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Cultura

Demostrado científicamente, Dios existe

(Wikimedia-Commons con licencia CC BY SA 2.0).

Hay hogares en los que resulta propio de las fechas navideñas el dar explicaciones religiosas a los niños sobre las fiestas que se celebran, ya sea por el nacimiento del niño Jesús o por la venida de los Reyes Magos. A fin de cuentas, los más pequeños reciben, en origen, sus regalos de Navidad o del 6 de enero debido al nacimiento de Jesús, el “Niño Dios”. Sobre éste último, según ha explicado hace unos días el Papa Francisco: “la fe nos hace reconocer en ese Niño, nacido de la Virgen María, al verdadero Hijo de Dios, que por nosotros se hizo hombre".

Sin embargo, no sólo la fe permite ver a Dios. Tanto es así que algunos universitarios muy comprometidos con el saber científico llegan a Dios siendo ajenos a las virtudes teologales. Es más, Christoph Benzmüller, miembro del departamento de Matemáticas e Informática de la Universidad Libre de Berlín, ha presentado recientemente una investigación que demuestra la existencia de Dios. No es el Dios de la Santísima Trinidad, y, de hecho, comprender su existencia en términos científicos supone en gran medida olvidarse de las descripciones que dan del Altísimo las grandes religiones monoteístas.

Su trabajo sobre Dios, que no se publicó en su momento por temor a ser malinterpretado, no era incorrecto

“Formalización, mecanización y automatización de la prueba ontológica de la existencia de Dios de Kurt Gödel”, es el título del artículo que Christoph Benzmüller ha firmando junto a Bruno Woltzenlogel, investigador de la Universidad Técnica de Viena. En él, el punto de partida es el trabajo del austriaco Kurt Gödel (1906-1978), uno de los maestros de la lógica y de las matemáticas. Su apellido da nombre a la célebre entre científicos del ramo “argumentación ontológica de Gödel”, que aborda la existencia de Dios. “Lo hace por medios racionales”, en un ejercicio intelectual que presenta “una larga tradición filosófica que llega hasta San Anselmo e incluso Aristóteles”, dice a Marabilias el propio Benzmüller.

Para este investigador, el en su día muy creyente Gödel, con sus teoremas y axiomas expresados en ecuaciones matemáticas, llevó a su punto culminante un razonamiento que prueba la existencia de Dios. Según su argumentación, por definición, Dios es lo más grande que se puede concebir. Y si puede concebirse, es que existe. Algo así era lo que se venía proponiendo desde hace siglos en anteriores argumentaciones ontológicas, pero Gödel incorporó como prueba un modelo matemático sobre el cual han trabajado Benzmüller y Woltzenlogel. Ambos se han servido de programas informáticos para “demostrar que el argumento ontológico de Gödel puede formalizarse plenamente, verificarse e incluso automatizarse con un ordenador”, señala el investigador de la Universidad Libre de Berlín. En otras palabras, Gödel no estaba equivocado. Su trabajo sobre Dios, que no se publicó en su momento por temor a ser malinterpretado, no era incorrecto. 

La informática, el nuevo apoyo del pensamiento

En la prensa alemana se ha podido leer a raíz de la presentación del estudio de Benzmüller y Woltzenlogel que “Dios vive” o que “investigadores prueban la existencia de Dios con ordenadores”, de acuerdo con los titulares que han dado, respectivamente, los diarios Frankfurter Allgemeine Zeitung o Die Welt. Sin embargo, el mayor avance científico que plantea su trabajo no versa tanto sobre Dios – que también –, sino sobre cómo pensar apoyándose en la informática. “Nuestro trabajo lo que añade es una perspectiva nueva, esencialmente el poder hacer filosofía teórica apoyándose en ordenadores”, estima Benzmüller.

Ambos han invitado a que los filósofos empleen, en la búsqueda de respuestas a sus interrogantes, las nuevas tecnologías

Puede que, según cuenta Benzmüller, Woltzenlogel estuviera especialmente interesado en llevar a Brasil, su país natal, una versión plenamente formalizada de la prueba ontológica de Gödel escrita con papel y lápiz. Quería presentar ese escrito como regalo para un religioso que conoce allí. No obstante, lo que ambos han hecho es invitar a que los filósofos se empleen, en la búsqueda de respuestas a sus interrogantes, las nuevas tecnologías, aparcando los aperos del saber de toda la vida.

Si la existencia de Dios puede demostrarse en pocos segundos en un ordenador – Benzmüller y Woltzenlogel utilizaron, concretamente, un MacBook –, cabe preguntarse sobre el tipo de preguntas quedan por responder en este mundo. Y es que “gracias a Dios la pregunta más importante sobre el planeta está aclarada ahora”, según indicaba con sorna Philip Kovce, reportero del Frankfurter Allgemeine Zeitung, tras hacerse público el artículo de la pareja de investigadores. Sin embargo, para éstos y otros científicos, con su trabajo sobre el Dios de Gödel, en realidad, la ciencia no ha hecho más que dar un prometedor paso adelante.

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