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Zaldívar carga contra su enemiga Pantoja: “No sé si llamarla odio, rencor, asco...”

Zaldívar carga contra su enemiga Pantoja: “No sé si llamarla odio, rencor, asco...”

La ex mujer de Julián Muñoz ingresó en prisión el 27 de octubre de 2014 y fue condenada a dos años y medio de cárcel por blanqueo de capitales. Actualmente vive en un tercer grado: “Estoy libre los fines de semana y el miércoles durante el día. Estoy a la espera de que me llegue la libertad condicional, que digo yo que me llegará, como le llega a todo el mundo”.

Mayte recuerda el día que le notificaron su entrada en prisión: “Lo viví muy mal porque ya era una realidad y un sufrimiento muy grande. Pero fue más para los que estaban conmigo. Fue un palo muy duro para mis hijas, para mi pareja, mis hermanos y mis amigos. Eso me hizo estar muy triste hasta que llego a prisión”.

Del tiempo que ha pasado allí se ha acordado mucho de una persona, su enemiga íntima número uno, Isabel Pantoja, a la que prefiere no nombrar: “Tengo una espina clavada que no sé si llamarla odio, rencor, asco (porque pensarlo tanto me ha producido grima) pero que me ha llevado a la conclusión de que solamente tengo un enemigo en mi vida. Tiene su nombre y apellido pero no me gusta pronunciarlo. Me causa un  malestar de estómago horroroso. Sigo pensando que es una persona gafe, que canta muy bien pero que es gafe”.

“Me gustaría que Pantoja sufriera por amor, yo creo que jamás ha conocido esa palabra”

La ex de Julián tiene dudas de que Pantoja haya pasado por la misma cárcel que ella: “Ni a ella le deseo la cárcel. Si es que ella ha pasado por la cárcel que he pasado yo, porque a mí me cuentan otras historias, pero quiero pensar que son leyendas”.

Mayte asegura que el dolor hacia Pantoja es sólo por amor, que no le guarda rencor ni le desea “ningún mal aunque la gente pueda pensar lo contrario. A mí solamente me gustaría que ella sufriese por amor, porque ella nunca lo ha hecho. Si una sola vez hubiese sufrido por amor, hubiese sido incapaz de hacer sufrir a nadie por ello. Y yo creo que ese ser humano no ha conocido jamás la palabra amor. No sé si la vida le dará otra oportunidad para que lo conozca y pase a ser mejor persona de lo que es. Eso sí, sin quitar la culpa al personaje principal de esta historia”.

Pero sí le culpa de la dimensión que alcanzó todo: “Si esa persona no entra como un elefante en una cacharrería, cerrando zapaterías y abriendo restaurantes y haciendo tantas barbaridades como se hicieron, pienso que no hubiese llegado todo a la magnitud que llegó. La culpo de la magnitud a la que llegaron las cosas”. Si hay algo de lo que se arrepiente es de haber abierto tanto su corazón a personas que no se lo merecían y por creer que todo el mundo es igual que ella.

Si no hubiera aparecido Pantoja, Mayte cree que seguiría casada con Julián y sería alcalde de Marbella

Sin embargo no tiene dudas de que si Pantoja no se hubiera interpuesto en su camino, seguiría casada con Julián: “Mi matrimonio hubiese llegado más lejos. Julián estaría mejor de salud y con eso no es que esté culpando a nadie, me refiero a las situaciones por las que ha pasado, que le han mermado la salud. Él siempre me decía una frase que a mí no me gustaba nada pero que hoy se la digo yo a él: que cada palo aguante su vela…. Yo he llegado a pensar que seríamos un matrimonio normal, rodeados de nuestros amigos normales y te voy a decir la barbaridad más grande que vas a escuchar y no sé si la voy a repetir, pero posiblemente sería alcalde de este pueblo. Porque él se equivocó”.

Según Mayte el cambio de actitud que tuvo como alcalde y las consiguientes condenas le vinieron por estar ya con Pantoja: “Ese ánimo de lucro, esas barbaridades que hizo no las hacía el Julián Muñoz que estaba casado conmigo… Yo me fui de mi casa el 6 de abril de 2003 pero yo me acuerdo de la Navidad de 2002, que ya estaba esa señora en su vida y sigo manteniéndolo”.

Además explica: “Esa señora entró con un afán de poder horroroso. Me han contado personas muy cercanas a ellos que la que se sentaba en el sillón de la alcaldía era ella y que influía.

Mayte recuerda su paso por prisión y su pérdida de intimidad

También ha contado cómo fue su primer día en la cárcel: “Yo entré como gallina en corral ajeno. Era horrible. Estaba totalmente desubicada. Gracias a dios me encontré con profesionales muy humanos. Me sentí muy bien tratada… Me pusieron en la celda 21 con una señora que no hablaba español. Había dos literas muy pequeñas, más que camas parecían cunas grandes. La señora me ofreció una manzana, dos galletas… pero yo no tenía ganas de nada. Fue una noche muy larga”.

Para Mayte lo peor fue el perder su intimidad en la celda: “Había un baño muy pequeño en el que tienes un lavabo que parece una cacerola pequeñita, con unos grifos a los que tienes que dar golpes para que te salga el agua y un inodoro. No hay ducha. Hay un cubo con el que te acostumbras a asearte por la mañana y por la noche como puedes. Eso sí, no hay agua caliente. No hay calefacción, ni puedes traerla tú. Lo único que permiten en verano es un ventilador. Es duro el hecho de tener que compartir una intimidad que ni siquiera con tu pareja la compartes. Lo del baño al principio se hace muy duro, pero acabas acostumbrándote”.

Una de las cosas que asegura que se le quedará grabada para siempre en su cabeza es “una alarma horrible” que sonaba entre las siete y siete y media. Durante su estancia en prisión trató de mantenerse ocupada haciendo todas las actividades que había: “He hecho punto de cruz, he leído, he jugado mucho al parchís… Fui auxiliar de escuela con un profesor maravilloso… Hice un curso de peluquería, de salsa, zumba, talleres varios, pintura… Allí el reloj no avanza… Yo llamé a la celda ‘El rincón de pensar’ porque allí sí que no podías hacer otra cosa”.

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