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Destinos

Un tren de emociones entre Bangkok y Singapur

Desde aquel primer viaje en 1993 la vida ha cambiado mucho en Tailandia, Malasia y Singapur, pero bastantes de sus valores se mantienen. Esa maravillosa estructura de 400 metros de largo que forman sus vagones, con su intenso color verde esmeralda, se ha convertido en un símbolo del nuevo turismo por la península de Malaca.

El trayecto clásico recorre los 2.000 kilómetros entre Bangkok y Singapur, como un si fuera un desplegable de mil postales. Ante nosotros, un paisaje diferente propio de la fotografía en blanco y negro. A lo largo de la vía férrea, templos que retan a las leyes de la arquitectura y campos de arroz donde una yunta de búfalos se mueve con soltura con el barro hasta las rodillas. Ni las nuevas pick-up que aparecen en cada cruce ni el uso de los teléfonos móviles en los rincones más olvidados del mapa pueden con del poderoso encanto de estos escenarios.

Los nombres de las ciudades nos ayudan a recuperar a los clásicos del cine. Kanchanaburi recuerda esos lugares marcados por el amor. Hua Hin nos lleva a los tórridos veranos de la casa real del reino de Siam. Y por supuesto, la llegada al rio Kwai, ayuda a entender mejor la maravillosa película de David Lean, y a silbar esa banda sonora que cuando se tararea una vez queda en un bucle maldito en nuestro cerebro para toda la tarde, bajo las miradas de William Holden y Alec Guinness.

Este tren no es un simple recorrido: es un viaje en el tiempo.

Aquí encontramos escenas del Raj con comodidades del siglo XXI, vinos de Borgoña, cristalería de Bohemia y esos vagones británicos que hablan de un tiempo donde la importancia de una mujer se medía por el número de baúles de su equipaje. Ese recorrido nos lleva a Pandang Bessar, en la frontera entre Malasia y Thailandia, hasta la isla de Penang, por Butterworth, o el lago Bukit Merah, Por supuesto que tendremos tiempo para disfrutar de una ciudad como Kuala Lumpur, comprar las mejores falsificaciones del mundo y llegar inmaculados, por fin a Singapur.

Este tipo de viaje casi condiciona nuestras lecturas. Es el momento de creerse protagonista de alguna de las novelas de W. Somerset Maugham o creer que el imperio británico puede recuperar su brillantez de la mano de las mejores páginas de Kipling. La imaginación es una energía muy poderosa y el cliente de este tipo de viajes lo sabe.

Con motivo de su 20 aniversario, el tren se va a adentrar en nuevos territorios con una excursión a Laos, el país más atractivo de la zona. Es el tiempo de llegar hasta Vientiane, después de cruzar el rio Mekong o pasar unos días en Luang Prabang, antigua capital real. Uno de esos lugares que hay que conocer antes de morir…

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