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Cultura

Un Peter Pan en paro vuelve a casa de sus padres

¿Por qué no crece Peter Pan? ¿Porque no puede o porque no quiere? Esa es la pregunta que se hace Lucía Miranda y el grupo teatral The Cross Border en Perdidos en Nunca Jamás, una obra que se ha estrenado este viernes en el Teatro Circo de Murcia y que llegará el próximo 27 de abril al Laboratorio de las Artes de Valladolid. Se trata de una pieza que propone una crítica a la España actual a la vez que invita a los espectadores a no perder le fe. En tiempos difíciles, también hay que creer en los cuentos de hadas.

Basada en el texto original del escocés James Matthew Barrie, esta adaptación recupera, a decir de la directora Lucía Miranda, elementos que el tiempo –y Walt Diney- han tergiversado. “En el texto de Barrie, Peter Pan no puede crecer, porque cuando vuelve a casa de su madre, se encuentra las ventanas cerradas y otro niño en su habitación, por eso vuelve a Nunca Jamás. Lo que hemos hecho es recuperar esa idea: Peter Pan no puede crecer porque el contexto no se lo permite. Tiene una madre, en este caso una madre patria, que no se lo permite”.

La segunda corrección que hace la adaptación de Cross Borders tiene que ver con quién protagoniza realmente esta historia.  “En el original, Wendy es la que lleva el peso dramático. Ella es la protagonista”, explica Miranda sobre una versión que se atreve a la lectura de género y lleva la historia un paso más: “En este Peter Pan,  Wendy es una periodista, que está muy perdida y confundida. Ha perdido su trabajo y ha tenido que volver a sus 30 años a casa de sus padres”.

La obra se desarrolla justo antes de que Wendy coja un avión en la T4. En medio de una escenografía hecha de basura reciclada, Perdidos en Nunca Jamás  busca “recomponer la España obsoleta en la que vivimos para imaginarnos cómo podía ser”. Se trata, en palabras de su directora, de una forma de salir al encuentro de la palabra generación perdida. “Es nuestro intento de que nos veáis crecer. Sí, venga, vednos crecer”, dice Miranda.

Convencida de que el teatro debe funcionar como una “herramienta de cambio social”, Lucía Miranda continúa desde su compañía y escuela de teatro, una línea dramatúrgica afín a los temas políticos, sociales, humanos. Ya lo hizo en el año 2010 con el montaje De Fuente Ovejuna a Ciudad Juárez, basado en el clásico de Lope de Vega. Esta coproducción con el Thalia Spanish Theatre de Nueva York se estrenó en Estados Unidos y España y fue reconocida con la mención especial del jurado en el Festival de Almagro Off. A ésa siguió ¿Qué hacemos con la abuela?, una pieza que plantea la otra cara del Alzheimer: la que afecta a las personas que están alrededor del enfermo.

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