Quantcast

DolceVita

Manuel Díaz ‘El cordobés’ es hijo de Manuel Benítez en un 99% de probabilidades

Manuel Díaz es hijo de Manuel Benítez en un 99% de probabilidades

El torero de 47 años siempre quiso mantener una relación cordial con su padre. Pero, perdida toda esperanza con el paso de los años, con esta prueba de paternidad conseguida hoy, Manuel solo pretende defender el honor de su madre y reafirmar su propia identidad.

“¡Tiene el pelo como yo cuando era pequeño! Me cogió en brazos, luego dejó un reloj de oro y un fajo de billetes sobre mi faldón y se marchó. Yo tenía 15 meses, y solo una vez más en toda mi vida he vuelto a encontrarme frente a él”. Así relata Manuel Díaz su primer encuentro con quien considera su padre, Manuel Benítez ‘El Cordobés’, que siempre se ha negado a darle sus apellidos pese a que él defiende que es el primogénito de sus ocho hijos, pues nació en 1968, pocos meses antes que Maribel, la mayor de los cinco retoños que El Cordobés ha tenido con Martina Freysse, su única esposa.

Esta espina clavada hasta el día de hoy, ha hecho que Manuel Díaz ‘El cordobés’ quiera ser el mejor padre para sus hijos, “niños de campo”, según él. Y eso le ha hecho recordar su infancia. “Fui un malcriado porque me crie con mi abuela todo el año y fui a un colegio en Jaén”.

“Mi madre conoció a mi padre cuando se fue a trabajar a su casa de señora de la limpieza en Madrid”

Considera haber sido “un niño muy feliz”. “Tengo flashes de aquella época, nací en Madrid, me he criado en Sevilla y he vivido en Jaén, pero me siento andaluz totalmente e identificado con Córdoba que fue quien me adoptó y me dio la oportunidad de ser quien soy, y de Sevilla que me mimó”, contó cuando estuvo invitado en el programa de Bertín Osborne.

En En la tuya y en la mía, Manuel admitió más cosas de su pasado: “Mi madre conoció a mi padre cuando se fue a trabajar a su casa de señora de la limpieza en Madrid. Me decía que era muy feo pero que tenía algo. Empezó a salir con él, era un hombre con mucho poder y eso a los abuelos no les sentó muy bien, hasta que llegó embarazada y eso fue la hecatombe”. De hecho, este acontecimiento que marcó toda su vida fue también motivo para marcar su propio destino. “Empecé jugando a ser torero, porque quería ser mejor que mi padre, para proteger a mi madre, a los 13 años, y he llegado a ser torero por esa rebeldía. La fuerza más grande que hay es la fuerza de tu verdad. Para mí, mi corazón se movió para estar más cerca de él”, se sinceraba.

Pero, este desencuentro de toda una vida está a punto de llegar a su fin: un juez ha ordenado a Manuel Benítez que se someta a una prueba de paternidad tras la prueba del delito. Una servilleta de papel que dictamina la verdad que Díaz lleva persiguiendo toda su vida.

Ya no se pueden votar ni publicar comentarios en este artículo.