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España

Los cabecillas del atentado de Hipercor saldrán en ocho años pese a ser condenados a 8.000 años de cárcel

La Justicia da la razón a Vozpópuli frente al etarra Troitiño y su heredera
Antonio Troitiño tras ser extraditado por Reino Unido.

Los principales responsables de la matanza que ETA perpetró hace 30 años, que provocó 21 muertos, cuatro de ellas niños, y causó heridas a otras cuarenta y cinco, en un Hipercor de Barcelona, comenzarán a salir de prisión en ocho años (2025), pese a que han sido condenados a penas que rondan los 8.000 años de cárcel. En 2014 sí abandonó la reclusión María Josefa Ernaga tras cumplir 27 años interna.

El Código Penal de 1973 impedía que cualquier recluso permaneciera en prisión más de tres décadas. Sin embargo, la Audiencia Nacional, que es el organismo español que se encarga de investigar las actividades terroristas, condenó a 790 años de cárcel al dirigente etarra Santiago Arróspide 'Santi Potros' sólo por ordenar el atentado de Hipercor, la mayor masacre de ETA. La sentencia fue confirmado por el Tribunal Supremo en julio de 2004.

Los magistrados acordaron también que se acumularan el resto de condenas del dirigente etarra en una sola. En total ha sido casi 3.000 años de cárcel, ya que 'Santi Potros' también fue considerado responsable de un atentado ejecutado el 19 de julio de 1986 en la Plaza de la República Dominicana, en el centro de Madrid, que provocó la muerte de 12 guardias civiles y heridas graves a otras 78 personas, 43 de ellas también agentes y 17 viandantes.

'Santi Potros' abandonó la cárcel tras anularse la Doctrina Parot, el 4 de diciembre de 2014, tras 24 años en prisión (10 en Francia y 14 en España). Después de obtener la libertad, este etarra volvió a ser detenido por orden del juez Fernando Andreu. Después fue condenado, siendo su fecha de excarcelación prevista para 2025. En la actualidad permanece en la prisión de Topas (Salamanca).

Antonio Troitiño

Por su parte, otro de los autores del atentado de Hipercor, Antonio Troitiño, que fue el que aparcó el Ford Sierra cargado de explosivos y líquido inflamable en los grandes almacenes Hipercor, fue condenado a 2.746 años de cárcel por un total de 22 asesinatos.

Troitiño, de 59 años y natural de Palencia, quedó en libertad el 13 de abril de 2011, y cuando la Audiencia Nacional ordenó de nuevo su detención, el etarra ya se había fugado a Londres. Desde entonces, las autoridades españolas han desarrollado una importante actividad judicial con Reino Unido, que ha acabado por traer a Troitiño a España por el delito de integración en organización armada.

Visita de las autoridades a la exposición sobre la masacre de Hipercor.

La Comisaría General de Información de la Policía acreditó con ayuda de la Policía británica que Troitiño se había integrado en las estructuras clandestinas de ETA para huir de la justicia española. En su fuga usó documentación falsa facilitada por la organización terrorista, según el Ministerio del Interior.

El etarra ingresó el pasado 8 de mayo en la cárcel de Soto del Real (Madrid). El juez español José de la Mata le acusa del delito de integración en organización terrorista, concretamente en el aparato logístico de ETA. La justicia española volverá a juzgarle, por lo que no hay una fecha estimada para su salida de la cárcel.

Rafael Caride Simón

El jefe del comando Barcelona, el gallego Rafael Caride Simón es uno de los etarras arrepentidos acogidos a la llamada "vía Nanclares". Sigue en prisión, y en los últimos años ha mantenido reuniones con las víctimas de Hipercor, en las que ha mostrado su arrepentimiento por matar a víctimas inocentes.

Caride Simón, que está en la cárcel desde 2000, fue sentenciado a 790 años de cárcel, no saldría hasta 2030. Cumplió la cuarta parte de su pena en 2007 y está clasificado en segundo grado desde 2010, por lo que ha disfrutado de numerosos permisos para salir de la cárcel. Caride Simón también mató a un civil, lo que supuso otros 95 años más de cárcel. En total acumuló 880 años de prisión.

María Josefa Ernaga, también condenada a 790 años de cárcel por la matanza de Hipercor, en la única de los condenados por la masacre de Barcelona que ya no está en la cárcel, de la que salió en diciembre de 2014 de la prisión de Jaén tras cumplir 27 años y medio de condena y como consecuencia de la anulación de la doctrina Parot. Ernaga, que fue una de las ejecutoras del atentado, ha rechazado cualquier actividad pública.

Además, en 1991 la Audiencia Nacional le impuso otros 142 años de cárcel por un atentado perpetrado también en 1987 en el puerto de esa ciudad en el que falleció un guardia civil, por lo que en total acumuló una pena de 932 años.

Junio de 1987

El 19 de junio de 1987, pasadas las cuatro de la tarde, los etarras hicieron estallar varios bidones cargados con treinta kilos de amonal, un explosivo muy potente, y cien litros de líquido inflamable que los terroristas del denominado comando Barcelona"de ETA habían escondido en el maletero de un coche, modelo Ford Sierra, en un Hipercor de la Ciudad Condal.

Los terroristas habían robado previamente el vehículo, y Troitiño estacionó en la primera planta del aparcamiento del centro comercial, que se convirtió en un auténtico infierno para las personas que se encontraban en el inmueble.

La potente explosión del coche bomba causó la peor masacre perpetrada por la banda terrorista ETA, que asesinó a 21 personas. La segunda fue la mencionada de República Dominicana, en la que también estuvo involucrado Troitiño.

Era la época del plomo, en la que el número de muertos anuales pasaba con frecuencia la cincuentena, pero que en 1980 llegó hasta los 93 ejecutados. La mayoría eran agentes de Policía y Guardias Civiles, pero también políticos y cualquier otro colectivo que molestara a los terroristas.

"Socializar el miedo"

ETA trató de “socializar el miedo”, lo que significaba que no sólo estuvieran temerosos los agentes de seguridad, que eran un objetivo claro, sino cualquier otra persona que se opusiera a las tesis independentistas.

Así, además de la violencia pura y dura, mientras los agentes tenían que por obligación a mirar los bajos de sus coches en busca de una bomba lapa, a los hijos de los policías los radicales les llamaban, de forma despectiva, txakurras (perros).

Sobre las tres de la tarde, uno de los miembros del comando etarra realizó tres llamadas desde cabinas telefónicas, comunicando en nombre de ETA que entre las 15.30 y las 15.40 horas tendría lugar una explosión en el Hipercor de la Avenida Meridiana de Barcelona.

Sin embargo, la inspección realizada por miembros de las Fuerzas de Seguridad y los vigilantes jurados del centro comercial no encontró nada sospechoso. Por eso los resposables de la seguridad consideraron que se trataba de una falsa alarma, como muchas que se producían de forma periódica en toda España, y decidieron no desalojar el edificio.

Minutos después, la explosión de la bomba escondida en el vehículo que habían robado los etarras abrió un cráter en el suelo del aparcamiento y un boquete en el techo, por los que pasó una ola de fuego que abrasó y asfixió a empleados y clientes.

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