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Los bancos centrales acumulan oro para proteger sus reservas en divisas

Los bancos centrales de todo el mundo, en un contexto de tipos de interés reales negativos, buscan proteger sus reservas en divisas mediante una diversificación de las mismas en lingotes de oro. Las últimas estimaciones predicen que los bancos centrales han comprado a lo largo de este año entre 475 y 500 toneladas de oro.

La FED, el BCE, o el Banco de Inglaterra, entre otros, están implementando una política monetaria muy expansiva, bajando fuertemente los tipos de interés y, algunos, expandiendo la cantidad de dinero a través de la compra masiva de bonos y otros activos. Como consecuencia los grandes especuladores durante los últimos años invierten masivamente en oro, por un lado para protegerse frente a la inflación, y, por otro, como activo refugio ante una posible desestabilización del sistema monetario internacional.

Tipos de interés reales negativos y reservas de los bancos centrales

Los tipos de interés negativos se producen cuando la tasa de inflación, o IPC, es mayor que el tipo de interés actual. Si echamos una rápida ojeada a los siete países más desarrollados, el G-7, véase cuadro adjunto, se observa como los ciudadanos británicos soportan los tipos de interés reales más negativos (-4,5%), seguidos por los estadounidenses (-3,25%). Japón es el único país del G7 con una tasa de interés real positiva pero que apenas supera el cero por ciento.

Por el contrario, los países emergentes más relevantes tienen tipos de interés reales positivos en su mayoría. Sin embargo, dos de los más relevantes, China e India, poseen tasas de interés reales negativas alrededor del -2%.

Los inversores de esos países que han aparcado sus ahorros en efectivo e inversiones de menos riesgo, bonos del Tesoro y depósitos interbancarios, aunque preservan su capital, están en realidad perdiendo dinero debido a la inflación. Esta situación, si bien es complicada para cualquier inversor, para el banco central de un país con millones de dólares en reservas puede ser catastrófica.

Como consecuencia los bancos centrales de todo el mundo buscan protección mediante la diversificación de sus reservas de divisas en lingotes de oro. Las últimas estimaciones sugieren que los bancos centrales han comprado a lo largo de este año entre 475 y 500 toneladas de oro.

Crecimiento de la oferta monetaria global

Los Bancos Centrales mantendrán los tipos de interés reales en números rojos en un futuro inmediato, centrados básicamente en estimular el crecimiento y reducir el endeudamiento vía inflación. Pero además, algunos de ellos han implementando una política monetaria todavía más acomodaticia, incrementando fuertemente la base monetaria, y la cantidad de dinero al sistema.

Es muy probable que la flexibilización cuantitativa continúe en 2012. El Banco de Inglaterra y la FED ya iniciaron su expansión cuantitativa. Si bien muchos expertos creen que el BCE seguirá sus pasos, el Tratado de la Unión, en su artículo 123 lo prohíbe expresamente. Todo ello se ha traducido en que el incremento de la oferta monetaria global (M2), según datos de Bloomberg, haya sido el mayor en la última década, veáse gráfico adjunto.

La razón de esta actitud de los bancos centrales es muy sencilla: necesitan dinero. Ese dinero es necesario, por ejemplo, para rescatar a Europa, o, por otro lado, para financiar la estratosférica deuda de Estados Unidos superior a los 10 billones de dólares, pero tal dinero no existe. Por lo tanto tiene que ser creado mediante la impresión del mismo en cantidades masivas. La monetización de la deuda es un impuesto invisible sobre los ahorros, mucho más fácil de implementar, que, por ejemplo, aumentar los impuestos.

Como los bancos centrales aumentan la oferta monetaria, las monedas se devalúan. Se trata de una devaluación competitiva global como consecuencia del exceso de liquidez que se introduce en el sistema.

La trampa de la liquidez

La creencia de que un aumento en la oferta de dinero se traducirá en un aumento del PIB se basa en el supuesto de que la velocidad de circulación del dinero no disminuirá en proporción al aumento del mismo. Lamentablemente para los defensores de la "flexibilización cuantitativa", este supuesto no se da en los datos actuales - tanto en los EE.UU. como a nivel internacional - en particular bajo las tasas de interés cero.

En realidad nos encontramos en la trampa de la liquidez. La política monetaria es mucho menos eficaz en afectar a la actividad económica real (o nominal) de lo que los inversores piensan. El principal efecto de un cambio en la base monetaria es cambiar la velocidad monetaria y las tasas de interés a corto plazo. Sin embargo, una vez que a corto plazo caen las tasas de interés a cero, las expansiones adicionales en la base monetaria simplemente producen un colapso proporcional en la velocidad de circulación, es decir, el dinero no se mueve y por lo tanto no afecta a la actividad.

Estimular la inversión en activos de riesgo

En un contexto de tipos de interés reales negativos se incrementa la propensión al riesgo de los inversores. Ben Bernake, actual presidente de la Reserva Federal, y la mayoría de académicos, piensan que generando burbujas en los activos de riesgo se recuperará la actividad económica, por un lado a través del consumo, vía efecto riqueza, y por otro lado mediante un repunte de la inversión, a través de una mayor valoración bursátil.

Sin embargo otros economistas, encabezados por la Universidad de Stanford, sostienen que el ratio (Riqueza Neta/PIB) revierte siempre a la media, es decir, si el PIB no crece pero se generan burbujas de activos, al final la reversión se hace mediante una fuerte caída bursátil o de cualquiera activo de riesgo.

En este contexto el auténtico activo de riesgo que siempre sube es el oro. Por un lado, protege frente a la inflación. Por otro, sirve de activo refugio frente a una desestabilización del sistema monetario internacional.
 

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