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Cultura

Jesús Franco: Aclamado por Roger Corman, Fritz Lang, Tarantino y la Humanidad… lo demonizó el Vaticano

En este país llamado España haces más de un par de cosas y entras en barrena en el punto de mira de la insidia. Tío Jesse ha estado en más de 250 películas con más de 7 nacionalidades y como técnico en otra tanta docena de especialidades. La Fundación Autor de una renovada SGAE ha hecho una selección para esta muestra de cine de corte experimental y auto producido, como homenaje al impulso de los creadores audiovisuales por llevar a cabo sus ideas aún a costa de la precariedad o de la exclusión. Agrupados aparecen Stanley Kubrik ("Fear & Desire"), Jordi Grau ("Acteón" y "Contestatarios: Poemágenes"), Jean Cocteau (“Orfeo”) a Pere Portabella ("Vampyr-Cuadécuc") o David Lynch (“Cabeza Borradora“), con otras piezas de George Lucas ("THX-1138") y títulos como "Me enveneno de azules" (Paco Regueiro) y "La reina Isabel en persona" de Rafael Gordon. Y en ese grupo de "locos" (a pesar de ese ictus que se le produjo el pasado martes), está Jesús Franco, con su "El Conde Drácula" protagonizada por Christopher Lee y Klaus Kinski, uno de los largometrajes más reconocidos del cineasta más innovador. Con todo y con eso su exhibición fue prohibida en España, y no se estrenó hasta hace un lustro.

Háganme caso, déjense guiar y lean, memoricen o den un pantallazo para fijarlo en su tableta o el smartphone (lo único inteligente que queda); sitúen el recorte -si es que lo imprimen- en su cartera estos datos para unas lecciones magistrales de urgencia en su entorno, como un desparrame de conocimiento en las típicas charletas entre cañas, gin-tonics, dry-martinis o gimlets en encuentros concertados. Quedarán calificados como grandes conocedores del imprescindible cineasta del renacimiento y eruditos de este genio-orquesta.

Antes de imprescindible del cine y friky del cine español e internacional -a los 6 años- ya compuso piezas de piano, guiado por su hermano Enrique Franco, tras su instrucción en el Conservatorio del Teatro Real, sus otras cosas en el Instituto San Isidro y su carrera de Derecho. “Mis recuerdos caben en una maleta“, decía, pero no es verdad. Nacido en una familia de la alta burguesía madrileña hace 82 años; influye bastante en sus sobrinos Miguel Marías y Ricardo Franco. Disfruta la bohemia antes de viajar a París arrebatado por el jazz y los aires de libertad. Ingresa en el Instituto de Investigaciones y Experiencias Cinematográficas (IIEC), y permanece dos años, mientras escribe novelas policíacas con el seudónimo de David Khunne. Compagina trabajos como director y actor de teatro durante esta época, además de dedicarse a tocar jazz en clubes de Madrid y Barcelona y, más tarde, en Francia y Bélgica.

Uno de sus ayudantes lo describe muy bien en su documental "Jesús Franco. Manera de vivir", dirigido en 2007 por Kike Mesa. Su primer largo Tenemos 18 años, con Antonio Ozores y Terele Pávez en 1959, pero no es hasta 1962, con la famosa Gritos en la noche, cuando consigue un cierto éxito. Al Pereira vs Alligator Ladies es su última filme, testimonio cinematográfico de una carrera mega prolífica. Lina Romay, actriz, esposa y musa del cineasta, murió hace dos años. Director, actor, guionista, compositor, productor y montador, trabajó exiliado en Francia, Alemania, Suiza, Portugal, Italia, Estados Unidos. Responsable de la Segunda Unidad de rodaje de Orson Welles (“Campanadas a Medianoche“, “La Isla Del Tesoro“, “Don Quijote“), El hombre que viajaba despacito, Muerte de un ciclista, El Coyote, Cómicos, con Bardem, León Klimovsky, Luis Saslavsky, Fernando Soler, Joaquín Luis Romero Marchent y Luis García Berlanga, entre otros. En Ágata Films (de José Luis Dibildos y Laura Valenzuela) como guionista y representante. La muerte silba un blues, La mano de un hombre muerto y Rififí en la ciudad.

Además aclamado por fans del género de terror (Christopher Lee), exquisitos del expresionismo alemán (Fritz Lang) y, directamente, brutales y góticas películas porno que cultivaba con bastante frecuencia, deliciosas tanto para Quentin Tarantino como para Russ Meyer. Su mayor gloria (aparte del homenaje en Nueva York de manos del mismísimo Roger Corman y la reivindicación general de su obra) fue cuando conocido y reconocido fuera de las fronteras “El Vaticano, sí. Me declaró director más peligroso, a Buñuel y a mí... ¡Es un placer estar al lado de don Luis Buñuel!”. Al argentino Francisco hoy no le hubiera fallado el departamento de marketing.

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