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El Quebrantahuesos va en bici

Además, pocos itinerarios van a unir tantos atractivos distintos, cada uno de ellos en sí mismo suficiente excusa para disfrutar de la bicicleta: el camino de Santiago, el Parque Nacional des Pyrenees, El Oso Pardo, el Quebrantahuesos y los Pirineos. Esto es lo que se propone en la XXIII edición de la Quebrantahuesos, una prueba de 200 kilómetros, que atraviesa los Pirineos dos veces y transita por carreteras de montaña, cortadas al tráfico para que los aficionados a la bici disfruten como nunca.

La XXIII Quebrantahuesos Gran Fondo es, en lo deportivo, una prueba dura. Aunque se trata de una marcha cicloturista, son doscientos kilómetros de travesía por los valles pirenaicos, que sorprenderán por su variedad en cuanto a topografía y vegetación.

Oso pardo, sarrio, quebrantahuesos, milanos, urogallos y rebecos

Aunque la prueba se consagra al quebrantahuesos, bien podría llamarse la Oso Pardo, la Sarrio, la Urogallo o la Rebeco. Esta prueba discurre por zonas de elevadísima riqueza ecológica. Atravesaremos el corazón de un parque nacional francés y bordearemos un parque natural español. Estamos en el hábitat de las poblaciones más amenazadas para el urogallo y el oso pardo, donde resiste una pequeñísima población del plantígrado. Además de estas especies tan emblemáticas, estamos en el hogar de 179 especies de aves, 23 de anfibios, 21 de reptiles y más de 1.200 especies vegetales.

Empezaremos ascendiendo el río Aragón hacia el puerto de Somport, a 1.640 metros. Para los que gusten de la historia, han de saber que este puerto fue el utilizado por los romanos, los vándalos, los alanos y los suevos para conquistar a los españoles de la época y que se utiliza en el Camino de Santiago desde tiempo remoto. Por el valle de Aragón veremos como la vegetación en un principio muy mediterránea, con encinas y melojos, va sustituyéndose paulatinamente por el pino silvestre. Tras atravesar Canfranc y su maravillosa estación de tren, continuaremos por un valle cada vez más angosto donde la piedra, la nieve y los pastos de montaña van desplazando a los bosques de las cotas más bajas.

Arroyos y cascadas

Tras superar Somport, descenderemos el valle de Aspe y aquí nos daremos un buen respiro. Observaremos que en este lado norte, las hayas, los abedules y los robles han desplazado definitivamente a las especies mediterráneas y que los pinares descienden a cotas más bajas, azotadas por el frío del norte. Este año, con una primavera tan tardía, disfrutaremos las montañas nevadas y es probable que la vegetación, que no mira el calendario, no se haya enterado de que ya estamos entrados oficialmente en la primavera. Eso sí, la aparente tristeza invernal estará sobradamente compensada con los numerosos arroyos y cascadas que caen a plomo en los profundos valles.

Tras el valle del Aspe y antes de enfrentarnos a la ascensión del Portalet a 1.794 metros, por el valle d’Ossau, atravesaremos dos estrechos valles franceses con orientación Este Oeste por una minúscula carretera de montaña ideal para la bicicleta de carretera. Aquí observaremos más claramente cómo el hombre usa las laderas más cálidas, las solanas de nuestra izquierda, para aprovechar los pastos de diente, mientras que la ladera de la derecha de umbría, azotada por el frío, es una selva impenetrable de hayas, abedules y allá en las cumbres los pinos negros resisten el frío intenso como ningún otro pino.

Finalmente y tras ascender al Portalet, descenderemos el río Gállego, bordeando los embalses de la Lanuza y Búbal, para abrirse posteriormente en un amplio valle agrícola, perfecto contrapunto para acabar una mañana de montaña, naturaleza y, por supuesto, bicicleta.

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