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Cultura

Equipaje literario para Semana Santa

Novela, ensayo, crónica, poesía... todo cabe en nuestra maleta literaria. (Foto: gtresonline)

Para quienes han trabajado hasta el miércoles, quedan por delante todavía cuatro días libres… para fundírselos en libros. Sí, el tiempo rebañado al día a día al fin da tregua para poder dedicarse simple y llanamente a eso: a leer. Aquellos que lo tengan claro, no hay problema: llevan ventaja. Para los que dudan, Marabilias ha preparado un equipaje de Semana Santa para lectores.

Distintas formas de mirar el agua, Julio Llamazares. El primero que entra en el bolso, sin duda, es Distintas formas de mirar el agua, la última novela de Julio Llamazares. La muerte del abuelo Domingo desencadena la narración que emprenden, juntas, las voces de los miembros de la familia. Reunidos al borde de una carretera, los nietos, los hijos y la viuda esparcen las cenizas de Domingo en el embalse sobre el Pantano de Porma, bajo el que permanece sepultado desde los años setenta el pueblo Vegamián, donde nació y donde quiso ser enterrado. Volver al lugar de origen, aunque ya no exista. "Mi abuelo, por lo que he oído, nunca volvió a hablar de este valle , ni de su pueblo, ni de los años en los que vivía aquí, pero eso no es la demostración de que se olvidó de ellos, sino, al contrario, de que recordarlos le producía dolor”, dice Daniel, uno de los 16 personajes de la familia. Hay relevo de una voz a otra, casi como una puesta en escena teatral: la misma tragedia contada 16 veces, por 16 personas, excepto la de Domingo. Desde las voces más viejas, las que recuerdan y sostienen una tradición, hasta la de los más jóvenes: aquellos cuyo impulso modifica y crea una nueva geografía en la que ellos no pueden sentirse extranjeros. El arco de voces es amplio, induce el contraste, el lugar nuevo que surge de la distancia entre unos y otros. Porque no existe una sola forma de mirar el agua en la superficie de un pantano que ahora sirve de espejo. Porque ningún lugar duele tanto como aquel al que lugar al que ya no se puede regresar.

Diario de un noctámbulo y Tiempo reversible, Francisco Umbral. La lectura de uno complementa al otro, porque en el primero –Diario de un noctámbulo- es posible leer al Francisco Umbral que comienza a despuntar  mientras Tiempo reversible (Círculo de Tiza) muestra al avezado columnista, al que entiende y ejecuta vida, literatura y periodismo  como una misma cosa. Pero, vamos por partes. Hace un par de meses –con tantas novedades editoriales parece que fue hace años-,  Planeta publicó en un mismo volumen las colaboraciones radiofónicas con las que un veinteañero Francisco Umbral debutó en la emisora 'La Voz de León'. Se trata de un total de 665 textos que habían permanecido inéditos hasta ahora y cuya lectura sorprende y emociona. La primera parte del libro lleva por título Buenas noches, el nombre de la sección que le fue asignada al autor de Trilogía de Madrid y en la que se suceden las bellas peroratas que Umbral dedicaba a sus oyentes para despedir el día. “Buenas noches, fracasado, hombre de corazón enronquecido…. Buenas noches, Baltasar, rey negro, oscura epifanía del mundo… Buenas noches, molino, braceador alzado en el paisaje de España … Buenas noches, corazón, rojo equilibrista que me salta en el pecho… ”. Escritas en el aire, sujetas en el lugar invisible que ocupan las voces en el dial, estas 320 páginas sobrecogen. Son  una celebración de la vocación, un abrazo apretado al idioma. Del otro lado está el magnífico volumen Tiempo reversible, publicado por Círculo de Tiza. Se trata de las mejores crónicas de Umbral -textos pertenecientes a Diario de un snob, Spleen de Madrid y Los placeres y los días-, precedidas además de un soberbio prólogo de Antonio Lucas, quien parece dispuesto a competir con la voz de Umbral, a declararse heredero de su prosa plástica, perfecta para comprimir el mundo en metáforas. La transición, Saritísima, la democracia filtrada en el gesto breve y hasta cívico de fumar, ir a comprar el pan como octosílabo... El mejor Umbral, editado con atención y amor. Un libro que fluye, que puede ser leído varias veces hasta la saciedad... y sin embargo, nunca habremos dado con todas sus complejas y hermosas aristas; las del genio y las del el lenguaje.

Desaprendizajes, J.M Caballero Bonald. Porque no sólo de narrativa vive el lector… Para los días del Santo tedio, nada mejor que este poemario en el que el Premio Cervantes 2012 interroga al lector con implacable recurrencia. Prodigioso abismo de la duda y descreimiento, Desaprendizajes (Seix Barral)  presenta noventa y un poemas en prosa que buscan desaprender lo mil veces repetido: la convención civil y las erratas de la historia. Un cuestionamiento a lo que la experiencia hace envejecer y vicia con redondeces y apaños… "Allí los años se escondían como si fueran grietas de maderas antiguas, mientras se acrecentaban esas carcomas insaciables que iban precipitando los derrumbes con la misma tenacidad que esgrimen los falsarios  para activar el trance de la defraudación. Pero aún tienes tiempo (aunque ya no haya tiempo) de impedir la acechante potencias de tantos subrepticios estorbos a la libertad”, escribe, inmenso, el poeta jerezano. Caballero Bonald es uno de los principales exponentes de la literatura española moderna. Ha escrito poesía, novela y ensayos, y ha sido ganador de prestigiosos galardones, como el premio Andalucía de las Letras en 1994, el XIII Premio de Poesía Iberoamericana Reina Sofía en 2004, el Premio Nacional de Letras en 2005, el Premio Nacional de Poesía 2008 o Premio Internacional de Poesía Federico García Lorca en 2009.

Entremeses, Miguel de Cervantes. No queda duda: de los aquí recomendados –y en cualquier lista que hagamos- éste es el mejor. Se trata de los Entremeses de Miguel de Cervantes. Esta nueva edición va acompañada de ilustraciones de ocho artistas que han querido ofrecer su visión sobre estas comedias breves, burlescas, críticas e inteligentes que retumban y resuenan con más actualidad, ironía, inteligencia y elegancia que nunca. No pretende ser una edición crítica, ni mucho menos, pero el resultado es sin duda de grandísima calidad, a pesar de que algunas decisiones puedan irritar al lector quisquilloso. Y el propio sello Dientes de perro explica la motivación de algunos aspectos de la edición. Al ser los Entremeses parte de la publicación Ocho comedias y ocho entremeses nuevos, nunca representados,  no se han  incluido los preliminares, el Prólogo al lector ni la dedicatoria al conde de Lemos, que pertenecen a toda la obra. El texto está basado en la edición de Florencio Sevilla Arroyo, que pone a disposición del público la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, “ con alguna variante y actualización”. En lo que a sustancia respecta, cervantes en estado puro, hilarante y contemporáneo, mordaz a más no poder.  Matrimonios infelices, pícaros, rufianes, cortesanas, personajes de armas y de letras, demonios, alcaldes corruptos, leones rampantes. Una sátira sobre la realidad social de aquella época que retumba en la orilla del presente con la fuerza ¡y belleza de las olas que rompen, invariables y únicas a la vez. Además… el bellísimo ejemplar se puede colgar en la pared después de leerlo. Goloso artefacto, mitad libro mitad objeto.

Los estómagos, Luna Miguel. Hay episodios con los que no se juega; voces de cuyo tono nunca saldremos ilesos; poemas que sirven, metálicos, para hacerse cortes en el pliegue de cualquier parte del alma. Éste es uno de esos casos. Que haya elegido el estómago, ese órgano expansivo y exagerado, que lo recibe todo y lo expulsa todo, es… quizá lo más elocuente. Con ese nombre, Los estómagos, la poeta y editora Luna Miguel presenta su quinto poemario, en esta ocasión publicado por La bella Varsovia. Personal hasta los tuétanos, estos versos podrían sin embargo ser el retrato de quienes no son ella. Sus versos, como la vida, rebañan la casquería del dolor, se dan festín en la lógica alimentaria de todo lo devora. Todo en sus páginas es vida: la que abandonaron algunos, la se extingue, la que se abre paso, la que se sobrepone a la pérdida, la que se desborda … “Los estómagos, es el hogar que ha sobrevivido sereno a la tempestad, un templo donde las leyes de la naturaleza siguen su curso: aquí la gaviota picotea las cuencas de los ojos del cordero que yace, el padre come carne, la araña atrapa a la cucaracha y le hace un vestido de huesos blancos, el cáncer común destroza al cuerpo porque la enfermedad anida en nuestros espejos”.

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