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Una ruta con mucho arte: las tres joyas del barroco cordobés

Parroquia de S.Mateo y Sagrario, en Lucena (Caminos de Pasión).

Llegó con el esplendor del siglo XVIII y arraigó con fuerza en estas tierras de intenso fervor religioso. Al calor del Barroco, los templos se recubrieron de decoración, las líneas rectas se quebraron, las columnas giraron y las capillas y los retablos se vieron invadidos por la luz y el color. El resultado fue una explosión de auténticas joyas que tuvieron su máxima expresión en estas tres localidades.

Priego de Córdoba, Cabra y Lucena forman el triángulo del Barroco cordobés. Tres bellos pueblos perdidos en la Sierra Subbética, entre campos alfombrados de olivos y abruptos picos de roca caliza. Pero recorrer estos parajes en el mismo centro geográfico de Andalucía supone mucho más que darse un baño de arte. Paseos por sus calles encaladas, una gastronomía exquisita con el mejor aceite de oliva y una Semana Santa declarada de Interés Turístico (por algo forman parte de la ruta Caminos de Pasión) aguardan también en este itinerario.

Priego de Córdoba, vistas de infarto

Es para muchos el pueblo más bonito de la provincia, con su blanco caserío encaramado a una loma desde donde se otea la sierra andaluza. Pero en su entramado monumental de casonas, mansiones y palacios, en su rico catálogo de iglesias y conventos, se esconde también el más valioso patrimonio barroco del sur español.

Hay que perderse por las callejuelas del Barrio de la Villa, entre balcones adornados de geranios y bajo el aroma a puchero que llega de sus casas. Pronto su trazado desemboca en el Balcón del Aldarve con su espectacular panorámica, y tras vueltas y revueltas, en la gran joya del Barroco: la Iglesia de la Asunción, cuya belleza explota en la capilla del Sagrario, que marcó un antes y un después en este estilo. Un conjunto de yesería donde la luz de la mañana potencia el más sutil juego de curvas y relieves.

La Ermita de la Aurora y las iglesias de San Pedro, San Juan de Dios y las Angustias completan un repertorio barroco que se expresa además en las casas señoriales que flaquean la calle Río. Luego está el castillo árabe, las Carnicerías Reales y la Fuente del Rey con sus esculturas mitológicas, todo un capricho manierista.

Cabra, entre la sierra y la huerta

Custodiada por cerros y manantiales, en esta localidad, conocida como la puerta de la Subbética y famosa por sus huertas en centro del municipio, también el Barroco dejó su preciosismo: en las parroquias de los Remedios y de Santo Domingo; en las iglesias de San Juan Bautista, de las Agustinas, de las Escolapias…

Pero especialmente, lo hizo en el bello conjunto de Asunción y Ángeles que, al estar construido sobre una mezquita, conserva su planta de cinco naves con sus columnas de mármol rojo extraídas de la Sierra de Cabra. Precisamente en este macizo que enmarca la localidad descansa su patrona, la Virgen de la Sierra, en una ermita de obligada visita. Como lo también lo es el paseo por el Barrio del Cerro, el recorrido por su castillo de los Condes de Cabra y los múltiples parques que encierran una bonita combinación de agua y verde.

Lucena y sus tres culturas

Que son la judía, la árabe y la cristiana, presentes en este crisol de civilizaciones desde tiempo inmemorial. Un legado que ha dejado huellas tan significativas como la necrópolis judía excavada más grande de la península o el Castillo del Moral (hoy el Museo Arqueológico y Etnográfico) en una de cuyas torres estuvo preso Boabdil.

El barroco cordobés también impregna las calles de Lucena en una miríada de iglesias: San Martín, San Juan Bautista, los Franciscanos…. Aunque su gran hito es el imponente sagrario de San Mateo, en la parroquia del mismo nombre. Una representación del cielo cargada de simbología en la que está considerada la catedral de la Subbética. También el palacio de los Condes de Santa Ana y el santuario de Mª Stma. de Araceli coronando la Sierra de Aras dan cuenta del paso de este arte que, sobre todo en la provincia de Córdoba, fue único y genuino. 

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