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Cultura

OK Go, una banda en la que lo que importa (y sorprende) son los vídeos y no la música

Imagen promocional del grupo Ok Go.

Lo que no es tan normal es encontrar un grupo que sea más conocido por sus vídeos que por sus cualidades musicales. Pero existe. Pocos esperarán de los americanos OK Go el nuevo single, el nuevo disco o la nueva canción. Pero la inminencia del estreno de un nuevo vídeo de este cuarteto de Chicago crea algo más que expectación. Su música es un pop indie que bebe buenos tragos de los años 80 y 90, pero que en la mayoría de las ocasiones resulta insulsa. Sus discos no venden grandes cifras, pero sus vídeos alcanzan millones de visionados.

Hace pocas semanas acaban de lanzar su nueva obra, The writing’s on the wall, todo un delirio de juegos visuales con sorprendentes resultados para el ojo humano.

Pero es que la imaginación es una de sus principales señas de identidad. Su primer gran éxito, Here it goes again, era una simple (o no tanto) coreografía ejecutada por ellos mismos sobre unas cintas de correr de gimnasio en una única toma. Sencillo, barato, pero impactante.

Siempre fueron conscientes de la importancia del vídeo y por ello comenzaron grabando sus propias cintas de manera casera. Su primer pelotazo viral era una casi estúpida danza en el jardín trasero de una de sus casas que corrió por internet como la pólvora.

Sin embargo son sus creaciones más espectaculares, las que precisan de grandes montajes siempre buscando la toma de cámara única, las que más llaman la atención. Como This too shall pass, donde una inmensa cadena de Rube Goldberg se pone en marcha con un simple movimiento desencadenando una acción en la que la inventiva es la estrella.

O como este viaje en coche para la canción Needing/Getting, donde los diferentes elementos de percusión y musicales son obtenidos del propio coche en movimiento.

Sea como fuere, lo suyo siempre ha sido jugar con una sencillez llena de imaginación. Lo de su música es otra cosa. Os dejamos como añadido cuatro vídeos más: All is not lost, una coreografía y un juego de espejos proporciona resultados sorprendentes; End love, nunca antes unos simples chándales de colores en un parque habían sido tan divertidos; White Knuckles, donde los perros son los protagonistas; y un vídeo alternativo de la canción ya comentada This too shall pass, con una banda musical marchando sobre un bosque con sorprendentes incorporaciones de músicos.

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