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Las bragas de mercadillo de Terelu se airean 24 horas después de la emisión de ‘Criadas y señoras’

Las bragas de mercadillo de Terelu se airean en Las Campos

Las Campos son como el PP. Nadie las vota, pero consiguen un 18,7% de share. Al menos ese fue el exitoso dato que lograron tras un primer capítulo al que no le faltó polémica, aunque con el segundo, ‘La fábrica de la tele’ sabe muy bien que deben seguir con esa dinámica. 

Y es curioso, que el verdadero personaje revelación del docureality –María, la asistenta-, no haga aparición en este capítulo. Lo es precisamente porque Telecinco tuvo ‘la mala baba’ de emitir, la noche anterior, la película ‘Criadas y señoras’. No es broma. A quien se le ocurriera montar la parrilla televisiva de la semana en la cadena de Mediaset, solo puede ser catalogado de auténtico genio. 

No obstante, ¡da igual lo que hagan! Que las Campos enganchan. En esta segunda entrega, los que han montado la historia han jugado con los contrastes de la madre y de la hija. Mientras a la primera le encantan las compras caras –o carísimas-, la segunda nos enseña cómo se regatea a la hora de comprar bragas en un mercadillo. Y poco más podemos añadir a estas líneas, con tan claro ejemplo. 

María Teresa, muy preocupada por lo que puede suponer este espacio en su carrera, hace números, y aunque tras la primera entrega perdió los papeles y se puso muy nerviosa –incluso con el temido Jorge Javier Vázquez y su opinión al respecto-, se ha venido arriba a posteriori, gracias al apoyo de la audiencia. 

Y yo, sinceramente, he de reconocerlo. Tras una primera entrega delirante, hoy me pongo en la piel de una señora que hace lo que sea con tal de abordar las deudas de su hija con el fisco. Porque, no se equivoquen. Que Terelu esté gorda no es el problema -eso es solo consecuencia de una enfermedad que superó-. Pero que no sepa gestionar sus más de 9.000 euros mensuales de sueldo, es algo que preocupa. Y mucho. ¿A la primera de todas? A su madre, quien siempre pensando en su criatura, ha decidido abrir las puertas a los rincones más íntimos de su vida con la sincera intención de ayudarla. 

Esto solo demuestra una cosa. Que ni los cincuenta pares de zapatos de alta cuna que María Teresa exhibe, sirven para sacar a Terelu de su baja cama. Y quizá con este desesperado reality, lo consigan.

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