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Destinos

Cuatro pueblos canarios donde llevar botas de montaña

Santiago del Teide con el volcán que le da nombre al fondo (Wikimedia Commons | Florival fr - imagen con licencia CC BY-SA 3.0).

Santiago del Teide

Situado a casi 1.000 metros de altura, es uno de los imprescindibles de la lista. Se levanta en las mismísimas faldas del Teide, extendiendo sus tierras de cultivo a lo largo del Valle de Santiago. La mayoría lo conoce por uno de sus atractivos turísticos más populares, los famosos acantilados de los Gigantes. Pero el municipio de Santiago del Teide tiene otros muchos encantos.

Entre ellos, algunos donde desempolvar esas botas de montaña y sacarles provecho, porque forma parte de varios espacios protegidos. Además de que su superficie pertenece al Parque Nacional del Teide, también cuenta con terreno en el Parque Rural de Teno, donde se puede pasear entre bosques de laurisilva; en la Reserva Natural Especial del Chinyero, un paraje espectacular alrededor del último volcán que erupcionó en Tenerife; o en el gran Parque Natural de la Corona Forestal, repleto de pinar canario. Caminar sin prisa, observando la naturaleza de los de los Riscos de Lara formados por bosques mediterráneos, es otra buena opción para disfrutar de una alternativa a la playa igual de estupenda.

Vilaflor de Chasna

Rodeado de pendientes y de una multitud de pinos canarios, Vilaflor se encuentra a 1.400 metros sobre el nivel del mar. Los amantes del senderismo tienen en este municipio un par de opciones donde dar uso a las botas: el sendero que llaman Camino del Pino Enano, un paseo de unas dos horas a lo largo del que se encuentran varios miradores y que termina también con unas magníficas vistas; y el del Sombrerito de Chasna, que discurre por el Parque Natural de Corona Forestal y llega a una de las cumbres más curiosas del Sur, con forma de sombrero. Además, este municipio también es famoso por algunos de sus árboles. Si preguntáis por el Pino Gordo, el Pino de las Dos Pernadas, el Pino del Valle de Ucanca, los cipreses centenarios o el Cedro de Wildpret o del Frontón, cualquier vecino os indicará el camino.

Artenara

Lo llaman ‘la balconada’ de Gran Canaria, y la expresión describe perfectamente lo que el visitante se encontrará al llegar: este pueblo del Oeste de Las Palmas de Gran Canaria es un enorme balcón que se asoma a toda la isla, con unas vistas increíbles desde cualquier punto. Se encuentra en las cumbres, a 1.270 metros de altura, siendo el pueblo más alto de Gran Canaria. Por aquí pasaría un tiempo Unamuno, quien quedó tan impresionado con este lugar que le dedicó parte de los textos que escribió durante su estancia en la isla. Así, para el escritor estas cumbres representaban una "tempestad petrificada". Una de las curiosidades que sorprende al viajero son las casas-cueva en la ladera de la caldera del Tejeda, donde vive una parte importante de los vecinos de Artenara. ¿La otra? La cantidad de senderos y caminos reales en medio del bosque que salen o cruzan este municipio: el que lleva a La Aldea pasando por La Montaña Alta; el que termina en la Cruz de Tejeda; el circular que sale de la Cruz de Acusa y regresa al mismo punto pasando por Las Hoyas, Lugarejos y Coruña... Una buena excusa para ponerse las botas y hacer camino.

Barlovento

Famoso por sus antiguos conos volcánicos, Barlovento también tiene otros encantos que mostrar a los que quieran algo más que playas. Ubicado a casi 600 metros sobre el nivel del mar, este municipio palmero está rodeado de bosques en los que se puede encontrar laurisilva, pinar y también viñátigos siguiendo las pistas habilitadas para ello. Desde el año pasado celebra además la carrera de montaña llamada Tagaragre Trail, con varias rutas para todas las edades y condiciones físicas. Una buena ocasión para medir fuerzas disfrutando de naturaleza en estado puro.

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