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Peugeot recupera el espíritu competitivo del mítico 205 T16

Con 105 CV y un carácter deportivo en sus venas nacía en 1984 el 205 GTi, antesala de toda una generación de pequeños deportivos que hoy, casi 30 años después, siguen en plena ebullición. Con el 208 GTi ya en la calle, Peugeot retoma la competición con un modelo, el 208 Pikes Peak, digo heredero del 205 Turbo 16, doble campeón del mundial de Rallyes en la década de los 80 y que generó toda una legión de admiradores. Pero la base de todos estos éxitos deportivos nace del propio 205 GTi, el máximo exponente de uno de los más exitosos utilitarios y que se convirtió en sus años de comercialización en uno de los deportivos más admirados.

Nació con 105 CV y acabó ofreciendo 130 CV en una época en la que el peso no llegaba siquiera a los mil kilos, lo que se traducía en unas prestaciones de infarto. Fruto de sus éxitos comerciales, Peugeot decidía abordar el Mundial de Rallyes con una versión, el 205 Turbo 16 —que llegó a alcanzar los 500 CV de potencia—, que a la postre le permitió lograr dos títulos mundiales de pilotos y otros dos de constructores. Un modelo que debutó en competición en 1984 con el Mundial ya comenzado, llegando a liderar las dos primeras pruebas en las que particpó, aunque la primera victoria llegaría poco después, en su tercer rallye, nada menos que el mítico 1000 Lagos de la mano de Ari Vatanen. Fue el inicio de una carrera de éxitos deportivos que duró dos temporadas, con 16 victorias, hasta que en 1987 Peugeot abandona el Mundial y busca nuevos retos en el Paris-Dakar.

Casi tres décadas después, Peugeot vuelve a iniciar un camino similar, poniendo en el mercado el 208 GTi, modelo que recupera el espíritu del original 205 GTi —ahora con 200 CV de potencia— y desarrollando de forma paralela el 208 Pikes Peak, un modelo que desarrolla más potencia que cualquier Fórmula 1 de la actualidad. Tiene 875 CV para similar cifra de peso, lo que le otorga una relación peso/potencia de 1 CV/kg, cifra mágica para poder abordar con éxito las fuertes aceleraciones necesarias en un recorrido, el de la mítica subida en cuesta Pikes Peak de Estados Unidos, en el que la velocidad oscila entre 50 y 240 km/h fruto de las 156 curvas que deben sortear y los 1.500 metros de desnivel desde la salida hasta la llegada.

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