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¿Darse un chapuzón en un río urbano? En Berlín quieren hacerlo realidad

Uno de los participantes en el Flussbad de Berlín.

Fundada en noviembre de 2012, esta iniciativa aspira a dar un uso “concreto al agua del río” berlinés para “restaurar su integridad ecológica”, “conectar centralidad urbana y naturaleza” y “fortalecer la conexión entre presente y pasado” de la ciudad, según los términos de sus responsables.

Los partidarios de esta iniciativa quieren poner a disposición de los bañistas unos setecientos metros de la orilla del este de la célebre isla de los museos. Por ahí navegan a diario decenas de barcos que pasean a centenares de turistas por el centro de la capital germana. Este trasiego, desde luego, contribuye a que sean altos los niveles de contaminación del agua. Al menos, son lo suficientemente altos como para que sea necesario recuperarse con varios días en la cama tras haberse dado un buen chapuzón en esas aguas. Esto fue necesario, de hecho, para alguno de los deportistas de la competición en la que participaron 89 nadadores organizada por Flussbad Berlin este verano, la Copa Flussbad.

Urge purificar el agua antes de convertir el río en zona de baño.

Urge pues purificar ese agua si se quiere convertir el Spree en un río apto para el baño. En Flussbad Berlin no viven ajenos a esta exigencia. De ahí que el presupuesto que la asociación está engordando dé cuenta de que hará falta mucho dinero para llevar a buen puerto el proyecto. Casi nueve millones de euros atesora ya la organización, en cuyos planes figura obviamente limpiar parte del agua del Spree, algo que contribuiría en la aplicación de la Directiva Marco del Agua de la Unión Europea, que obliga a una “inmediata mejora de las aguas superficiales” del Viejo Continente, recuerdan en Flussbad Berlin.

El proyecto

Un sistema de filtrado basado en la repoblación con vegetación y un fondo de arena en una zona previa a la destinada al baño permitiría, según los planes de la asociación, purificar el agua. Los planes los han ideado Tim y Jan Edler, dos hermanos que trabajan juntos en la firma de arquitectura y diseño Realites:United. “El proyecto está destinado a dar un impulso de vitalidad al centro histórico”, a través de una “disminución de esa división mental que existe entre el Berlin de diario y el Berlin público que pertenece casi exclusivamente a los turistas y a las agencias federales”, dicen en la compañía, que tiene su sede en el barrio de Kreuzberg, a dos pasos del río.

"La viabilidad del proyecto aún tiene que comprobarse".

En Realities:United han dado forma a una idea que los hermanos Edler gestaron en los años noventa. Técnicamente, Tim y Jan Edler han concebido la que reivindican como “la mayor piscina del mundo”, aunque también un innegable activo para el “márquetin global” de Berlín. De llevarse a cabo, el proyecto estaría listo para 2019, según las cuentas que manejan en Realites:United. Pero no hay pocas trabas. La ingente cantidad de dinero que se necesita para hacerlo realidad parece la más importante, aunque hay más. “La viabilidad del proyecto aún tiene que comprobarse” y “aún tiene que hablarse muchas cosas”, reconoce para Marabilias Barbara Schindler, responsable de comunicación de Flussbad Berlin.

Aun así, el proyecto cuenta con un apoyo institucional importante a nivel político y financiero, como demuestran las ayudas recibidas del Ministerio de Medioambiente y del área para el Desarrollo Urbano del Gobierno regional de Berlín. Además, Flussbad Berlin cuenta con un bloque de 200 personas que están cofinanciando el proyecto. De ahí que Schindler confíe en verlo hecho realidad en “un futuro cercano”. Desde la Flussbad Berlin han logrado unir a no pocas personalidades. Entre ecologistas, ambientalistas, arquitectos y diseñadores, también destaca la figura del diputado regional conservador Gottfried Ludewig, miembro de la Unión Cristiano Demócrata (CDU), el partido de la canciller Angela Merkel. A un conservador como él se le ha escuchado decir que la capital germana “debería tener la isla de los museos y el Flussbad para mostrar que somos una ciudad en la que ideas locas pueden hacerse realidad”.

Está por ver si eso ocurre. En 2005 el estudio canario AMP Arquitectos se llevó el premio de la asociación City Art Project de Berlín, que promueve el arte urbano y sus aplicaciones en la vida cotidiana, por idear una piscina dentro del Spree, al estilo de la piscina Joséphine Baker de París, que flota sobre las aguas del Sena, en el distrito número trece de la capital gala. Al parecer esa idea no era lo suficientemente loca. En 2015, los que se bañan en el Spree en el centro de Berlín siguen desafiando las normas de lo higiénico.

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