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Cultura

Una canción de 24 horas: ¿hay límite en la música?

Corcobado (javiercorcobado.es).

Bajo el título de Canción de amor de un día, el músico, nacido en Alemania, hijo de emigrantes españoles y criado en Madrid, propone un recorrido creativo por los entresijos del amor a lomos de diferentes texturas musicales, abarcando los vaivenes emocionales que cualquiera puede sentir durante 24 horas.

Para ello ha contado con una larga lista de invitados, entre los que cabe destacar a grupos actuales como Vetusta Morla, Clovis o Mursego. También participan activistas de los sonidos más tecnificados de los años 80 como Aviador Dro o Esplendor Geométrico, y voces tan cualificadas como las de Julio de la Rosa o Cristina Lliso, entre otros.

Javier Corcobado comenzó su carrera musical a mediados de los años 80 en Madrid, siempre al frente de bandas que caminaban por los márgenes de la comercialidad pero con arriesgadas propuestas musicales, como 429 Engaños, Mar Otra Vez y Demonios Tus Ojos, para posteriormente emprender una aventura en solitario, acompañado de Los Chatarreros de Sangre y Cielo, e iniciarse como poeta y novelista, residiendo durante una temporada en México, donde es un autor de culto.

Canciones largas como días

Pero a pesar de lo inusitado de la propuesta, no es la primera vez que se intenta algo en principio tan descabellado. La historia de la música rock está llena de canciones que van mucho más allá de los estándares que establecerían una duración de entre 2-5 minutos como el tiempo óptimo para contar una historia. Desde la hora larga que alcanzaron grupos como Dream Theater, a los tres cuartos de hora de alguna canción de Jethro Tull o la media hora que en más de una ocasión emplearon grupos como Pink Floyd, King Crimson o Yes.

Incluso el último disco de Neil Young, publicado este mismo año, se abre con Driftin’ Back, que va más allá de los 27 minutos. Podríamos considerar también en este grupo la última actuación en el Museo de Arte Contemporáneo de Nueva York de la banda The National, estrellas en el firmamento del indie-rock, que repitieron sin pausa durante seis horas su canción Sorrow como complemento a una instalación del artista islandés Ragnar Kjartansson.

Pero la palma se la han llevado los americanos The Flaming Lips, siempre moviéndose en ese filo que separa la experimentación de la simple locura. En 2011 publicaron (en Internet, no hay otra manera de hacerlo) la canción Found a star on the ground, que duraba la friolera de 6 horas, pero que quedaba opacada por 7 Skies H3, publicada a finales de ese mismo año, y que esta vez, sí, duraba 24 horas. Si alguien tiene un “ratito” de 24 horas, puede escucharla a través de este enlace.

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