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¿Un iglú en el desierto almeriense? Sí, es posible

Xilacurve ha instalado este agosto su primer Xiglú en el Parque Natural de Cabo de Gata, en el Complejo Turístico los Escullos, donde han optado por un espacio totalmente construido en madera con vistas excepcionales. Al fin y al cabo la madera es el material más universal en la construcción y si son bien gestionados, los bosques pueden proveernos del principal material de construcción que puede calificarse de sostenible sin ruborizarse.

El Xiglú del cabo de Gata está construido con 12 módulos en forma de gajo, conformando una estructura de 6,4 m de diámetro. A partir de este modelo básico tenemos muchas posibilidades, desde un único iglú como apartamento de 32 m2 o combinaciones de iglús conectados unos a otros para generar distintas estancias.

Materiales reciclables

La configuración es totalmente personalizable y desde unos 22.500 € y en un tiempo récord de 4 meses podremos disfrutar de nuestro iglú ya montado. Las combinaciones son prácticamente infinitas: hay módulos de ventana, de cocina, de aseo y de ducha. También disponemos de la posibilidad de estirar nuestro iglú en dos direcciones y realizar un gusano. Los responsables de la empresa ya están estudiando un módulo que permita albergar dos plantas.

https://youtube.com/watch?v=mCJlqP6QTXE%3Frel%3D0

Como se ve en el vídeo, el sistema es autoconstruible, por lo que los mañosos están de enhorabuena ahorrándose unos euros en la edificación. Al ser un sistema modular, llegarán a nuestra parcelita los 12 paneles escogidos listos para montar y con un sencillo sistema de cimentación de 13 puntos, el personal de Xilacurve nos guiará en el montaje. Cuatro días después de recibir el iglú está listo para habitar; todo un récord si lo comparamos con la construcción tradicional. Vamos a necesitar más tiempo en pensar cómo decorarlo que en verlo totalmente construido.

La sencillez triunfa

La esfera es la forma más eficaz en la naturaleza. Con un mínimo de envoltura tenemos la mayor eficacia en el transporte interior dentro de una célula esférica. Este sencillo concepto que algunos pueblos árticos conocían, se ha popularizado en otras construcciones más o menos estables: Tiendas de campaña, refugios de pastores e incluso observatorios astronómicos tienen forma de domo.

Menor coste de construcción, estable a viento y seísmos, concentrador de energía, mínimas pérdidas de calor y temperatura interior uniforme son algunas de las ventajas del domo. Un interior diáfano sin vigas o columnas son su mejor aliado para generar estancias amplias dentro de lo restringido de su superficie.

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