino barato, no de mucha calidad, y eso es evidente que no se ajusta a la realidad.

¿Hay momentos especiales para un vino especial? 

El vino hay que disfrutarlo siempre con amigos. Una cena agradable en compañía de tu gente y maridada con un buen vino, creo que es un momento insuperable. En el vino, si puedo elegir, me gustaría con un Matarromera Edición Especial 25 Aniversario, que acabamos de lanzar al mercado para celebrar nuestros 25 primeros años de vida. Es un vino muy especial para conmemorar un año muy importante para nosotros.

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