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Cultura

George Orwell, la prueba de que el futuro ya estaba aquí

Este año se cumplen dos efemérides para un mismo autor. Los  64 años de la muerte de George Orwell en 1950 y tres décadas de la hipotética fecha que marca la que hoy se conoce como su obra capital: 1984, en cuyas páginas se refleja una sociedad dominada por el Estado. Aquella fue su denuncia contra los totalitarismos, una trama en la que la autoridad vigila, la prueba de que el futuro ya estaba aquí.

El poder icónico del Gran hermano creado por Orwell llegó hasta tal punto que el año pasado, cuando se dieron a conocer revelaciones de Snowden sobre la vigilancia y el control de las comunicaciones del Gobierno de EE UU, las ventas de 1984 se dispararon en Amazon. En 24 horas, alcanzaron un 7000%. Sólo quedaron 8 libros disponibles.

Originalmente titulada El último hombre en Europa, los editores prefirieron nombrar la que sería su novela más conocida con la cifra del año en el que transcurre -acaso demasiado remota- la pesadilla narrada por el inglés. Terminó de escribirla en 1948 y la publicó en 1949. Entonces ya tenía los pulmones corroídos por la tuberculosis que pocos meses después, el 21 de enero de 1950, a los 46 años, acabaría con él.

Tres años antes de la publicación de 1984, George Orwell escribió a Noel Willmett aspectos políticos que posteriormente se encontraron en esa novela. La carta, recogida en el libro George Orwell: A Life in Letters, ofrece a los lectores  algunas pistas sobre cuál era la visión que tenía de su tiempo y por qué escribió la que ha sido una de sus obras más celebradas y revisitadas.

 “Debo decir que creo, o temo, que tomando al mundo como un todo, estas cosas van en incremento. Hitler, sin duda, pronto desaparecerá, pero solo a expensas de fortalecer a (1) Stalin, (2), los multimillonarios anglo-americanos y (3) toda suerte de pequeños führers del tipo de de Gaulle. Todos los movimientos nacionales, en todos lados, incluso aquellos nacidos como resistencia a la dominación alemana, parecen adoptar formas no democráticas para agruparse a sí mismos en torno a un führer sobrehumano (Hitler, Stalin, Salazar, Franco, Gandhi, De Valera, son todos ejemplos varios) y siguen la teoría de que el fin justifica los medios. En todas partes del mundo los movimientos parecen ir en la dirección de las economías centralizadas que pueden “funcionar” en un sentido económico pero no están organizadas democráticamente, mismas que tienden a establecer un sistema de castas”.

Sabía Orwell de lo que hablaba. Como miembro del Partido Laborista Independiente se alistó para luchar en defensa de la II República durante la Guerra Civil española (1936-39), lo que inspiró su Homenaje a Cataluña, crónica de las luchas intestinas que minaron el bando republicano. Cuando llegó a Barcelona tenía 33 años. Había publicado ya cuatro novelas, era una especie de anarquista educado en el elitista colegio de Eton, también había sido policía en Birmania en los tiempos de la colonización, lavaplatos en el barrio Latino de París y había viajado al norte de Inglaterra para documentar la miseria de los mineros.

De todas aquellas experiencias, la que más huella dejó en su vida fue el paso por las trincheras españolas entre diciembre de 1936 y junio de 1937. “La guerra de España y otros acontecimientos ocurridos en 1936-1937 cambiaron las cosas, y desde entonces supe dónde me encontraba. Cada línea en serio que he escrito desde 1936 ha sido escrita, directa o indirectamente, contra el totalitarismo y a favor del socialismo democrático como yo lo entiendo”, escribió en 1946.

Ensayista de magnífica pluma, utilizó su prosa acaso con una intención clara de explicar todo cuanto había vivido: “Escribo porque hay alguna mentira que quiero desvelar, algún hecho sobre el que quiero llamar la atención (...). Pero no podría escribir un libro, ni tan siquiera un artículo largo, si no se tratara también una experiencia estética”, se lee en las líneas de su texto Por qué escribo. En ocasión de tan redondas efemérides, Ramdom House publica una amplia selección de ensayos -por primera vez  traducidos al español- en el que es posible rastrear el abanico completo de los intereses y pasiones del británico, desde la literatura a la política, pasando por la taza de té perfecta o por qué los libros son más caros de los cigarrillos.

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