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Cultura

Bibliopiscinas en España: Una ruta de tomo y lomo

La expresión 'recargar las pilas' tiene implicaciones poco inocentes

Brotan en verano y cuanto más calor, más las agradecen sus usuarios. Se trata de las bibliopiscinas, una iniciativa estival que ofrece lecturas para pequeños y jóvenes, en su mayoría, pero en las que los lectores  adultos consiguen más y mejores libros. En ellas es posible conseguir desde textos para hojear como comics, periódicos o revistas, hasta volúmenes de cuentos y novelas.

Una de las más antiguas comenzó en los años ochenta, exactamente en 1987, se trata de la Bibliopsicina de Peñaranda de Bracamonte (Salamanca), cuya oferta es tan completa que incorporó en 2010 un servicio de libros electrónicos y en el curso 2011-12, cinco tabletas con conexión wifi. Aunque sus usuarios suelen se principalmente niños, salta a la vista que aquí cualquiera puede conseguir qué leer.

También existen bibliotecas en las playas y piscinas repartidas por muchas ciudades o poblaciones de Andalucía, el País Vasco, las Baleares o Castilla la Mancha. Sin embargo, la comunidad autónoma que más tiene es Cataluña, donde más de 53 municipios ofrecen sus bibliotecas al aire libre. Les llaman bibliopiscinas o biblioplayas: hay 35 en Barcelona; 12, en Girona; 10, en Lleida; 2, en Tarragona, y 4 en Terres de l'Ebre. También existen los biblioparques.

Otras ciudades, aunque no se estrenan, sí han incorporado esta opción más recientemente. Este es el segundo año en el municipio de Lena, en Gijón, que ha habilitado las piscinas municipales de La Pola, otras en Murcia comenzaron unos siete años atrás. Se trata de una iniciativa del Ayuntamiento que lleva carritos repletos de libros a disposición de los usuarios de las instalaciones a las que los ciudadanos van a refrescarse y a nadar en Murcia Parque y en las pedanías de Aljucer, Alquerías, Corvera, Rincón de Seca, El Raal, La Ñora y Sangonera la Verde. Se calcula, al menos desde 2009, unos 5.000 usuarios.

Dependiendo del Ayuntamiento y de la biblioteca cambian las formas de préstamo. Por ejemplo, en Extremadura, para poder retirar un libro, hay que dejar a cambio una prenda. El año pasado, en San Roque,  más de 1.400 usuarios, la mayoría de entre 5 y 15 años, utilizaron este servicio, que suministró 4.000 ejemplares (la mayoría de ellos cuentos, cómics y libros de aventura).Este año se ha incorporado una más en La Granadilla.

En el País Vasco, el polideportivo de Usabal y también en las albercas de Urrtexu  han puesto en marcha por cuarto año la bibliopiscina de verano. Funciona desde las  15.00 hasta las 19.00 y finalizará con el fin de la temporada estival, el 24 de septiembre. Los interesados únicamente deben presentar la tarjeta de socio y en caso de no tenerla, hablar con el responsable. Antes de las 18.45 horas, los usuarios deben devolver el libro o revista en la caja roja del kiosco.

Madrid, que posee en cambio una nutrida red de bibliotecas tanto del Ayuntamiento como de la Comunidad, cuenta apenas con una de las tres bibliopisicinas municipales que tenía: se trata de la de Casa de Campo. Las de Francos Rodríguez y José María Cagigal ya no funcionan.  La Comunidad consideró que las necesidades de los lectores madrileños quedan lo suficientemente bien cubiertas con los bibliobuses, el bibliometro, el módulo LibroExpress y el servicio de Telebiblioteca.

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