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Siete rincones de Madrid que no puedes dejar de visitar

Rascafría (flickr | cgarijo - imagen con licencia CC BY-SA 2.0).

Entorno de Rascafría

Es una visita obligada si subes a la sierra de Madrid, pues aquí se hallan unos paisajes que parecen sacados de los lugares más recónditos que puedas imaginar. El río que pasa por allí da una sensación de armonía y tranquilidad que no es fácil de alcanzar en cualquier otro lugar. Numerosos puentes y el monasterio embriagan este pedazo de sierra de historia, siendo aún más interesante la visita aquí.

Es muy recomendable evitar ir los fines de semana en los meses de verano, pues el volumen de viajeros que van a pasar el día es muy notable. Y si además de caminar por los rincones naturales uno quiere visitar el pueblo, se encontrará con calles empedradas, pequeñas casas, restaurantes y un carril bici para quienes deseen pedalear o patinar.

Monumento a la Altarera

Si se pasea por Garganta de los Montes se puede descubrir esta pequeña escultura dedicada a la mujer gargantera. Situada cerca de la Iglesia de San Pedro es una estatua que hace referencia a una mujer con una canasta en la que lleva flores, pues las garganteras se han dedicado desde hace mucho, mucho tiempo, a decorar las calles de flores y a adornar los altares para la fiesta del Corpus Christi.

La escultora responsable de la realización de esta obra fue Pilar Cuenca “por su entrega desinteresada y amor a su pueblo”. Como es una tradición de varios siglos, las sábanas que cubren el altar se han ido traspasando de generación a generación, quedando en la cultura del pueblo y en la historia que sus habitantes tienen muy presente aún hoy en nuestros días.

Miraflores de la Sierra

Una opción muy recomendable para pasar un día a menos de 50 km de Madrid y ver toda la historia que desde mediados del siglo XIII ha rodeado sus parajes y calles. Eso sí, como consejo y para probar algo diferente, sería recomendable verlo desde el aire sobrevolando en parapente esta parte de la sierra norte.

Muy próximo a este lugar se encuentra la mayor reserva de aves rapaces del continente, por lo que no es de extrañar que durante el vuelo uno se encuentre con águilas o con buitres que campan a sus anchas volando en los cielos madrileños. El vuelo se realiza, en función de las condiciones meteorológicas, a una altura de entre 400 y 1.000 metros. Las sensaciones que se experimentan aquí son sencillamente únicas.

Hayedo de Montejo

Es un rincón de esos que tienen un valor incalculable, sobre todo porque el ecosistema que se ha formado aquí a lo largo de los años es único a la par que raro. Para muchos es un lugar que esconde una magia muy especial y se ve reflejada en los paisajes que forman los robles, los acebos y, cómo no, las hayas.

Es verdad que sus visitas están reguladas, pero si se pide cita con tiempo se puede ir a visitarlo de forma gratuita sin problema. Ahora con el otoño en nuestros días se antoja de especial la visita a este lugar para ver los mantos de colores ocres y marones que cubren ramas de árboles y suelo. Es un espectáculo para todos los sentidos.

Braojos

Este es un pequeño pueblo que se encuentra en plena sierra a 1.192 metros de altura sobre el nivel del mar y no llega a los 150 habitantes. Parece ser que las primeras casas que se levantaron en este rincón fueron de la mano de pastores, por lo que el desorden en las calles, las pendientes en algunos casos pronunciadas y los diferentes estilos que se han ido acoplando a lo largo de los años está muy presente.

Los vecinos del pueblo tienen una vida completamente rural y puede resultarnos chocante que tanta tradición tan arraigada se dé a tan solo unos kilómetros de la capital. Acebos o robledales son solo algunos de los árboles que habitan en sus paisajes y aves como las águilas sobrevuelan sus cielos con la mirada atenta.

Chorrera de los litueros

Imposible no rendirse ante el encanto de este lugar en el que la vida natural toma protagonismo en forma de cascada que emana formando una cola de caballo, creando el arroyo del Caño. Dicen que es la cascada más alta de Madrid, ubicado en Somosierra y donde la naturaleza se abre paso ante los ojos de uno casi sin darse cuenta.

Es más recomendable en la temporada del deshielo, que ocupa los meses de abril y mayo, pues es cuando más fuerza tendrá el agua. Los alrededores son perfectos y será ideal para pasar todo un día en la montaña.

Robregordo

Con construcciones que parecen sacadas de El Señor de los Anillos dadas sus características y con menos de 100 habitantes es uno de los lugares que se pueden encontrar en la ‘sierra pobre’, denominada así por su duro clima. Se encuentra en la Cordillera de Somosierra y sus habitantes a lo largo de los años han ayudado a transitar a viajeros por los caminos de su orografía, tan difícil de atravesar.

Se conservan hoy en día restos de edificaciones que datan de los siglos XVI y XVII, como la Iglesia de Santa Catalina, cuyo tejado sobresale y puede apreciarse desde la lejanía del camino. Merece mucho la pena perderse por este entorno y disfrutar de una visita que teletransporta a otras épocas.

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