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Virtudes que la nieta de Lady Di podría heredar

Con la aparición de Diana de Gales cambiaron los estilismos de las princesas (Gtresonline).

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Es innegable que Lady Di marcó un antes y un después en los años que vivió bajo la cegadora luz pública que tanto la incomodaba. La madre de Carlota, Catalina de Cambridge seguro que se sabe de memoria el vestuario y las fotografías de su suegra, recuerdos a los que acude antes de algún viaje o evento de relevancia. Varias han sido ya las coincidencias entre sus armarios que, buscadas o no, siempre acaban ocupando minutos de televisión y espacio en las revistas y medios digitales porque despiertan entre los británicos la dulce nostalgia de la reina que nunca fue. De la princesa del pueblo.

Seguro que la cuarta en la línea de sucesión querrá imitar, o puede que le salga por naturaleza, esos momentos en los que los flashes solo podían apuntar hacia Diana. Por ejemplo, cuando apareció para su boda de cuento de hadas con el diseño en el que ella misma trabajó junto a Elizabeth and David Emanuel, o cuando una red carpet la recibía con un vestido quitahipo y hasta con una simple camisa blanca y unos mom jeans.

Nadie como ella para decodificar las tendencias de los 80 y 90. Con la aparición de Diana cambiaron los estilismos de las princesas, o al menos las que han querido seguir su estela de glamour, con ella el protocolo dejaba el extremo encorsetamiento y miraba hacia Hollywood.

Belleza

Otra de las virtudes que tenía la princesa Diana era una natural belleza característica de Gran Bretaña: rubia, de ojos azules y tez clara. Tenía altura de modelo, casi 1,80, cosa que dificultó su ilusión de ser bailarina. Pese a sus problemas con la bulimia, nunca se la pudo ver con kilos de más, era deportista y recuperaba su figura con facilidad tras los partos.

Saber estar

¿Cuántos habrían aguantado con su clase los años de falso matrimonio que pasó Diana? Tampoco muchos habrían soportado el acoso mediático con esa sonrisa y la mano tendida cuando en casa sufría una depresión de caballo. En su última gran entrevista a la BBC admitió que no se sentía cómoda cuando notaba que la querían más a ella que a Carlos, no le parecía correcto. También demostró su educación cuando en lugar de hablar de la evidente infidelidad de su marido y el final de su unión, se limitó a decir que eran tres en su matrimonio y que eso es una multitud.

Filantropía

“Sabía cuál era mi trabajo: era salir a la calle, conocer a la gente y quererles”. Entre los ídolos de Diana se encontraban personas como Teresa de Calcuta y Nelson Mandela a los que pudo conocer en su corta vida. La princesa supo aprovechar la estela de fotógrafos que se había convertido en su sombra, desde que fue conocida como la novia del príncipe Carlos y hasta después de su divorcio, para apoyar causas solidarias. Sus hijos y la ayuda a los más necesitados se convirtieron en los motores de su vida ya que su matrimonio parecía haber comenzado con fecha de caducidad.

La lucha contra el sida, la campaña contra las minas antipersona, muchas visitas a hospitales en su país y en otros como Angola, Bosnia... “El sida no convierte a las personas en peligrosas. Puedes darles la mano o un abrazo, el cielo sabe que lo necesitan”. Tanto Guillermo como Enrique han mantenido activa esta faceta solidaria en sus vidas a nivel público y a nivel personal. Algo de lo que su madre estaría muy orgullosa.

Superación

No era un secreto que Diana de Gales sufría de depresiones, que intentó suicidarse en seis ocasiones, que había sufrido desde pequeña por la separación de sus padres, que supo demasiado tarde de la presencia de Camilla Parker Bowles en la vida de su marido y que la bulimia también amenazó su salud. Pese a todo ello, Diana encontró la forma de salir adelante, no se avergonzaba de expresar sus sentimientos, solía llorar muy a menudo. Se dice que poco antes de morir había encontrado la felicidad con Dodi Al Fayed o fue con el cirujano paquistaní Hasnat Khan, eso es lo de menos, ella estaba rehaciendo su vida y apostando por el amor encontrándose a sí misma en un destino que no esperaba cuando pensó que se casaba con un príncipe azul que resultó ser rana.

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