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Cultura

Un DiCaprio íntegro para un Jay Gatsby enigmático

Quizá la crónica que hizo Francis Scott Fitzgerald sobre El gran Gatsby fuera tan correcta que es obra capital de la literatura estadounidense, obligatoria en cualquier instituto del país, que ya fue llevada al cine por Jack Clayton con Robert Redford y Mia Farrow en los 70, pero que ahora encaja de muy mala manera en el soporte del cine como una explosión visual y auditiva al servicio de emociones para la estética MTV. También en Secundaria (después del Junior High School) son clásicos la vida de Abraham Lincoln -y hasta Spielberg metió la gamba- o la más juvenil El Guardián Sobre El Centeno, también de obligada reflexión para cualquier candidato a psicópata o asesino en serie que se precie. Resumo, la enigmática y algo "marbellí" vida de Jay Gatsby nunca ha funcionado en el cine y ésta es otra de tantas. El libro que también enamora a Leo DiCaprio está escrito en tiempo presente y tiene varios puntos de vista según sea la edad del lector. Desde una de tantas historias de amor a la falta de identidad de un joven hecho a sí mismo y mandón de gallinero, famoso por sus fiestas de megapijos en casas art decó de Nueva York.

Jay Gatsby es un joven millonario con un pasado dudoso. No tiene enlaces con la sociedad que le rodea y nadie sabe cómo consiguió su fortuna. Algunos creen que la obtuvo vendiendo alcohol ilegalmente. También hay rumores de que se trata de un asesino a sueldo o un espía alemán de la Primera Guerra Mundial, o que quizás es un sobrino del kaiser Guillermo II de Alemania. De todas formas, y a pesar de las grandiosas fiestas que organiza, donde tolera a numerosos intrusos, es un hombre solitario. Todo lo que quiere realmente es revivir el pasado para reunirse con el amor de su vida, Daisy. Pero ella ahora está casada con el respetable millonario Tom Buchanan, con quien tiene una hija. Para Gatsby esto casi no es ningún problema para seguir con su amor hacia Daisy, y ella, sintiéndose atrapada y aburrida en su matrimonio, se ve halagada por la atención de Gatsby.

DiCaprio: ni bien, ni mal

Leonardo DiCaprio, de Los Angeles, California, y descendiente de italianos (su productora se llama Vía Apia) ya trabajó con Baz Luhrmann en la "reconstrucción" de otro clásico, Romeo + Julieta, la de Shakespeare, donde por vez primera hay ‘2 Julietas’ y primos, montescos y capuletos, conviven con bandas urbanas y macarras hip-hop de Miami. Ahora es todo una orgía para los seguidores de la dictadura de la Moda, pantalones con pinzas, camisas clásicas de seda con cuello corto y pasadores en las palas para la corbata y donde se aúpan diseños de Brooks Brothers y Miuccia Prada para el filme, parece todo condenado al revival. El fiestón corre por los cauces de lo anacrónico, es una sucursal de aquel Moulin Rouge (también de Luhrmann) dentro de la mansión de Gastby, donde se comunican sin prejuicios los felices años 20s con el hip hop a ritmo de Jaz Z o Beyoncé.

Pues no, no me gusta, no me pone. Es curioso que los mejores trabajos de DiCaprio siempre sean cuando no da vida a un personaje histórico. Las Vidas Ejemplares son como los libros de Historia: siempre están escritos por los vencedores y lo que parece verosímil no es nada riguroso. En mi opinión y criterio el hijo único de un artista de cómic underground italo-alemán y de una madre de ascendencia rusa y alemana, tiene una filmografía irregular, a pesar de premios y recaudaciones. Sin duda lo que me resulta peor es La Playa, Titanic, El aviador (película biográfica del excéntrico director de cine y pionero de la aviación Howard Hughes), Rápida y mortal, western de Sam Raimi en el que aparece junto a Gene Hackman, Sharon Stone y Russell Crowe. Mediocres son sus trabajos en el sorprendente filme de Clint Eastwood sobre J. Edgar Hoover, el controvertido primer director del FBI. Brillantes, inteligentes y estupendísimas son -tras su debut en la comedia de ciencia ficción y terror Critters 3- ¿A quién ama Gilbert Grape? como el hermano con discapacidad mental de Johnny Depp en una odisea cómica-trágica acerca de una disfuncional familia de Iowa, Diario de un rebelde, Diamante de sangre, Gangs of New York, el cameo en la sátira de Woody Allen Celebrity o Total Eclipse (relato novelado de la relación homosexual entre Arthur Rimbaud y Paul Verlaine).

El trío DiCaprio-Pitt-Clooney

A mí me apasiona la relación amistosa que tienen Leo DiCaprio, Brad Pitt y George Clooney. Leo tiene casa en un área de Los Angeles (Los Feliz) donde vive el alto standing de la comunidad armenia y los abogados más caros de la vecina Beverly Hills; además -y en Nueva York-. en el edificio Tribeca. un ático reconfortante. Una tercera y secreta morada está en lo que los actores emergentes denominan "el triángulo de los más listos". En una punta está Brad, George en la otra y la tercera, la del casi cuarentón de cara de niño. Sobre el mapa los vértices caen en un pueblito junto a San Remo (Italia), en una inmensa granja de lujo con colinas y un lago, a 60 kilómetros de Niza, Francia -donde dio a luz Angelina Jolie- y ese chalet inteligente con placas solares donde se refugian los tres nada más se monta la menor discusión con sus chicas. Ellas argumentan que "estamos seguras que se lo montan entre ellos y el que oficia de gallina clueca protectora es George".

Sea lo que fuere, en varios de esos akelarres nacieron o se animaron unos a otros para que fueran posibles Buenas Noches Y Buena Suerte para Clooney, la trilogía de la incomunicación mexicana (Babel) para Brad Pitt y el thriller psicológico Shutter Island, basada en la novela de Dennis Lehane junto a Ben Kingsley, Mark Buffalo y Michelle Williams, donde DiCaprio dio el OK a Martin Scorsese (cómo para negárselo) en el papel del alguacil Edward ‘Teddy’ Daniels, que investiga un centro psiquiátrico situado en la isla. La otra es la cinta de ciencia ficción Origen (Inception), dirigida y producida por Christopher Nolan, basada en la experiencia del sueño lúcido e incubación del sueño. DiCaprio hace de Dom Cobb, un ‘extractor’ que entra en los sueños de otros para obtener información. Cobb quiere volver a su antigua vida, a cambio de sembrar una idea en la mente de un objetivo corporativo. Leo estuvo “intrigado por el concepto de la noción de robar sueños y cómo este personaje va a abrir su mundo de sueños y al final afectar su vida real”.

¡Uf! Cómo me he quedado de bien. Sobre todo cuando ese Gran Gatsby -que no me gusta, salvo DiCaprio- inicie el Festival de Cannes el próximo día 17, fuera de concurso. Este certamen que no tendrá ninguna película española como viene siendo costumbre, pero es que a los franceses le gustan los actores muy raros y aquí la masa es devota de Cine de Birria donde se llevan la Palma de Oro Cateto a Babor, No Desearás al Vecino Del 5º y, la más actual, Vente a Alemania con el PP.

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